Lo que nunca nos podrán robar

19 Feb

Esperanza Aguirre no es corrupta, es incorrupta como el brazo de Santa Teresa. Vivirá en los siglos y por más que se vaya o diga que se va, nunca se irá del todo. Ella es, como el rock and roll, un boomerang, por eso siempre volverá.

Por más que en su partido no quedase piedra sobre piedra, que pasasen más de mil años, muchos más, seguiría tocando el himno de la gaviota, inmutable ante el naufragio, como la orquesta del Titanic. En el PP, la Esperanza es lo último que se pierde.

Si dice que se retira es sólo para reciclarse, para volver a volver como ha vuelto mil veces, para decir que se va y, al final, se arrepiente, porque lo suyo es estar en escena hasta el último momento como Molière. Su muerte política no es nunca más que una reencarnación, porque lejos de esas cuitas no se concibe a sí misma. Si no le dan papel en la próxima función, si no le toca cargo ni despacho para reaparecer en las tablas, se reencarnará en uno de los leones de las Cortes o lo mismo en los dos para vigilar bien quien entra y quien sale del Congreso como el Jano bifronte de las puertas romanas, atenta con sus inquietos ojos de ardilla al más mínimo movimiento. Como la vieja´l visillo pero en león. Pocos son los cien ojos de Argos para los que Esperanza multiplica cuando se trata de espionaje. Pero, ay, tan ocupados estuvieron todos en observar las andanzas de los otros, que no pudo ver lo que su propio secretario, Granados, se traía entre manos. Eso tiene el mal del hipermétrope; que ve mucho de lejos y muy poco de cerca. Ninguna mirada es infalible si pensamos que el ladrón Mercurio consiguió con sus milongas cerrar de sueño todos los ojos de Argos y quitarle la vaca. Esperanza tampoco vio nada o eso dice hasta que fue imposible hacer la vista gorda, cuando el saqueo que había entrado a saco en Madrid era más que un secreto a gritos, vox populi, e hizo mutis por el foro en un alarde de dignidad tardío pero cierto. Pero no será ella como la sombra que se va sino como la del fantasma del padre que, apareciéndose a Hamlet a cada rato, lo soliviantaba para que no se hiciese el loco:

-Mira, Mariano, que la cosa va contigo. No te hagas el longuis.

Convertida en fantasma con su marcha, Aguirre no garantiza su ausencia sino su ubicuidad. Lo que tienen los fantasmas es que nunca sabes cuando se te van a aparecer para darte el susto, sobre todo, si, como Esperanza, ahora sombra hamletiana, se ha erigido en voz de la conciencia. Tal Pepito Grillo le ha salido a Rajoy que ahora le van a zumbar los oídos en sus peores pesadillas.

Legitimada como autoridad moral da lecciones de senequismo a Mariano, invitándole a hacer sacrificios y ceder la presidencia a Pedro Sánchez, absteniéndose en su investidura, para frenar a Podemos, porque no es cosa de que ella se haya que tenido que beber la cicuta y Nerón siga tan ancho tocando la lira, mientras se incendia Roma y llegan los bárbaros.

La cosa está que arde. Ya suenan, al galope, los cascos de los bárbaros, prestos a tomar con sus hordas el Congreso y okupar la Moncloa y a hacer de Miguel Bosé, su ministro de Cultura, según cunde la alarma del graznido de los gansos. Difundir esta noticia me da que es también un modo de frenar a Podemos, sobre todo, si se repiten elecciones. La intelectualidad votante, que también la hay, no va a confundir el “Ochentame” con un ministerio que se toma muy en serio.

O sea, una cosa es corearle a Bosé el “Amante bandido” en un concierto nostálgico y otra ponerlo a dictar leyes muy necesarias para llevar al país hacia el progreso.

A mí Bosé me cuadraba mucho, en su tiempo, como mito erótico al igual que los Village People, así que, cuando salieron todos del armario, más o menos por la misma época, me quedé como en un trance de confusión existencial. En cualquier caso, sin quitarles méritos ahora por eso, más me confunde que cualquiera de ellos pueda ser ministro de cultura.

Claro que también he leído a Pérez Reverte en una entrevista proponerle a Joaquín Sabina que sea académico de la RAE para que lleve el lenguaje de la calle a las instituciones.

Sabina conoce y practica la poesía con cierta solvencia, pero para académico se me queda corto.

Vulgarizar la cultura no significa hacerla más vulgar. Los académicos tienen que ser eruditos de la lengua y no, necesariamente, modernetes y enrollados.

Yo en cuestiones de filología y cultura en general, soy bastante chapada a la antigua. Para mí, que son los catedráticos, los especialistas, los ratones de biblioteca, los que tienen que aportar su ciencia al lenguaje de la calle y no al contrario.

Si no nos aplicamos de nuevo a los clásicos, pronto empezaremos a expresarnos con gruñidos y emoticonos.

Aunque nuestras saqueadas arcas tocasen fondo definitivamente, tenemos una fortuna al alcance de todos que se puede repartir de un modo igualitario. Fue una riqueza que se amasó en este país durante una crisis mucho mayor que la de ahora y constituyó nuestro barroco artístico y literario. Releamos en su año a Cervantes, pero también a Góngora, a Quevedo y a Gracián.

Tomémonos la cultura en serio, sin perder el humor. Es lo mejor que tenemos y lo único que nos puede salvar.

5 respuestas a «Lo que nunca nos podrán robar»

  1. Tal como me lo figuraba, al final siempre nos confiamos a la esperanza, ¿cómo se va a marchar? Estará ahí, impertérrita hasta lo eterno, para salvar Madrid y a todos, de la quema. Y quién mejor que el personal afecto a la enseñanza, puede tener una noción aproximada de ella. De la esperanza. Ferdinand de Saussure propone que la palabra enseñanza, por asociación, se puede muy bien relacionar, en su significado, a educación o aprendizaje. En su significante, a templanza o esperanza. Y en una doble asociación, a enseñar o enseñante.
    Es decir, que mientras quede enseñanza – nadie podrá alegar corporativismo en mi punto de vista – habrá esperanza, que, bien lo sabe usted, no procede de Aspettare, o esperar algo concreto, sino de Sperare, con la esperanza que, a aquellas niñas de carita negra, le suponían los soldados italianos, “liberadores” de Abisinia, tras derrotar a los ingleses: “Faccetta nera, bella abissina, aspetta e spera, che già l’ora si avviccina…” Himno que, dicho sea de paso, tanto gustaba a aquel ceporro proclamado Duce.
    Pero sí, un tanto díscola sí que es nuestra Esperanza, a la que el mismo Antonio Machín, maracas en mano, dedicó una de sus canciones, con su porte romántico, paternal y pizca machista, que entonces era normal:
    https://www.youtube.com/watch?v=RWEyNeHV7sY
    Saludos y que no se pierda…

  2. Esperanza Hamletiana
    hoy por hoy
    es lo mismo pa Rajoy
    que es para Sánchez
    Susana.
    Antes de irse, regresa.
    Como el rayo que no cesa,
    solivianta y despereza
    de la siesta
    mucho más que Pablo Iglesias
    esa calma tan Mariana.
    Pedro y Rajoy se hermanan
    en cuestiones de mujeres
    que los traen de cabeza
    y les zurran la badana.
    Esto sí que es un combate,
    no el debate…

  3. Si les ceden la manija
    a la Casta y la Susana
    dejando libres las bridas
    posiblemente mañana

    se mesarán los cabellos
    rasgarán los capisayos
    y a los pies de los caballos
    maldecirán los manijeros

    que de tal manera pagan
    cesiones y favores hechos;
    ahora te sientas y lloras

    el tiempo todo lo cura.
    Al sol y sin cantimplora
    buscarán una apoyadura…

  4. Me ha gustado mucho, muchísimo, la aportación nobilísima que ha hecho al Blog el señor Ignatius Reilly. “Hola, buenos días” es el mejor de los desideratum posibles. Colmado el mundo, pues, de buenas intenciones.
    Domine, gratiam tuam plurimam salutem. Pergratum , Bonito.

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