Cinco de Enero

10 Ene
LVMM

El 27 de Diciembre del pasado año doce, el grupo municipal de Izquierda Unida -¡Rojos! ¡Masones! ¡Comunistas malos!- presentaba una moción de rechazo a la medida adoptada por el Ayuntamiento de contratar a una empresa para la organización y gestión de la Cabalgata de Reyes de hace diez días. Correcto.

La justificación de dicha moción no era otra que la defensa de la idea de que mejor hacerlo bien con lo que tenemos que buscar medidas más caras, privadas y que no aportan nada nuevo ni son el recopetín.

A la vista está que la cabalgata no fue nada del otro jueves. Aquello estuvo bien. Bonito. Normal. Y aunque las circunstancias no acompañaron y todo se vio afectado, es difícil creer que de lo visto a la mejor propuesta haya mucha diferencia. Queda clara la idea pues. Privatizar para nada es malo. Bueno, para la empresa fenomenal. Pero para el que paga regular.

La casualidad, la providencia o la Virgen de la Victoria hizo que fuera una empresa privada a la que se otorgara la organización de todo el evento por algo menos de 130.000 euros. Y encima, bendita suerte, se hizo mediante un procedimiento negociado sin publicidad y por lo tanto sin necesidad de ser publico mediante concurso. Lo que viene siendo a dedo.

A lo mejor se hizo por Whatsapp… Ya imagino la conversación:

-ola k ase.

-Nada, aquí. Viendo el tuiter.

-Oye la cabal quién la hace? Dámela tío…

-Los vecinos y las peñas esas…

-Pfff… Vale pero esto es lo último ya, eh? Ah y guarda varias carrozas para la Tere… XD

-Palabrita (L)

-Ahora te mandan el contrato.

-No hace falta. Tengo los de otras cosas así que es cambiar el numerito.

-Ok. Perfe

-Besis.

Fíjate qué sencillo. En un periquete todo solucionado. Pero desgraciadamente se van agotando los recursos municipales. Gota a gota. Contrato a contrato se deja de explotar nuestro patrimonio humano y los recursos propios con tal de beneficiar a la empresa privada. Y se hace por la sencilla razón de que ellos después recuperan la inversión a través de sus partidos políticos. Clarito como el agua. Y así nos va.

A día de hoy y con la crisis acuciante en la que vivimos, los grandes elementos para desviar el dinero público a manos privadas en Málaga son los museos – que se crean o se les compran cientos de miles de entradas para mantenerlos- la venta de suelo público sin que se note poniendo comercios y supermercados y por último la contratación de la misma empresa para todo. Siempre los mismos. Y todo ello se hace teniendo a gente e infraestructuras suficientes para realizar las mismas labores por mucho menos y en mejores condiciones.  Pero no conviene.

En el caso de la cabalgata de reyes no se quiere mejorar simple y llanamente porque no les da la gana. Hasta ahora han sido las asociaciones vecinales y las peñas las encargadas de organizarlo todo. ¿Resultado? Algo bueno tirando a normalito. Mejorable todo. Pero, al menos, el coste es limitado y el resultado va en consonancia.

Aunque si queremos mejorar y queremos la excelencia… ¿Por qué no buscar a los mejores?

¿Qué entidades manejan en Málaga mejor que nadie las cabalgatas? ¿Quiénes saben de organizar grandes caminatas de personas, grandes tronos, música, caballos y desfiles? ¿Quiénes? Sí hombre, sí… Los de los capirotes… Los del muro de San Julián.

Cofradías.

La cabalgata de los reyes magos debe estar en manos de las cofradías. No hay nadie en la ciudad que lo pueda hacer mejor. Hay que ser valientes y confiar en quien sabe. Preferiré mil veces un gran cortejo organizado por la Peña Trinitaria y la Expiración que por una empresa privada que subcontrata a una compañía de Olot o Cuenca para que paseen pintados por calle Larios.

¿Por qué no lo organizamos bien? Pues por lo de siempre. Desinterés. Falta de ganas de hacer las cosas bien y necesidad de devolver favores con dinero que no es tuyo. Deberían dimitir todos e ir en fila india a la mierda. Pero no sucederá. Por desgracia. Para nosotros.

El accidente desgarrador que dejó consternados a todos los malagueños la tarde del cinco de Enero hará, estoy convencido, que sean pocos los interesados en buscar el negocio en este evento. Nadie querrá correr el riesgo. La marca Cabalgata se ha emborronado. Y puede que sea el momento idóneo para proteger dicha fiesta. Para ponerle barreras. De esas que protejan. Pero no para que salten los chiquillos. Sino para que no entren de fuera para explotarla como negocio. No todo debe ser así. Basta.

Por desgracia, el suceso ocurrido en esa esquina de esa plaza, junto a esa fuente y en esas circunstancias hacen que este asunto pase a un segundo plano. Ahora no. No es momento de opiniones al respecto de la desgracia. No es momento de debates políticos vacíos ni de análisis moldeados a tu gusto. Ya habrá tiempo. Primero que se investigue. A fondo. Bien trabajado. Que ya castigaremos. O no. La mala suerte también existe.

Dios tenga a Miguel en su gloria.

Viva Málaga.

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