“-Vitoria…
-¿Qué quiere Manolo?
-Aquí no hay emblanco por ningún lao. Aquí lo que hay son colas y colas de persona.
-Yo qué sé padre. A mí me ha dicho mi comadre que hoy era nosequé del emblanco en el centro. Y digo pues será como lo de las sopas perotas de Álora o lo del ajoblanco de Almachar. No sé…como er pueblo pitufo pero to de emblanco. Con sus jureles y la cebolla flotando.
-O con chanquetes madre, porque antes se hacía el emblanco con chanquetes… pero vamos que yo te digo a ti que toa esta cola no es pa comé emblanco. Tú harme caso a mí…”
¡Oh noche en blanco malacitana! Plastas de personas tiradas a las calles. Con su ropa fresquita, su botellín de agua relleno de casa y dando chancletazos por el centro con el folleto en la mano.
Este año he podido vivirla de una manera distinta. No he participado de ella ni he visitado nada. No podía. Estaba en la boda de mi prima Sara Guirado. Una boda muy divertida porque se entremezclaban en el mismo día los eventos culturales, la manifestación indignada y el velo y los chaqués del enlace. Las tres cosas en pocos metros cuadrados.
Todos muy amables y progresistas en la mani. Muy enjoy yourself pero no le echaron una mano a la novia cuando se vio inmersa en mitad de la manifestación.
Todo parecía –a simple vista- solucionado por tratarse de gente progre. Si una novia camino de la iglesia se ve atascada por una manifa de gente guay y abierta lo que esperas es que el rastafari y la del megáfono digan: ¡Ey tia, espera que te ayudamos! Y le abran paso. Pues un mojón de pato. Allí se quedó la muchacha. Encajada entre tirantillas y consignas. No seré yo quien eche por tierra estas protestas pero he de decir que de categoría estuvieron cortitos con sifón.
En fin, que la ciudad estaba transformada. Todo a la calle. La gente y las cosas esas culturales. Es la noche en la que se prostituye el término. La fecha en la que hagas lo que hagas será permitido puesto que nadie dice nada por el “Vayasé que alguien piense que soy inculto”. Puedes ir en pijama por la calle con un mostachón colgado de la oreja que la gente pensará que es una performance. Puedes ponerte a pintar tomates en una pared con un rotulador carioca que la gente al pasar se detendrá, se tocará la barbilla y dirá: “Qué censibilidad tiene er shavea…”. Albedrío absoluto.
Evidentemente hay cosas y cosas. Yo haría una triple diferenciación en la noche en blanco. Tenemos por una parte la publicidad revestida de cultura. Lo de los capós de los coches y similares. Eso es mera publicidad tapada. De cultura lo justo. Seguidamente tenemos las actividades creadas ex profeso para esa noche. Ahí hay de todo. Porquerías gigantes y cosas muy chulas. Está el trabajo de Tecla Lumbreras o Lafont. Está la casa de Carol Betty Bundy y las cosas de Omar Janaan. Los trabajos de la escuela de arquitectura de Málaga o la performance folklórica de Javier Toro. Hubo cosas muy buenas que, casualmente, fueron las menos visitadas.
Y por último llegamos a la estrella de la noche. Aquello por lo que quiero reflexionar…los museos.
La cuestión es la siguiente: En Málaga tenemos varios museos. Grandecitos. Curiosos. Que tienen su aquél. Y baratos. Aquí la cultura es barata. Bien.
Pues en la noche en blanco todos están abiertos gratis. A cero euros. –“Fali por Dio! Llévame ar muceo picazo que nos sale de barde!”-.
Y así salen las estampas que salen… colas kilométricas a las puertas del Thyssen o del Picasso. Hasta en el del vidrio o el del vino… Da igual, como si fuera para un museo vacío –uy, de qué me suena esto…-
La gente mata por ir. Se pega hora y cuarto para ver los cuadros de la Tita sin pagar. Pero ¿Cómo lo hace? Pues a empujones, con un escándalo tremendo en las salas, su olorcito a humanidad y con prisa, con mucha prisa porque hay que ver cuarenta y tres cosas más.
No merece la pena pero lo hacen. No se disfruta. Es imposible. ¿Tú le echas Pingus o Vega Sicilia al estofado? No porque no se disfruta. Pues haga lo mismo con los museos.
Tres euros separan a muchos malagueños de pasar por un museo corriendo a visitarlo de verdad.
Así funciona la cosa en Málaga. Pasamos a ver cosas sin mirar. Sin observarlas. Ojalá algún día haya una noche en blanco paralela. Que te lleve a Tomás de Cózar y te cuenten lo que había y ya no está porque se lo cargaron hace cuatro días. Que te lleven a Cobertizo del Conde y te muestren un edificio del Siglo XVIII que se va a derribar. Que tiene unas pinturas murales valiosísimas y únicas en Málaga por el uso de estípites en las fachadas. Que te paren en la puerta. Que te digan que mires hacia arriba y te cuenten cómo hace una semana se montaba un andamio y se picaban las paredes con las pinturas. Que nadie se entere de lo que hay. Que cuenten cómo se ha desmontado el andamio y se ha dejado igual de roto. Con las calvas de la vergüenza para borrar nuestra memoria a la espera de que se caiga o lo derrumben “por seguridad”.
Que te lleven al número 74 de calle Granada. Que te enseñen fotos de la casa con las columnas barrocas que había en una de las casas más antiguas de Málaga y ya no está. Ahora hay un solar y un edificio blanco con cristales. Que te muestren dónde están ahora las columnas. O en casa de quién.
¡Cultura de la buena! ¿Esa no nos la enseñan? Ya mismo habrá que poner en cada punto singular de la Málaga arrebatada un cubito en el suelo, a lo Lucky Lucke, para que al pasar puedas escupir mientras observas lo que nos dejan.
Con esta historia pasa lo que pasa. Que llega la noche en blanco y cuando acabas te das cuenta de cómo ha pasado, en blanco.
Viva Málaga.
Que de todo el artículo reseñes «El trabajo de Tecla Lumbreras» deja mucho que desear. ¿Trabajo? Serán los 2.000 euros que se ha llevado por posar con el grupo de ancianas y ese pintor butanero en el muerto que quieren colgar de Museo del Relax. Hombrepordios. ¿Y lo de Blas? Otra chorrada más. Te has lucido.
No solamente destaco lo de Tecla. Hay más nombres Teodosia…
En cualquier caso permíteme que lo haya nombrado con tu permiso…
Yo también flipo. Cuando ves esas colas ante el museo siempre pienso «prefiero pagar x eurs que hacer cola». La cultura de «lo que sea gratis, bueno es» es absolutamente flipante.
Hola Gonzalo,
tu comentario sobre la boda… yo estaba en la manifestación y varios tratamos de hacer un hueco y tratar de dejar pasar el coche. Había muchísima gente y era realmente complicado hacer un hueco, a eso tienes que sumarle que el coche estaba arrinconado en frente de la Camara de Comercio y realmente era complicado porque la gente venía por Alcazabilla muy apretada. La policía estaba allí y no hizo nada.
Es una putada, yo también me he casado y se lo que es eso, pero sinceramente deberían haberlo previsto. La fecha ya se conocía desde hace semanas. Echarle la culpa a los miles de personas que se manifestaban no creo que sea procedente.
Por lo demás, sigue escribiendo así 🙂
Hola amigo. Evidentemente la fecha de la boda estaba cerrada mucho antes que llegara Rajoy a la Moncloa con lo que no es falta de previsión. En cualquier caso sí te digo que eso se soluciona en dos minutos con buena voluntad y no la hubo. Entiendo también que es más divertido para la gente tener a una novia atrapada en la manifestación que no tenerla. Sinceramente, insisto, pienso que no se hizo nada porque a nadie le dio la gana. En cualquier caso bravo porque hubo mucho público en la manifestación. Pocas son…
Salud!