Más muertos que vivos

8 Dic
Francisco Franco

Ya es un hecho. Después de los vampiros, en todas sus versiones crepusculares, se imponen los zombis. Carlos Sisí los puso de moda desde la Costa del Sol y en EEUU, una serie de gran éxito, “los muertos caminantes”, los coloca en la cima del estrellato.

Como los vampiros, los zombis son esa clase de muertos que, durante el día, no dan un ruido, pero, llegada la noche, se ponen en pie para liarla. Se ve que lo de tener el sueño cambiado, les pone de una mala hostia del copón; trasnochar no es bueno ni para los muertos, pero no todos llevan tan mal el insomnio, pues hasta en la materia “monstruos”, hay clases y maneras de saber estar. Personalmente, yo me quedo con el vampiro, quien, pese a sus hábitos anómalos, siempre se levanta del ataúd trajeado y elegante como un pincel, de modo que incluso su palidez y sus ojeras le dan cierto aire de aristócrata decadente. En contrapunto, el zombi, de presencia apercodida y cochambrosa con su larga pelambre piojosa, ofende a la vista y al olfato con sus hedores putrefactos, pues, evidentemente, huele a muerto. Me hago cargo de que la tumba no es el mejor de los lugares para guardar una higiene capilar ni indumentaria y de que, después de las doce, no son horas para pedirle cita al peluquero, sobre todo, cuando la urgencia del hambre lo empuja a uno al desesperado pillaje de vísceras y tripas ajenas. Pero no sé, no sé; esos desordenados modales suyos en la mesa, ese modo de engullir sin masticar y sin cubiertos, no me parece el mejor de los ejemplos pedagógicos. Habida cuenta de que el zombi pugna por convertirse en el próximo referente en la literatura juvenil, podría interpretar la muchachada que la moda es ir de mierda hasta los pelos, pues, como ya dijimos más arriba, el zombi, cual todo monstruo caníbal, no sólo ofende a la ética sino a la estética y la higiene por ser, además de horrible, cochino de campeonato.

Pero no son sólo los zombis los únicos muertos que dan que hablar en esta sociedad tan dada a la necrofilia. Hay también otros muertos tan vivientes que se diría que nunca acaban de morirse, que alimentan periódicamente los informativos, cuando parece que no hay otras noticias que llevarse a la boca. Unas veces es Amy Winehouse, otras Michael Jackson y, si aprieta la escasez de novedades, no hay más que volver a resucitar a Elvis Presley, especular con el misterioso fallecimiento de Natalie Wood o aventurar de nuevo el paradero del improbable cadáver del pobre García Lorca. Y qué decir de Marilyn, cuyos restos mortales, suculentos y abundantes, nunca dejan de ser un éxito de ventas. Lo mismo sus diarios, un vestido a subasta millonaria, una película inédita o cierta colección de fotos póstumas que le valen al postor un Potosí. Por cierto,que habrá de próximo estreno en cartelera un film sobre la manoseada biografía de la rubia inmortal. Me alegro de que la protagonista sea Michelle Williams y no Scarlett Johansson, quien, si bien es una actriz impecable, lejos de empatizar con la encantadora fisonomía de la Monroe, me recuerda, más bien, a un besugo recién sacado del horno. La Monroe, en fin, hay muertos que siempre son noticia y, a falta de otras noticias, siempre hay un muerto que llevarse a la boca-con perdón-. A veces, las páginas de actualidad vienen tan cargadas de muertos que se diría que, en este mundo, hay más muertos que vivos. Menos mal que ahí está Urdangarín para demostrar lo contrario; más vivo no se puede ser.

Si pasas de página, te encuentras con el propio Franco, otro difunto que nunca se acaba de morir y ahora a pique de salir de su tumba en el Valle de los Caídos como en una novela de Vizcaíno Casas. Parecía que la solución a nuestros males era sacar a Zapatero del Gobierno y ahora resulta que la solución era sacar a Franco de su tumba o eliminar su nombre de las calles. Cuando, después de chiquicientos años de democracia, el problema sigue siendo Franco, es que tenemos un serio problema. Y este último 20-N nos retrotrae a aquel otro remoto 20-N, al casillero de partida, como en el juego de la oca. Queríamos proyectos de futuro y nos encontramos con un proyecto de pasado; mismamente, de ultratumba. Aquí huele a muerto.

21 respuestas a «Más muertos que vivos»

  1. Todo un necroartículo, acompañado iconográficamente con un sello postal de una peseta. El sello está dividido por la mitad, no sabemos si por una doblez o porque está “matado” en estafeta. En todo caso, la línea divisoria queda a la altura del filiforme mostachín, toda una alegoría de separata, de linde de una España partida por la mitad: olfato arriba; boca abajo. ¿Boca abajo? :bocajabo y al sur del sello, Andalucía, teatro en filatelia caducada. A lo mejor, amigo Holden, ahí está la causa, histórica, junto con otras, de los 30% de los que habla. Arriba del sello, por encima de la línea divisora, está el olfato. Mola, al Norte, preparando el golpe desde Navarra. Al Sur del sello, la boca, Andalucía hambrienta y hambre de guerra que se prepara desde Canarias.
    Más abajo, la palabra “España”, palabra llana o grave. Y tras la vocal tónica, el nudo de corbata: los tenía puesto de corbata.
    Al sello no le falta ni un diente. Perfecta dentellada sobre una fuerte base periodóntica: total, cuarenta años.
    En fin, sin duda, el sello está franquedado. Pero, francamente, Lola, ese pasado está sellado, si queda algo es nostalgia residual. La memoria a corto plazo ya no almacena datos por falta de información. Sólo queda la memoría a corto plazo, por eso el sello. Hoy la epístola ha caído en desuso, apartada por el SMS y el correo electrónico. El ritual de hoy es más pagano: encender el ordenador, teclear el contenido, pulsar “enviar” y ya está en el destinatario. Antes era más litúrgico: comprar un sobre y un sello, escribir a mano o a máquina, borrones, tachaduras, notas al margen, etc.,y al final, como un acto inconsciente de comunión con el Régimen, el sello entraba en la boca suspendiéndose en la lengua. Quien respondía ante Dios y ante la Historia se convertía por mor de la correspondencia en un corpus-sello facilitador de la adherencia.
    Lo que da un sello de sí. Yo ,sin embargo, creo que a ese pasado no le queda ningún nervio en tic-tac. Lo que no se vive no se sueña. Y vuelvo a decir lo que dije de Domiciano, ya nadie se acuerda de él salvo por la Historia. Los muertos no están tan vivo, Lola. Los presentes si que estamos más vivos que muertos, eso no tiene dudas. Y sin filatelia.
    Saludos.

  2. Es que sin los muertos no existiríamos los vivos, porque no cabríamos, claro;lo malo es querer expulsarlo porque nuestra existencia es tan mísera que sólo puede vivir de su nicho.

  3. Realmente, Pancho, esta vez te has superado a ti mismo, lo cual ya es difícil. Ese análisis del sello franqueado, nunca mejor dicho, es una joyita literaria y expresa justo lo que yo quise expresar al colocarlo junto al artículo. Ni Millás lo hubiese comentado mejor en su espacio del País semanal.
    El pasado franquista está de lo más caducado, pero también somos consecuencia de ese pasado. Negar un episodio tan larguísimo de la historia sólo nos hace más ignorantes, por eso es necesario que se conserve tal cual, el Valle de los Caídos, para que nos expliquemos y se expliquen las nuevas generaciones, el origen de tantos miedos. Parece increíble para los nacidos en plena democracia, ya son muchos, que ocurriese algo así, pero ocurrió, que lo sepan y no lo olviden y que sirva de testimonio ineludible ese trabajo monumental que levantaron los perdedores de una guerra con sangre, sudor y lágrimas, aunque ahora nos resulte algo tan viejo y anecdótico como ese sello rasgado por la mitad.
    Esto es lo que pasó cuando fuimos dos Españas ¿A qué y por qué volver a las andadas?

  4. Por gracia, Lola, y en contra de tu sentir, la Comisión de Expertos, con algo más de sentido común, civismo, sensibilidad, conciencia de lo que realmente significa progreso, cierre de heridas, desarrollo y valores a trasmitir a las nuevas generaciones de españoles, a dictaminado que el Valle de los Caídos no se conserve tal cual está.

  5. Eso no sería progreso, sino regreso; el regreso de un pasado que ya no le hace falta a nadie y que, en lugar de cerrar heridas, se empeña en volverlas a abrir.
    Lástima que ese comité de expertos no se centre en experimentar medidas de futuro, incluso de futuro inmediato. Los estómagos vacíos ya no pueden esperar hasta una casa donde poder caerse muertos. No somos zombis y necesitamos algo más que restos mortales para seguir adelante ¿o no?

  6. Cuando se actúa sobre presupuestos falsos, el resultado previsto es también falso, e indeseado el real: Las heridas no están cerradas (salvo que usted, Lola, y la mayoría con usted, opine y sienta que las heridas se cierran enterrando, por la fuerza, a víctimas junto a verdugos y, dejando a los muertos en las cunetas), no se ha hecho la justicia posible y necesaria, y, por gracia, el comité de expertos no está experimentando con medidas de futuro, sino que está intentando construir un futuro mejor. Es engañoso el argumento de, la crisis es lo primero y después, si acoso, vendrá la memoria histórica (pese a que a usted le cueste verlo).

  7. Por demás, supongo que usted, Lola, también está en contra de lo que se está haciendo y se va a hacer en el cementerio de San Rafael en Málaga. Eso de desenterrar muertos, y enterrarlos dignamente dejando memoria de lo que ocurrió ayudando a que no vuelva a ocurrir, no está bien, ¿Verdad? (es un mal ejemplo para las nuevas generaciones, ¿No?)

  8. En mi barrio hay un cementerio pero de muertos vivientes, buscando comida en los cubos de basura y mendigando alimentos caducados a la puerta de los supermercados.Ésta es la verdad que yo veo; que alguien debería ocuparse de modo urgente de ellos ¿Para qué, si no, sirven los gobiernos?

  9. Hay Gobiernos (y ciudadanías) que sirven, y hay otros que no sirven (como el de Chaves, Aznar, Griñán y Zapatero); en su barrio tiene usted la prueba. Por demás, ya vé usted porqué le digo que a los muertos hay que enterrarlos bien.

  10. Lo que hay que enterrar es el hacha de guerra y aplicar justicia a los vivos, a los muy vivos. ¿Qué os parecen las últimas sobre Urdangarín? Por cierto, si todos pronunciamos -ín, ¿Por qué se escribe sin tilde? ¿No tendríamos que castellanizarlo? Digo yo, por lo menos…

  11. ¿Castellanizar (picaresca, mentiras, prejuicios, etc.)? Yo prefiero que no. ¿Que tal si lo nordiconalizamos?.
    Por lo demás, conviene no confundir guerrear con dignificar, transparentar, debatir y avanzar.

  12. Buenos días,

    He llegado a la conclusión de que voy a estar más tiempo en el mundo de los muertos que en el de los vivos. Allí hablaré de la muerte. Aunque por otra, yo creo en la reencarnación, a veces sueño que me muero y revivo en forma de cuervo ¿o buitre?.

    Como bien dice Lola, una joya Sr. Pancho. Para Ud., sin dejar de ser buen pedagogo, la literatura es lo suyo.

    Saludos a todos,

  13. ¿Pedagogo y escritor? Manuel Laza Zerón. De Zerón nada, usted se merece un diez, querido colega.
    A Noruega, Luis, y hasta a Rusia para que se le congelen las ganas de delinquir a cuenta de nuestra cuenta y de los pobres discapacitados.
    Sí, lobo, estoy al tanto de esa desgraciada noticia e intentando localizar a la profesora agredida para darle todo mi apoyo como le darán -o deberían- darle sus compañeros.

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