La caña y el pescaito

20 Feb

Albert Rivera es la caña. Como ya sabe todo el mundo y sus afueras, el líder catalán de Ciudadanos vino a Málaga a hacer campaña y dijo que él no iba a repartir pescado a los andaluces sino a enseñarlos a pescar y a tener su propia caña. Torpe metáfora, sin duda, para dirigirla a una población con gran tradición pesquera. Sonaba la cosa a prepotencia ¿cómo es eso, Albert, de que vienes a darnos caña? Un poco de respeto, por tu madre.

Sin ser pescadora, a mí tampoco me cuadraba que Rivera nos diese cañas. A mí las cañas me las dan en el bar, en todo caso. Precisamente, ayer me dio tres el camarero y también me dio pescado. El hombre tenía de todo, menos dinero para pagar el alquiler del local. Era andaluz, el pobre.

Se me ocurrió contarle todo esto a una amiga en las redes y me salió al paso una mujer muy indignada, por lo visto, simpatizante de Ciudadanos, que me advirtió de no sé qué cosa que no me habían enseñado en el colegio. Para ser simpatizante, no me pareció que derrochase simpatía y, ciertamente, me sentó fatal que hablase mal de mi colegio. En mi colegio, aprendí yo muchas cosas y, entre otras, esa frase de los pescados y la caña. Andaba por todas partes en unos pósteres que promocionaban las ayudas al tercer mundo. En aquellos carteles conmovedores, podía verse una familia africana, cargada de chiquillos, con un aspecto famélico y desvalido y, a pie de foto, la frase “No les des pescado, enséñales a pescar”.

Eso me hizo pensar que tal vez Albert Rivera fue a un colegio similar al mío y tomó la inspiración del cartel, con lo cual, por asociación de ideas, se debió sentir, en Andalucía, como el misionero que viene a colonizar a los indígenas del tercer mundo. Claro que nosotros, pobres de nosotros, en nuestra ignorancia asalvajada, lo mismo no dimos con la correcta interpretación del mensaje.

Si hablamos mal, como ya han dicho algunos políticos catalanes, lo mismo entendemos peor. Pero, cuidado, con todo y con eso, nunca se ha dado el caso de que un presidente catalán gobierne en Andalucía y, sin embargo, sí viceversa, habida cuenta de que Cataluña en aquel tiempo como ahora, todavía era España. Y si mal no recuerdo aquel presidente andaluz, el más duradero de la democracia, conquistaba las urnas en gran medida por su pico de oro.

Si nos vamos al dominio del lenguaje castellano, encontraremos en la literatura sobradas muestras de que han sido andaluces los autores más preciosistas. Desde Juan de Mena a Góngora y Pedro Espinosa y, en vivo, Antonio Carvajal y Antonio Lucas y Luis Miguel Fuentes y Muñoz Molina que será Nobel de Literatura, como también lo fueron Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre.

No me voy a poner al autocomplejo masoquista si pienso que, en cualquier parte del mundo, sabrán más o menos de España, pero es difícil que no sepan qué es el flamenco, quién es García Lorca y quién Picasso. De hecho, no hay ciudad europea a la que vaya en la que no me encuentre alguna exposición del malagueño omnipresente. Dirán que el arte y la cultura no mueven la economía, pero ahí están las cifras y dicen que sí y, según datos objetivos, hemos dado mucho brillo a ese sector ¿Por qué íbamos a querer que nadie venga a darnos pescado o cañas? Nuestro pescaito frito ya ha triunfado en Fitur y nuestras cañas son las rubias más preciadas por ingleses, alemanes y rusos. Si nos hace falta algo es autoestima y autogestión responsable. No es posible que confiemos a otros, lo que podemos hacer nosotros mismos.  ¿Por qué no si fue aquí al lado, en las cortes de Cádiz, donde se fraguó una de las Constituciones más modernas y lúcidas de la historia?

Que no nos quepa duda, nosotros podemos con Podemos y sin Podemos. Podemos levantar esta comunidad como hemos levantado la economía de otras regiones y países.

Albert es un chico guapo, pero, personalmente, no quiero que me dé caña. No soy del plan cincuenta sombras de Grey y, si un tipo quiere ponerme los grilletes, llamo inmediatamente a la policía.

¿Por qué nos van a enseñar a pescar si ya sabemos? ¿Por qué vamos a aceptar ser tercer mundo cuando somos tan apreciados en el primero? Vamos con los nuestros hacia lo nuestro y que no se diga. Éste es nuestro momento, adelante.

Una respuesta a «La caña y el pescaito»

  1. Sin embargo habrá que tener cuidado con el río revuelto de los EREs y otras lindezas en Andalucía, no sea que nos metan la caña “doblá”.Ya sabemos que no nos van ni nos pegan tantos taifas, ni del terruño ni de los foráneos, pero habrá que pensar las cositas para trabajar y pescar juntos, no sea que nos embarguen los bancos de pesca por una temporada más.

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