Pongámonos en situación: Grupo de personas. Adultas. Maduras. Responsables. Buenas. Sanas. Con sus familias. Con sus hijos y esas cosas. Se disponen a organizar una fiesta y quedan para planearla. “Venga, vamos a decidir qué ponemos de comer. ¿Jamón de bellota? Jamón de bellota. ¿Caña de lomo buena? Caña de lomo buena. ¿Ponemos unas gambas blancas? Gambas blancas de Huelva.” Y en esto que se levanta uno. Para destacar. El listo. El que de todo sabe y en realidad no sabe de nada y dice: “Para los niños ponemos mejor unos sándwiches de pan bimbo con mortadela que es lo que a ellos les gusta…¿no?”.
En ese momento, por desgracia, las demás personas que organizan la fiesta suelen quedarse calladas y no llevar la contraria al señor listillo, quedando en el país de los deseos la posibilidad de que uno de los niños presentes se dirigiese al caballero diciéndole: “Señor, que yo sea un niño no quiere decir que sea gilipollas así que, si le parece bien, yo me voy a comer el jamón y usted coge la mortadela y el pan bimbo, forma con ellos un canutillo y se lo mete todo por lo que viene siendo el… –palabras ilegibles imposibles de reproducir-.
Pues bien, algo parecido está sucediendo con la previa de la feria de Málaga un año más. One more time.
Al inicio de este nuevo mandato popular en el Ayuntamiento de Málaga, el Alcalde tuvo a bien poner a Damián Caneda como Concejal de Cultura. El caballero era de todo menos político y eso hace que pueda tomar decisiones positivas sin pensar tanto en la repercusión social que éstas puedan tener. Más de uno nos frotábamos las manos pues es, con gestores como él, con los que más puede avanzar más la cultura en Málaga.
En el tema de la feria, tras la porquería del año pasado el centro, Caneda tomó la palabra de recién llegado y dijo que la cosa iba a cambiar. Se escuchaban aplausos por las calles –los míos los primeros- pues ya soñábamos con una cosa digna y en condiciones para nuestra feria. Pero las medidas adoptadas son algo ambiguas. Algo extrañas pues queda todo en un peregrino stand by. Un cambio light.
La cuestión es que Caneda conoce claramente el origen de los problemas de la feria del centro: La chusma y beber en la calle. Ahí lo tienen. Sencillo. Y ha decidido cargárselos. ¿Pero de qué manera? Lo de beber lo elimina quitando las barras precarias que montaban muchos para vender alcoholes baratos al gentío acalorado. Pero sigue dejando esos chambaos propios de una feria de muestras en la plaza de la Constitución donde venderán vino y cerveza. Y se la beberán en la calle. Y, hasta donde yo sé, los chinos seguirán abriendo sus tiendas y por lo tanto abasteciendo de Caltojal fleskito a todo el que se acerque a ellas.
Ante esta situación probable el Ayuntamiento monta una feria medieval o pirata–total, ya sea pirata o medieval siempre venden quesos rancios, jabones y golosinas ecológicas que saben a cartón- en la plaza de la Merced. Ahí ya no habrá seguro botellón. Queda ahora por ver qué pasa con calle Alcazabilla y calle Císter donde el año pasado se celebraron gran parte de los eventos etílicos. Sea como fuere y teniendo en cuenta que la cosa está al caer, parece ser que el tema de beber en la calle está finiquitado. La gente a los bares. Ah.
Y ahora queda el otro problema. La chusma. El gentucerío ese que da mala imagen en feria.
Como es normal, Caneda quiere quitarlo pero no logro entender tampoco la forma de hacerlo. Y sobre todo lamento el pellizquito de valentía que falta a la hora de hacer las cosas de manera tajante. Ese pellizquito estoy convencido que existe, que lo tiene, pero que por circunstancias políticas no puede mantenerlo.
Para salvar este obstáculo, el Concejal ha decidido que “la juventud” se traslade al Perchel. Justo a la puerta de la iglesia de Santo Domingo y la Casa de Hermandad de la Congregación de Mena. Ahí, con unas lonas para que no se derritan los chaveas con el sol, pretende este buen señor que se trasladen todos los jóvenes para disfrutar de la feria del centro. Para ello cuenta con la colaboración de una empresa que hace cerveza y otra que tiene una radio que las 24 horas del día pone música de chunta-chunta. El plan parece tentador. Cinco de la tarde. El llano aquél con la plasta de calor, la música de las extintas y penosas fiestas del Carpena sonando a todo volumen y mucha cerveza a precios populares. Está clarísimo que la mayoría de la juventud es la feria que desea.
Y es en este punto en el que debemos regresar al chascarrillo del principio con el jamón y la mortadela. Amigos municipales, me surgen varias preguntas al respecto de dichas medidas: En primer lugar: ¿Qué entienden ustedes por juventud? Me juego el pescuezo a que ninguno de los responsables del Ayuntamiento manda a sus hijos y sobrinos al llano aquél a pasar la tarde. En segundo lugar ¿Qué diferencia hay entre poner a la chusma en un lado u otro? ¿Si se apuñalan en Santo Domingo la navajilla rebota por arte de magia? Y por último: ¿De dónde sacan que a la juventud lo que le gusta es eso? ¿Cuándo han visto a la gente más cercana a ustedes disfrutando de esa manera? ¿Por qué no importan sus vidas y lo que ustedes creen conveniente a la generalidad de la feria?
Ayer curiosamente el Concejal Caneda ponía en Twitter en relación a los cambios: “El objetivo es evitar el hacinamiento y el vandalismo”. Claro que sí Damián, qué mejor manera de evitar el hacinamiento que mandarlos a todos a un lugar acotado en ese Apartheid merdellón.
Cuando éramos niños y nuestras madres nos mandaban hacer la cama, nosotros lo hacíamos de dos maneras. Si no teníamos ganas, la hacíamos de forma fullera y lo que nos preocupaba es que pareciera que estaba bien hecha. Pero al acostarse se notaba. En cambio, si la hacías bien, y te molestabas en quitarlo todo y hacerla de nuevo, al acostarse, disfrutabas de una cama bien hecha.
Aquí está pasando lo mismo. Hasta que no reconozcan la realidad y asuman que todo no es bueno ni debe estar permitido ni promocionado no tendremos una buena feria. En Córdoba, Granada o Sevilla también hay gente joven. Sí, sí, la hay. La misma que aquí. Con los mismos genes. Y no suceden estas cosas.
La clave no está ordenar lo que hay. La clave está en saber qué hay, qué es salvable y qué no. Y empezar de nuevo.
Yo aún soy joven y cada vez que veo situaciones como las de Santo Domingo en feria me planteo por qué prostituyen el término con tal de camuflar una realidad.
Y me pregunto algo con lo que hoy acabo:
¿Por qué lo llamas juventud si quieres decir chusma?
Viva Málaga.
No se bebe en la calle. Y punto. Si es menor de edad se avisa a sus padres para que vengan a recogerlo y a pagar una multa por haber incumplido una norma que dicte el alcalde y se haga saber en radios, televisiones, periódicos y miles y miles de pasquines repartidos por la capital para que nadie pueda objetar desconocimiento. Y si es mayorcito, pues se le avisa una vez que no puede ir con el torso al desnudo ni bebiendo por la calle. Y a continuación, si persiste, la famosa multita de 300 euros, por ejemplo. Y fijo que ése, ése, ése no vuelve a quitarse la camisa ni beber en la calle. Eso sí, después dirán que Caneda y el alcalde que lo parió son ramas del mismo árbol. Pues bendito árbol, so mamón.
Está claro que a la Feria del Centro le hace falta un buen cambio, pero al César lo que es del César,y precisamente lo que se juntaba en las calles Císter y Alcazabilla era de todo menos merdelloneo, más bien pijerío. Quizá fuesen los hijos de «los responsables del ayuntamiento»… En cualquier caso te contradices, porque primero dices que «está clarísimo que la mayoría de la juventud es la feria que desea» (feria merdellona) y después te quejas de que «¿de dónde sacan que a la juventud lo que le gusta es eso?» (quizá lo saquen de ti). Por cierto, no entiendo el problema de los «chambaos» de la Pza. de la Constitución, ¿acaso preferirías casetitas con telas de rayas?
Un saludo.
Beatriz no me contradigo puesto que la frase «está clarísimo que esa es la feria que la juventud desea» está cargada hasta los topes de ironía. Lo digo queriendo decir lo contrario. La escribo más claro para que lo entiendas: «Sí claro…seguro que la feria que los jóvenes quieren es esa allí en Santo Domingo». ¿Me explico?
Con respecto a lo de calle Císter conozco el ambiente que hay bastante bien. Y sí, es más bien pijerío. Pijerío que por cierto y gracias al estilo y deformación de la feria parece de todo menos eso.
Y por último, con respecto a los chambaos de la plaza de la Constitución varias apreciaciones: Sí, son una porquería de cartón piedra y lonas de carpas de feria de muestra que muy lejos están de la categoría que Málaga merece. Y sí, también, son más bonitas las telas de rayas. Evidentemente tú lo dices, de manera ofensiva, intentando atacar con el clásico recurso de sevillano malo. No, yo soy de aquí. Y no me gustan esas carpas y tenderetes en la plaza principal de mi ciudad. Sí me gusta por ejemplo cómo lo monta desde el año pasado el café central dando una lección de saber comportarse. Fue, casualmente, el propietario de dicho café quien salió en defensa del decoro en nuestra feria prohibiendo los descamisados en sus locales.
En cualquier caso creo que te aclaro ambos comentarios. Lo primero no lo has entendido o yo no lo he expresado bien pues se trata de un comentario irónico.
Y en segundo lugar, no creo que lanzar comentarios al exterior es lo más beneficioso para la ciudad.
Mientras unos se mean en las dos calles decentes que tenemos y otro se dedica a defender lo indefendible haciendo alusiones vacías a Sevilla ¿Sabes quién sale perdiendo? Málaga. Que es mi tierra y supongo que la tuya.
Un saludo también.
La Feria de Málaga al Real.
Las ferias de muestras y productos al palacio de ferias.
Lo demas son inventos y pagos varios a servidores y estomagos agradecidos.
Por cierto haber si alguien encuentra un cartel de «Feria de Málaga» anterior a 1.961
Tranquilizaros catetos, que los malagueños con clase y sentimiento Andaluz, somos mas.