El sexo de los muñecos

8 Ene

Según los sacrosantos psicólogos, los regalos de Reyes han de ser pocos y asexuados para que los niños desarrollen conductas positivas. Se entienden que pocos, pues los peques, aturullados por la abundancia de los presentes, dejan de valorar lo que se les ofrece, y asexuados para que, en el futuro, no desempeñen nefastos roles de género.

Me parece bien. Yo que recibía en Reyes pocos regalos y asexuados, puedo afirmar que, con ello, me he desarrollado plenamente como adulta.

Contra lo que se piense, las niñas de antaño, no recibíamos muñecos para determinar actitudes sexistas, ya que nuestros muñecos eran totalmente asexuados.

Entre los muñecos que me regalaron, los había hembras y machos. Las hembras eran Nancy y similares y a los machos los llamé Andresito, Gabriel y Jesusín, sin duda, movida por una necesidad sexista de establecer roles. Menos mal que mi hermano mayor vino un día a abrirme los ojos y, bajándole los pantalones a mis supuestos muñecos machos, vino a demostrarme la falsedad de mis prejuicios:

-Tus muñecos son todos maricones. No tienen pito.

Evidentemente, aunque acertase en la segunda cuestión, se equivocaba en la primera, prueba de que, en cuanto a sexo, homosexual o no, andábamos todas las criaturas bastante confusas.

Hace poco volvieron a reponer en la tele, “La guerra de papá”, película basada en la fantástica novela de Miguel Delibes “El príncipe destronado” y Quico, el protagonista de tres años, se pasaba el metraje preguntándose si era su padre o su madre quien tenía pito y si el pito, en cuestión, era pecado. Nuestras infancias, en fin, poco pudieron ser sexistas, pues el sexo entonces, sencillamente, era invisible.

Si bien, pese a aquel atraso atávico, los niños no tenían complejos por jugar con muñecas, como ahora recomiendan los pedagogos. Aunque, a los más entusiastas en tales juegos, lo que más les privaba era tullirlas, arrancarles la cabeza y quemarle los pelos.

El gusto de los chicos por las muñecas, tiene su faceta inquietante si se piensa en Guastavino; el personaje sombrío de un cómic argentino que, obsesivo, solitario y cuarentón, se enamoró de una muñeca por emular a su padre; un militar de la dictadura de Videla que ensayaba con muñecas, las torturas que había de practicarles a las subversivas.

Y a mí me da que este cómic tiene alguna inspiración en las perrerías que los milicos hicieron con el cadáver embalsamado de Evita Perón. Qué caminos tortuosos no seguirá el subconsciente.

Visto esto, se considerará que el juego con muñecas por parte de los niños tiene más riesgo de desarrollar sadismo que afeminamiento. Pues, si se teme al segundo aspecto, mucho peor es el juego con muñecos.

Conocí yo a un niño que vivió su infancia obsesionado por vestir y desvestir a sus Madelman. Toda su atención se iba en cubrir su poderosa musculatura con ropas de explorador, soldado o bombero y no podía dormir sin antes sumergirse en la bañera con toda su colección de viriles muñecos. Y entonces, pues eso.

Valga citar este ejemplo para desmentir ciertos tópicos, aunque sin la intención de demostrar nada que tenga que ver con el poder inductor de los juguetes sobre la personalidad infantil. Creo en la homosexualidad, no como producto de factores externos y absurdos, sino como una condición genética con la que se nace y ya está.

Es imposible dirigir la personalidad de los niños ni condicionarla a la elección de nuestros gustos y sus juguetes. Ellos, al final, serán lo que son, sea esto o no de nuestro agrado. Por lo tanto, mejor es regalarles los juguetes que ellos pidan, siempre que estén dentro de una medida y un precio razonable, y que luego salga el sol por Antequera.

A los niños más que el juego les gusta que los enseñen a jugar. Ese rato de explicarles las instrucciones y divertirse con ellos, que cuesta y vale más que el dinero.

Y, si no ha sido en ésta, quizás la próxima vez, aunque no lo pidan, entre todos los regalos, habrá que colarles un libro. Elegirlo, de acuerdo a lo que son ellos y no a lo que somos nosotros para que nos pidan otro y leerles las primeras páginas en voz alta, con mucha pasión. Eso funciona.

Mi padre me leía los libros con tanto corazón que ya no le pido más que libros a los Reyes.

6 respuestas a «El sexo de los muñecos»

  1. Los Reyes no traen regalos,
    ni son llaves ni claveros
    de sentimientos, que al vuelo,
    la razón los desvanece.
    Los Reyes son embusteros.
    Los padres nos lo contaban
    para forjar ilusiones
    adobadas con canciones,
    entre las cuales la nana
    con el sueño nos cuajaba.
    Los Reyes Magos de Oriente
    habrían perdido el Norte
    y se hicieron disidentes,
    y la gente que creía, madre mía,
    buscó la palabrería, manteniendo,
    ya paganas, algunas jugueterías.
    Los muñecos sin su sexo,
    las muñecas en exceso presumidas…
    la parida.
    Los Reyes Magos de Oriente
    por enero traen regalos
    para que los niños buenos
    se sientan recompensados.
    A los malos, traen carbón:
    padres pobres, sin recursos,
    la cultura en religión.

  2. Es cierto y así lo creo
    que existen los Reyes Magos
    y en un día 6 de enero
    acudieron a mi casa, noctivagos
    y me trajeron regalos
    y bailamos
    y por la estrella de Oriente
    como en plenos años veinte
    nos dimos al charlestón y brindamos.
    Ahora no vienen a casa,
    tienen miedo, lo sé yo,
    del genio republicano,
    la mala reputación,
    tan adversa a la corona
    ahora viene a colación
    si es que sientan al banquillo
    a la infanta.
    Este trío que no entiende
    de esos líos se acobarda,
    pide la jubilación,
    estos niños han perdido la ilusión
    y, en sus barbas,
    se les cuela una chica
    en minifalda,
    el feminismo molón
    quiere reinesas,
    después de ser alcadesas,
    piden la revolución
    y que se vaya Melchor,
    bien chocho a la residencia
    ¿Tendrán derecho a pensión
    los ancianos coronados
    o son parte del pasado
    por haber avejentado?
    si ahora son refugiados,
    los acogeré en mi casa
    y que dios reparta suerte,
    que reparta…

  3. Esos Reyes noctívagos,
    lo fueron por la inocencia
    de una niña que pensaba
    en bondades animadas,
    que entraban por la ventana
    o empujaban una puerta
    antes de que hablara Borges
    de que quien elige es puerta.
    Esos Reyes se quedaron a vivir
    en un armario Platero,
    de algodón, con poco hueso,
    con leotardos y hueros
    hombres-coco y cuartos-rata,
    y después la Cabalgata.
    Es cierto, Dolor Clavero,
    que los Reyes ya se fueron
    a sus palacios de invierno,
    jubilados y distensos,
    sin valijas, sin dineros,
    sin inciensos ni sombreros.
    Ahora cobran sus pensiones
    Y juegan al dominó
    y sacan de su pensión
    un diezmo o un diezmón
    para regalar al nieto
    no un caballo de cartón,
    ni un coche con cojinetes,
    que los juegos que prometen,
    dan dioptrías y adición,
    son de la tecnología que usa
    de la baterías y la artillería y la legión.
    Estos son los Reyes Magos,
    que ya no vienen de Oriente,
    que se gastan en el chino unos euros,
    adivino, en un coche con control,
    que van al de cabecera
    a tomarse la tensión ,
    que llevan un pastillero
    lleno de varios colores,
    que no juegan a faroles
    porque ponen su pensión
    al servicio de la prole.

    SALUDOS VICTORIANOS

  4. Los Reyes que me impactaron
    fueron los de aquella infancia
    y no los trajeron los magos
    que llegaban de Alemania;

    se movían por empedrados
    peor que en Guadalajara
    mas ninguno era italiano.
    Como si fuera ordenanza

    el municipal, de su mano
    nos llevó hasta la plaza
    que era el sitio más llano

    lleno de gente arrebujada.
    No se junta tanto cristiano
    ni en Jerusalén liberada…

    Saludos

  5. Modernizar la corona
    desentona
    que no se puede igualar
    dándole al par un impar
    ni por capricho de amor
    de la infanta dar la mano
    a un fulano trepador,
    jugador de balonmano;
    que profano al protocolo
    va a su bolo
    y utiliza la realeza
    para amasar su riqueza.
    Debió oler el monarca
    al listillo
    y sus desmañadas mañas
    que a la realeza de España
    manchan al oscurecer su nombre
    en el banquillo
    para ponerle un borrón
    al apellido Borbón.

  6. ¿Quién acusa a la infanta?
    ni Abogacía del Estado
    ni Ministerio de Hacienda
    con un fiscal que se planta

    y la defensa no digamos…
    Solo queda Manos Limpias
    y a estos se les va la mano
    pidiendo pena que fijan

    en prisión hasta ocho años
    y si no, que me corrijan.
    Habrá juerga para rato

    debieron pensarlo antes;
    que España es un estado
    no cementerio de elefantes.

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