Málaga, ciudad de ensueño. Ciudad de sueño eterno. Diario. Málaga nunca hace, siempre sueña. Sueña porque está dormida y duerme porque no interesa que despierte.
La ciudad vive retroalimentada de fantasías oníricas que nunca suceden pero que, como el eterno soltero, siempre alberga la esperanza de que algún día aparezcan como por arte de magia. Vivimos de rentas inexistentes y de lo poco bueno que acabamos explotando al máximo.
La Semana Santa es uno de esos sueños que cada primavera despierta en Málaga.
Dicen los cerriles que los cofrades son un importante grupo de presión en la ciudad. Mienten. Miles de cofrades, de cuota, consiguen y son menos atendidos que cualquier peña de barrio en esta ciudad.
Partan de la base de que la Semana Santa poco necesita de los demás puesto que ya se auto gestiona sola pero por favor, no los tomen por tontos.
Los cofrades deben preguntarse constantemente qué aportan y qué reciben. Siempre están siendo cuestionados por el ciudadano de a pie. Ante esas preguntas siempre tendrán al ciudadano negacionista y a los políticos. Los primeros les dirán que la Semana Santa no sólo paraliza y rompe la ciudad sino que no trae nada bueno. Los segundos dirán que todo funciona a las mil maravillas siempre y cuando sean ellos quienes la controlen.
Yo lo tengo claro. La Semana Santa de Málaga aporta mucho a la ciudad y no recibe nada. Cero. Menos cero. Es más, hay algo peor que no recibir nada y es soportar la pasividad e ineficacia de un grupo de funcionarios apalancados en sus sillones que solamente saben posicionarse para salir bien en las fotos e incluso a veces ni eso.
El conformismo made in Málaga ha calado también en los cofrades.
En conversaciones de casino queda patente que aquí reside la esencia, la mejor Semana Santa y los espacios más mágicos. Y en eso queda. En conversaciones.
La realidad es otra. Málaga en Semana Santa tiende su mano a muchas personalidades para que saboreen este espectáculo que cada año se crea en las calles. Y lo hace siempre a través del martillo. Un trozo de madera se convierte en un elemento de prestigio. Lo que el Viernes de dolores era un elemento de un albañil humilde dos días después se reconvierte en la panacea de las herramientas. De madera. Barnizada para no dañar las manos del mayordomo. Una maravilla oiga!!
Lo curioso de todo esto es que el cofrade, esa persona que participa de todo eso nunca se pregunta algo que igual debiera preguntarse.
¿Debe tocar el martillo el político que permite las denuncias a las bandas cuando ensayan? ¿Debe tocar el martillo el político que un día suelta comentarios facilones y demagogos sobre la iglesia y al día siguiente participa de manera convenida en un acto de una cofradía? ¿Debe tocar el martillo y participar de algo tan serio para sus participantes alguien que no tiene nada que ver con Málaga y es un ejemplo poco a seguir por nadie? ¿Por qué venden tan baratos los martillos?
La independencia de los cofrades y de su Agrupación es fundamental para el avance y sustento del sistema.
No se debe presentar nunca más el cartel en el Ayuntamiento. No se debe aceptar ni un terreno cedido más. ¿Quiere usted acompañar a la Virgen? Vista su túnica y podrá.
Aquí no puede haber beneficiarios. Hagamos que esas entidades que algunos llaman clubs y otros peñas para desprestigiarlos continúen subiendo el nivel. Que no se pida a nadie que se acerque. Que sean ellos quienes lo deban hacer.
¿Dónde se ha visto un concejal delante de la Virgen del Rocío de Almonte? ¿Y frente al Gran Poder?
Málaga no es ciudad para políticos con martillo. Debe serlo de consenso, crítica y autogestión en el mundo cofrade.
¿Quién hace que se llene durante una semana, día y noche, calle Larios? ¿FITUR? ¿La Baronesa? ¿Los concejales? ¿El Carnaval? ¿La noche en blanco? ¿Las luces de Teresa Porras? Nadie lo consigue excepto la Semana Santa.
A los interesados, los poderosos e importantes hay que cederles un espacio privilegiado en este mundo. Juegan un papel significativo y pueden ser referencia para muchos. Démosles su parcela, otorguémosles un espacio. Un espacio dentro de la Semana Santa pero fuera de la procesión. Dicho lo cual, queda patente la necesidad de despolitización e independencia de los cofrades así como el aprovechamiento de su verdadero papel en la sociedad malagueña.
Ahora bien, queda otro lado. El nuestro. El de los que participamos de esto. El triste.
¿Dónde están esos cofrades comprometidos con su papel y defensores de su independencia?
¿Dónde está la crítica formada hacia el Ayuntamiento por el trato a las bandas o el descontrol policial de todos los años?
¿Y las opiniones valientes hacia el Obispado y sus actuaciones?
En esto no vale la crítica en un foro o la charla en una bulla. Aquí sirve solamente la movilización. ¿Pero dónde está?
¿Dónde está la información cofrade en prensa durante todo el año? ¿Dónde está una voz unida y seria que haga que mejore la imagen de la tribuna principal de la plaza de la Constitución?
Aquí se aprovechan de la Semana Santa los que quieren hacer caja, los que quieren adoctrinar con mensajes ultraconservadores que no son de iglesia y sí de políticos y los que quieren divertirse montando cabalgatas. A vosotros os merman, pero el sopor lo traíais de casa.
Hay que despertar.
Y mientras tanto la Catedral seguirá con goteras, Santo Domingo vacío y Málaga de espectadora muda. Callada. Como siempre. Viva Málaga.
Artiículo valiente. Solo pensar en el pregón de la semana santa que darás algún día y se me ponen los bellos de punta! Se espera Gonzalo.
Quizás todo esto es demasiado complejo, los malagueños amamos nuestra semana santa y lo transmitimos a nuestros hijos, que son los jovenes portadores, nazarenos de ahora. Se mantienen pagando sus cuotas en las cofradias e incluso van a sacar tronos que necesitan de portadores, porque los tronos de Málaga no se pueden quedar tirados, nunca lo permitiriamos. Con esto le inyectamos a nuestros hijos el amor y la tradición de la semana santa. Los temas que expones son muy profundos y complejos, el que está dentro lo ve, los demás ignoramos parte de este dilema. Todos vemos al famoso o politico de turno, pero pensamos que se hace porque es bueno para Málaga, para que se conozca lo nuestro. Seguro que no vemos el fondo, pero seguro que hay personas que dentro de este gran mundo saben poner las cosas en su sitio.