El bazar de las vergüenzas

17 Ene
LVMM

Resulta que el mercado de la Merced es un sitio fantástico en un lugar envidiable. Se trata de una plaza de abastos cubierta, céntrica pero con soplos de independencia y rodeada de núcleos potentes de gentes con estilos variopintos. Está en el centro y no. Está entre barrios humildes y no. Mezcla y disfruta.

A día de hoy este zoco se encuentra en una ruina relativa. Si entras en las galerías encontrarás muchos puestos cerrados que, con el tiempo, han ido haciendo que una zona del mercado quede completamente anulada. Como los perrillos chicos cuando tienen frío, los dueños de los puestos se han ido arrinconando para coger calor y para que la oferta esté junta. Todos a una. Y se nota. Junto a ellos se mantiene un supermercado. Algo normalito y que tiene una peculiaridad: No tiene pescadería ni carnicería ni frutería. Gente honesta. Comamos todos.

En el mercado de la Merced pasas de lo inhóspito de la zona del fondo a la alegría y el movimiento del inicio. Hay de todo y bueno. Puestos de verdura y fruta, pescado, carne, congelados…vamos… lo que viene siendo “una plasa” –lo raro sería que vendieran vergüenza al peso- Uy… Un puesto de vergüenza… ¡eso sería muy buena idea! Ahora lo comentamos.

La cuestión principal es que hay vida. Vida después de la muerte del lugar. Sí.  Vida agónica pero vida. La cafetería del mercado es la clave. Se llena de gente. Camareros gentiles y mucho meneo de aceiteras y periódicos –tienen la opinión de Málaga al servicio del cliente. ¡Ole!- Por allí pasa medio barrio. Los trabajadores de la zona, los vecinos, los funcionarios de la sede del distrito… Los ministros… uy perdón… ministros…quería decir concejales. Claro… como van con esos aires de Obamas pues uno se confunde… El resultado es bueno. La imagen clara y el mensaje evidente: Aquello funciona.

En las horas puntas el mercado tiene mucha vida. Están las señoras lentas con sus bolsas y sus andares emulando a Fraga –que en paz descanse el hombre- están los jubilados sentados en la puerta junto a una vieja báscula de cuando se pesaban las cosas de verdad… Está la juventud que sigue apostando por las cosas normales y está el comprador medio. El que habita en el norte de la zona centro y que acude a por conchas finas, jureles y caquis. Esa gente sigue yendo. Y lo hace aún estando las instalaciones hechas una soberana porquería. ¿Por qué será? Fácil: Necesitan un mercado.

¡Caramba! ¡Seguro que el aíto tiene la solución! Efectivamente. Las cabezas pensantes de Málaga han decidido tomar una medida sobre el asunto: Poner un supermercado grande. ¡Ole tú! Es curioso pero se repite one more time la historia… Aquí todo se soluciona con lo mismo. Mercadonas, cines y museos chungos.

El concejal equis ha tomado la determinación de comerse gran parte del mercado y regalárselo por dos duros a un gran empresón que pondrá un supermercado. De esos de pan congelado y sin gluten. De esos, de esos. Es evidente que están en una calle sin salida y la única solución es esa… Porque… ¿Qué otra cosa se puede poner en ese pedazo de superficie en todo el centro de Málaga? Nada… Solamente un supermercado. ¿Arreglar el mercado y limpiarlo de mugre para que la gente acuda? Qué va mujer. ¿Reconvertirlo en un lugar de puestos donde puedas comprar y comer a la vez en el mismo sitio? Qué va mujer. ¿Ampliar la oferta más allá del pescado y la fruta y meter puestos de otros ámbitos? Qué va mujer. ¿Convertirlo en un mercado de tarde que ofrezca a la capital la posibilidad de tener abierta una plaza a las diecinueve horas? Qué va mujer. ¿Echarlo abajo y hacer algo de uso público que enriquezca a una zona que llega a deprimirse y que cueste poquito? Qué va mujer. ¿Ubicar en el mercado una sala de conciertos privatizada y así no tenerla en un parking público siendo el hazmerreir del mundo entero? Qué va mujer. Qué va. Qué va.

Es mucho mejor lo otro. Meter un gran supermercado de esos de una cadena. De los grandes. Pero no piensen mal. ¿Qué interés puede tener un político en meter a una empresa privada en algo público? Pues nada. ¿Acaso alguna vez hemos visto casos de beneficio al rico con herramientas públicas para forrarse? Jamás de los jamases. Pero ya os digo que no. Que eso no es así. Que esto lo hacen por mejor. Por mejor para Málaga y para el barrio.

Y me resulta imposible pensar que alguien haya sido capaz de hacer esto por favores e intereses personales o de partido. Porque no me creo que alguien pueda dormir tranquilo siendo consciente que al poner el gran supermercado estarán llevando a la ruina a los grandes comercios de la zona. Porque con la gran cadena, la tienda de congelados dejará de poder vender. Porque la panadería perderá su clientela. Porque la tienda de ultramarinos con el nombre de la Virgen del Rocío dejará de existir. ¿Y de qué comerá esa gente? ¿Y de dónde sacará el dinero para poder ir al súper a comprar? Qué va, qué va. Ya os digo que no es así seguro. De serlo, el ideólogo de todo esto no podría cerrar los ojos.

La propuesta está hecha. Ya se ha publicado y por lo tanto, si se cuenta ahora, lleva cerrado desde hace meses. No queda más que esperar. Volver a ver cómo se revienta a los inocentes en los pocos barrios con vida que se mantienen en pie. Al final, el modus operandi viene a ser el mismo que con los edificios protegidos. Dejan que se hundan. Que se agrieten y se caigan a pedazos. Y cuando ya no se sostienen dicen: Ay, por seguridad y por mejor lo vamos a tirar. Y desaparece. Aquí pasa lo mismo. Un calco.

Para rematar, los responsables, han dejado que los puestos que hay se mantengan. Más de lo mismo. Se piensan que la gente cuando vea un filete a dos precios distintos seguro que se decanta por el caro. Piensan –que en realidad no- que la gente apostará por lo tradicional aún dándose de bruces con la apisonadora de los precios. Y más ahora. Mentirosos. Solamente espero que me guarden un puesto libre. Para vender vergüenza. Pero la dejará tirada de precio. Y la pregonaré. “¡Vergüenza regalá, regalá, regalá!”. Y pondré una oferta buenísima para los gestores de errores reiterados malacitanos.

Una vez más ya tenemos hoja de ruta. Una empresa privada se cuela en las arterias de nuestro centro. Y se comerá poco a poco todo a su alrededor. Se irá lo real. La esencia. Las albardillas, las tartas de cumple con fotos y las charlas en el mostrador. Todo fuera. Que manda el dinero. Tu dinero. Que se lo dan a otros.

En esta ciudad estamos dejando de ser ciudadanos para ser clientes.

Viva Málaga.

6 respuestas a «El bazar de las vergüenzas»

  1. No está mal el artículo pero, es mi opinión, deberías haber metido más el hacha. Todas éstas circunstancias ocurren cuando,no se tiene imaginación, o bien la que se posee, se destina a aplicar la ideología del gobierno de turno, que no es otra que la privatizacióin total y absoluta de todo lo que es factible de privatizar. Ni más ni menos.

  2. La idea de un mercado tradicional donde la gente va tranquila a comprar, yendo puesto por puesto y haciendo turno en cada uno es bonita, pero pasada de moda y desde luego la sociedad actual no se mueve a ese ritmo.
    Me encantaría ver un mercado ‘mixto’ como dices, con puestos tradicionales pero modernizados a la vez y puestos para pasar el rato tomando algo o comiendo, pero por favor, franquicias de comida a un euro ninguna, que ya hay de sobra en la ciudad.
    Saludos.

  3. Una mas, y van……..demostración de a lo que está llevandonos quienes tienen la obligación de administrar nuestros recursos. otra prueba mas de que para gobernar en este país hay que ser embustero, sinvergüenza y choriza, además de tener una cualificación superior al resto para dirigir y mandar. Vamos, que cualquiera no está capacitado para eso. Por eso hay que ser político de carrera. Es el futuro de este país, y de otros muchos.

  4. ¿Que supermercado van a poner ahí? Me suena más a ciencia ficción que a realidad, el echo es que el mercado está asqueroso, ya no van clientes, lo suyo es cerrarlo y abrir un gran supermercado, ojalá lo hagan.

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