¡Pompadour para Zoido!

12 Dic
LVMM
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Una pared con cuadros no es cultura. ¿O sí? No lo sé. Pero según la gente que manda por aquí lo es y mucho. Cultura es hacer museos. Cultura es pagar franquicias de museos a precio de oro. Cultura es pagar a gente para que venga a pintar cosas. Cultura es pagar para que digan que somos cultura. Poner pegatinas diciendo que somos cultura es en sí cultura. Hacer barrios de cultos es cultura. Decir en la tele que tenemos un barrio de cultura es cultura. Todo es cultura. ¡Todo! Presentar un cartel. ¡Cultura! Una entrevista para decir lo que vamos a hacer en un teatro aunque después no se haga. ¡Cultura! Un mercadillo medieval extraño –se podría llamar directamente mercadillo mierdeval y te ahorras un adjetivo- ¡Cultura! Feria de la tapa a la semana y por barrios. ¡Cultura! Usar a las personas mayores para actos pseudo culturales y decirles a quién hay que votar. ¡Cultura! Negar una proposición para que el Ayuntamiento ceda un ejemplar que cada libro que edita –tropecientos mil trillones de libros al año- a la asociación Más Libros Libres para que sea accesible gratuitamente para quien lo necesite. ¡Cultura!

Y así. Un sinfín de elementos que nos hacen ser a día de hoy, sin exagerar absolutamente nada, la capital mundial de la cultura. Somos el eje de los eruditos. Aquí no vienen los artistas importantes a exponer porque no pueden. Porque no llegan a nuestro nivel. Pero ojo. Sí que vienen al Soho a dejarse ver.

Sin ir más lejos, la semana pasada iba un servidor paseando por la zona y entre obra de arte y obra de arte me pude cruzar perfectamente con setenta y nueve artistas entre escultores, pintores, poetas y cantantes. Estamos en la pomada. Las cosas como son.

Pero claro. Podemos aplaudir como los tontos hasta que nos sangren las manos. Vitorear al que ha hecho que estas cosas sean posibles. Tirar cohetes. Hipotecar nuestras almas y entregarlas en blanco por traernos estos cacharritos culturales tan curiosos pero… ¿Y qué hay detrás de toda esta historia? ¿Cuánto cuesta o a cambio de qué viene a Málaga una sede del Centre Pompidou? ¿Es creíble que vengan hasta aquí a calzón quitado unos y otros a dejar sus marcas de repente?

No sé. Resulta en algunos momentos una situación realmente extraña. Rara. Curiosa y sospechosa. No se entiende que se invierta tanto en cultura prefabricada en la ciudad en la que la cultura real malvive a base de porquerías y casi en la clandestinidad. No se entiende que los más cultos e ilustrados seamos los que no permitimos que la gente cante en la calle o que un titiritero se gane la vida en una esquina. Suena extraño promover ciertas cosas que vienen dadas de la mano de aquéllos que mutilan obras de teatros en pueblos porque son tachadas de “inmorales”, que examinan a los que cantarán en el metro para darles o no el visto bueno o que prestan más atención a la espada y la mantilla de Juan Carlos Aragón que a las cosas realmente importantes o cruciales para la educación, formación y crecimiento cultural de los habitantes de una ciudad. Raro todo.

Pero dicho lo malo –o al menos lo inquietante- también viene lo bueno. Y lo bueno es el gran negocio que se está amasando. Porque Málaga está consiguiendo franquicias o segundos platos culturales pero de restaurantes muy caros. Porque tenemos un gran Museo Picasso. Porque tenemos una maravillosa Fundación y Casa natal –que no decaiga el envío de libros-. Porque el Thyssen comenzó con murmullos, dimes y diretes pero a día de hoy es un verdadero placer para cualquier malagueño atravesar unos muros y encontrarse con un recorrido por el diecinueve español sin moverte de tu tierra.

Porque el CAC es nivel. Es cultura real con una programación digna y con un director peculiar que, por el simple hecho de no ser una marioneta, ya gana peso y valor en nuestra ciudad.

Y tenemos La Térmica. El horno donde siempre se cuecen cosas. Donde burbujea Málaga bien trabajada y por muy poco. Baratito es para lo que hace.

Tenemos cosas. Variadas. Criticables todas. Algunas peores y otras mejores. Pero es cierto que estamos ganando en la parcelilla cultural de cara a la galería. Vamos cogiendo caché y empaque. Aunque sea a base de taco. Pero se nota. Se siente. Y se agradece.

Y es tal el murmullo cultural que hasta nuestro hermano mayor se ha girado por primera vez en mucho tiempo para mirarnos. Y su alcalde, Zoido, ha tenido que salir a apagar el fuego de su exigente ciudadanía al ver éstos que algo bueno se hacía y no era en su parcela. Nerviosismo. Ansiedad. La gente mareada. Y ha salido Juan Nacho y les ha dicho y repetido a sus conciudadanos que son mejores que nadie en el mundo. Que otros podrán tener cosas pero “Otras ciudades jamás tendrán lo que tiene Sevilla”.

Y es cierto. Mucho. Tanto hasta que duele. Porque hay cosas que son incomparables. Y en la gran mayoría –o al menos en muchas- salimos perdiendo los malagueños. Por nuestra historia. O por nuestra culpa. O por las dos. Pero no pasa nada. Porque por suerte los localismos son lo que las bellotas a los cochinos. Y en Andalucía al juego del “y yo más” solamente pueden jugar los caciques con el ganado más viejo. El joven ya no se deja engañar. Porque aquí no hay fronteras. Y si las hay están en Despeñaperros. Porque las Setas de Mayer son de los cordobeses. Y el festival Iberoamericano es también de la gente de Jerez. Y el eco del Falla suena en Almería. Y así hasta el infinito.

Eso sí, nosotros en Málaga ponemos a disposición del que quiera el museo de las Gemas, El Astoria, El Festival de series de televisión y las manos del que manda demoler casas del diecinueve en Las Lagunillas.

Oigan. Que no se enfade nadie. Que aquí tenemos un cubo precioso con cristales para llenarlo de cultura de esa que sale en la tele y repartira por toda Andalucía. Que nos van a traer un Pompadur de esos. Y para unir lazos, la primera tila que salga de allí será para el alcalde Zoido. Que está el caballero muy nervioso y ve fantasmas hasta donde no los hay. Ojalá superáramos a Sevilla en cosas. Ojalá. Pero va a ser que no.

Viva Málaga.

2 respuestas a «¡Pompadour para Zoido!»

  1. Yo sé que su modernidad huele a rancia, y siempre que puede atiza a todo lo que pueda conllevarla. Está claro que no le gusta Picasso, el pintor más influyente del mundo, si se habla de vanguardias, tampoco le gusta el “Soho”, que eso según usted, es un gastadineros, y le gusta más la rancia y decimonónica arquitectura del sevillano Anibal González que la modernista de nuestro gran arquitecto Strachan. En fin, que para usted, la cultura está exclusivamente en la Semana Santa, las palmas en los tablaos, el arte neohistoricista y la farándula rociera. Y desprecia todo atisbo de modernidad, que es lo que representa Málaga y su cultura, a la casposa cultura sevillana.

  2. Sevilla, ¿hermano mayor? ¿desde cuando? ¿nunca tendremos lo que Sevilla? Y… ¿y Sevilla tendrá lo que nosotros? Se te ve el plumero sevillano y rancio, rancio y sevillano. En Málaga se están haciendo proyectos muy respetables como El Soho, con gente honesta que no critica, trabaja por mejorar un barrio. También se han cometido auténticos atentados contra el patrimonio, como la “nueva” judería, pero Málaga sigue adelante, sin apoyos, sin hermanos mayores, sin la Junta. Me hace gracia que hables de indiferencia de Sevilla, claro, indiferencia es llevárselo calentito; poner a la venta el edificio de Correos y construir una faraónica sede en Santa Justa, eso sí que da rabia…Parece que no te duele, sólo te duele tu Semana Santa, y que no la toque nadie. Málaga tiene el empuje, la vitalidad y los arrojos de sostener una Junta de Andalucía que sólo agasaja a su “hija mayor”.

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