Negros de todos los colores

1 Feb

Los negros ya no son lo que eran. Ya los hay que trabajando como negros –no, necesariamente, mucho- pueden vivir como reyes. Como vivían los reyes antes de que su vida pasase a ser asunto de público debate. El negro o los negros de la escritora Amy Martin cobraba –o cobraban- tres mil euros por cada columna que le escribían. Realmente, una escritora que retribuye tan dadivosamente a los encargados de ponerle letra a su firma, no parece de este mundo. Hay que ser fantasma para hacerse pagar tal pastón por presuntas colaboraciones sin dar la cara ni el nombre y una fe ciega y total de quien la contrata en su sobrenatural talento. Sólo a una fundación llamada “Ideas” que apuesta por valores platónicos e intangibles se le puede ocurrir incluir a un espectro en su plantilla. Que lo hizo de buena fe, no cabe duda, únicamente por un acto de fe se firma un contrato con alguien que no existe o, más bien, del que no tiene constancia. La inconstancia es hoy día el mejor alegato de inocencia. Mientras a uno no le conste que se ha cometido un delito, no hay culpabilidad ni delito que valga. Digámoslo ya; no vivimos en un país de delincuentes y estafadores sino de gente confianzuda y despistada que nunca se entera de lo que pasa a su alrededor; como Jesús Caldera, como Isabel Pantoja, como Maite Zaldívar, como casi toda la cúpula directiva del PP. Será que seguimos siendo ese pueblo romántico e idealista que fascinaba a los intelectuales alemanes del siglo XIX con nuestra mijita de cuelgue quijotesco ¿Pudiendo vivir en la fantasía, quién quiere la realidad?
Así la fundación “Ideas”, ideada para estimular el potencial imaginativo, con Carlos Mulas a la cabeza, no hizo sino derrochar esfuerzo creativo para fabricar una criatura ideal en el mundo del periodismo con su carita de Barbie columnista diseñada por un programa informático, qué idea.
Carlos Mulas o tal vez su mujer, la presunta escritora y quizá lectora de Fernando Pessoa, inventaron una figura de las letras para la que trabajar de negro y cobrar en blanco. El sueño de todos los negros de la literatura que en el mundo han sido, que pagados mal y en negro, han escrito obras para escritores con más renombre que pluma, que, a la postre, han recogido el fruto de su trabajo en la sombra; léase fama y cuantiosos premios en metálico. La figura del negro y hasta del negro del negro, ha sido bien reflejada por el autor de “Corazón tan blanco”, Javier Marías, que parodia los entresijos del fraude literario en su novela “Mañana en la batalla piensa en mí”. Carlos Mulas o esposa con su experimento de Amy Martin han hecho de Espartaco en la reivindicación de derechos del escritor esclavo que, desde ahora, si no con su manumisión, podrá soñar con el espejismo de inventarse un amo ideal, “el escritor inexistente”, leve de no presionar a la hora de exigir y generoso de pagar el 100%. Si no fuese porque esta “idea” la hemos financiado los contribuyentes, podríamos elogiarla como revolución social y hasta valorar el lado intelectual del timo, inspirado en los escritores ficticios de Borges y los heterónimos de Pessoa, “vivir es ser otro”, dijo el portugués. Lástima que todo al final tenga una interpretación mucho más prosaica y, de una manera u otra, nos sintamos implicados en alguna estafa. Precisamente ahora que, en términos laborales se roza la esclavitud, se estrena “Lincoln”, la superproducción de Spielberg que le viene al pelo a Obama con tan sospechosa oportunidad como arma de propaganda para generar simpatías en su segundo periodo de mandato.
Si Obama fue anunciado como réplica de John. F. Kennedy al afrontar su primera presidencia, ahora ha sido saludado como sucesor del espíritu del propio Lincoln, quien liberó a los negros de la esclavitud, lo cual cuadra en la carga emotiva del discurso del presidente que derrocha simpatía por las minorías marginales. La explotación de Obama como primer presidente negro, asociada al doloroso recuerdo de la negritud esclavizada en América, es la estrategia de marketing que sigue funcionando. Tal vez la única, dado que casi no conocemos a estas alturas otros méritos del presidente, aparte de ser negro, guapo y hacer muchas promesas.
Si no es por la gestión de la captura y ejecución del terrorista Osama Bin Laden, que se relata, en la película de reciente estreno, “La noche más oscura”, también con bastantes nominaciones a los Oscars; mira tú, qué casualidad. El cine, que es la gran ilusión, y un arma de primer orden para la propaganda política, por fin nos va a mostrar la tangibilidad y peripecias de ese fantasma tan útil e improbable como Amy Martin ¿Haremos un acto de fe?

P.D: Hablando de ser otro, ayer fui a la presentación de la novela «El sueño del otro» de Juan Jacinto Muñoz Rengel. Promete.

10 respuestas a «Negros de todos los colores»

  1. OBAMA,TENE TAMBIEN MUY BUEN DISCURSO,PORFA OBAMA SÍ. EN ALGUIEN HAY QUE CREER,TAMBIEN EN LOS FANTASMAS.¿NO SE LLAMA SON ALAMEDA?.PERO ASÍ ESTA MEJOR

  2. Gracias a ti por escribir con tanta precisión de lo que nos está pasando, del aquí y el ahora. Creo que muchos estamos empezando a estar hartos de tanta novela histórica y de evasión e íbamos necesitando ese tipo de literatura comprometida y valiente capaz de afrontar la realidad. Pese a estar escrita a partir de perspectivas oníricas, «El sueño del otro» describe con exactitud científica y completa observancia cinematográfica la pesadilla en que se ha convertido nuestra realidad inmediata, tan esperpéntica de no parecer sino ficción. He vivido con intensidad cada página de tu novela, que ya estoy por finalizar. Realmente, menuda paradoja «realmente», me ha atrapado. Todo lo que contabas me ha resultado muy cercano; reconozco las pesadillas de un profesor de instituto y de un periodista; mundillos bastante próximos a mi existencia cotidiana, si es que existo, que ya me lo estoy planteando (después de esta novela y mi afición a Schopenhauer.)
    Doy por sentado que la lectura de tu libro ha sido para mí como una gran charla; edificante y gratificante, por lo que complace compartir puntos de vista. Y, en cuanto a lo poco que hablamos, discrepo en una cosa. La novela no carece de sentido del humor, yo me he reído en varios pasajes, sobre todo, en el del montaje del reportaje sobre el virus de la depresión con ese japonés doblado. Perdona la crítica, pero creo que la presentación del libro no dejaba adivinar todo lo que valía. Créeme, que soy lectora compulsiva de escritores españoles y vivos, en los que encuentro mayor empatía; puedes permitirte el lujo de no ser tan modesto. Si bien, la modestia se agradece en ese mundillo de egos desaforados. Como debe ser, eres mejor escritor que comerciante, que se agradece para los que, más que consumir, pretendemos leer. Con nombres como tú, queda claro que la literatura tiene un futuro. Gracias de nuevo. Juan Jacinto Infinitamente.

  3. ¿No será que este señor Mulas es, más bien, el famoso eMule?
    Descargar lo que hacen otros …

    También propongo cambiar de nombre ala fundación de marras. Más apropiado será denominarla «Ocurrencias». ¿A que le cambian de nombre para evitar hacer frente a los nuevos escándalos?

  4. Eso es muy difícil.
    Tal vez algún «beneficiao» por el asunto de los ERE. Tanto tiempo libre, y preocupaciones por ganarse la vida, da para muchas descargas, ¿no le parece a usted?

  5. ¿Y para qué quería el dinero un beneficiado por el asunto de los ERE? ¿No tenía ya bastante? ¿Usted cree que los corruptos son los desocupados? Para mí, que la realidad demuestra lo contrario ¿Qué piensa del caso Bárcenas?

  6. ¿Qué tiene que ver aquí Bárcenas? Vamos a lo que vamos, yo digo que los artículos los escribía, el mismo que los cobraba Carlos Mulas. Por cierto, ¿alguien los ha leído?

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