Para guapo, tú

28 Mar

La literatura sirve, entre otras cosas, para crear un mundo a tu medida. Esto es, si no triunfas en el mundo real, siempre puedes inventarte otro imaginario en el que triunfar y ser el héroe.
Juan Ruiz de Alarcón, dramaturgo del siglo XVII, feo, pobre y jorobado, escribía obras de teatro en las que la bella dama terminaba despreciando a un galán guapo, rico y chulesco para enamorarse de otro pretendiente, feo, pobre y contrahecho, por la calidad humana que había descubierto en su corazón. Igual que siglos después, Almudena Grandes escribía en relatos y novelas cómo la muchacha gorda pero inteligente y perspicaz se ligaba al chico antes que aquella otra, bonita y delgada, aunque profundamente estúpida.
Si el artista no cuadra o no le cuadran los cánones estéticos imperantes, fabrica los suyos propios en el mundo que re-crea. Como Botero que engordó en sus cuadros a los clásicos de la pintura, colocándole quilos a la Gioconda, a las Meninas, al Cristo de Velázquez o a las chicas desnudas en el baño a lo Balthus. La creatividad es la más amplia manera de libertad, pues permite liberarse de los complejos y hacer de los defectos virtud. O, en este caso, de los excesos que, en suma, favorecen cuando son llevados con tanto arte. “Las mujeres de verdad tienen curvas”, rezaba el título de una película de Patricia Cardoso, cuya protagonista era una chica desenvuelta que vivía con orgullo la generosidad de sus carnes frente a la estrechez de miras de su entorno de barrio y una madre obsesionada por ponerla a dieta para que encuentre novio y hacerla desistir de la idea de proseguir estudios universitarios en el extranjero.
Lo ejemplar de la historia, es que la chica se sale con la suya sin renunciar a sus quilos ni al amor ni aún más a la capacidad de elegir su propio destino. Porque lo anormal no era su gordura sino esa cegata actitud social que intenta aborregar a los individuos dentro de la norma y discrimina por prejuicios idiotas a quien se escapa de sus rígidos cánones.
Por fortuna, hay un tipo de cine destinado a resolver tales conflictos con final feliz, cual es el caso de “Corazón de león”, una joyita muy pulida que me he encontrado en la sección latinoamericana del “Festival de Cine Español de Málaga”. En la trama, un enano maravilloso, interpretado magistralmente por el cómico argentino, Francella, conquista el corazón de una guapísima abogada separada que tiene que librar un verdadero combate interno para aceptar lo que le está pasando y luchar encarnizadamente contra los prejuicios sociales de sus circundantes que no aceptan su nueva relación sentimental.
La película, con todos los ingredientes para ser una tragedia, cuenta con el mérito añadido de resolverse como una comedia divertidísima que, a su vez, trata con muchísimo cariño y respeto al protagonista hasta hacerlo creíble y adorable. De un enano así se puede enamorar cualquiera.
No obstante, el motivo de la credibilidad, en cierto modo, también reside en que el enano es arquitecto y millonario y no estamos tan seguros de que se hubiese podido plantear tal argumento con un enano pobre, pero ya es un paso en el cine de la diversidad. Conviene que la ficción nos acostumbre a ver como iguales a los que todavía se discriminan por diferentes.
Es lo que también hizo en su tiempo, la película “Yo también” basada en la biografía del malagueño Pablo Pineda; el primer licenciado síndrome de down en Europa.
Lástima que la realidad se niegue a ponerle a esta historia el desenlace feliz que requiere para llegar a su plenitud. Éste sería que Pineda pudiese ejercer como maestro, lo que le niega el mismo entramado legal que sí le permitió realizar sus estudios y titularse, se supone, a tal efecto. Ello animaría a otros síndromes de down con iguales pretensiones y haría más felices a los padres de estos down y a otros que puedan serlo. Por lo que leo, Pineda anima a las madres indecisas, abogando por la vida de los down, que son hijos gratos y cariñosos. Cuestión incuestionable pero delicada en una sociedad dispuesta a discriminar al ser humano por cualquier nimiedad como la calvicie.
Como puede verse en el corto “No hair, no paranoia” del cineasta malagueño, Curro Rodríguez Villalba, que presenta a un grupo heterogéneo de calvos que van a terapia para superar su complejo. Se trata de una historia con buenas dosis de humor que se despacha con moraleja edificante. El éxito social, la felicidad no depende de lo que haya encima de la cabeza, sino dentro de ella y, si en ella, hay inteligencia, no hay lugar para los complejos en los que podrían consumirse los cuatro puñeteros días que nos toca vivir. Mírate en los ojos de esa persona que te quiere y dilo alto y claro frente a ese espejo; para guapo, tú.

8 respuestas a «Para guapo, tú»

  1. Padezco enanismo y me he tenido que conformar con ser un niño grande, lo que tiene sus ventajillas. Este artículo me ha subido la autoestima. Usted sí que es grande.

  2. Enano, no, pero cumplo los requisitos de ser gordo y calvo. Si me ve guapo tan bella dama, me como el mundo!!!
    ¿quieres salir conmigo? Te llevo al vuelo!!!

  3. Queridísima Lola,
    La literatura, en efecto, nos hace más libres. Mucha suerte en tus proyectos y un abrazo enorme desde Irlanda.

  4. También para ti, Rosa!!! La literatura es grande y me encanta leerte, otra ventaja de la lengua escrita.
    He recibido comentarios muy insultantes y encima en nombre de Jesucristo. Yo a Jesucristo le tengo mucho respeto y también a la lengua escrita, de modo que no publico semejantes faltas de respeto y también de ortografía. Ea.

  5. Pobres desgraciados, bastante tienen con lo que tienen ni caso, pero ¿tienes su IP? Los puedes denunciar y con la multa, verás si se callan. Anímate!!!

  6. Tiene mucha razón Vicente. Cuando se le toca bien el bolsillo a esta gente y más en estos tiempos, la cosa cambia. Si continúan en el empeño, pues adelante, Lola, que nadie se debe arrogar el derecho al insulto gratuito en las redes sociales cuando, afortunadamente, hoy existen medios de sobra para frenar a los más mendaces. Avanti tutti sempre e per sempre!!
    Un saludo para tod@s.

  7. No me he quedado con su cara, pero sí con su IP ¿los denuncio? Qué asunto triste y miserable, no sé si quiero saber quién es capaz de obrar así…lo mismo me llevo una sorpresa muy desagradable…

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