Bajo el signo de Venus

29 Sep
La concha de Venus
Viernes, día consagrado a Venus y a orillas de octubre, mes en el que nacen las criaturas Libra bajo el signo de Afrodita. Un viernes de otoño es una redundancia venusina o venérea, según se mire. Ya lo decían los versos de Alberti, dedicados a mi venerado y fallecido, Terenci Moix, “Roma en su luna de otoño/ te quiere enseñar el coño/. Precisamente, Roma, la gran puttana, que leída al revés, significa amor. Un viernes de otoño en Roma es la repanocha del erotismo ambiental; propicio, en sazón. Pero no estamos en Roma, sin embargo, encontramos un delicioso sucedáneo, ante el recién restaurado teatro romano a los pies de la Alcazaba malagueña, cuando cae la última hora de la tarde de templados suspiros marinos y luz de oro viejo. La eternidad de piedra donde hace poco volvieron a reverberar los diálogos de Aristófanes, la calma reestablecida después del bullicio veraniego; todo es un dejarse llevar serenamente por los sentidos. Viernes de otoño; Afrodita al cuadrado.
Posiblemente, no hay poemario tan sensual como el titulado “Junio” de Pablo García Baena, que desliza la pulpa de los frutos en los paladares con resabios exquisitos, si bien hubo, con el mismo afán, que dedicarle al menos una larga oda a este otoño nuestro que no desmerece en armas seductoras del arranque del verano y el falso prestigio de la primavera. Científicamente está demostrado que los cuerpos y los ánimos andan más proclives al abrazo carnal sobre el lecho de las hojas caídas de los árboles. Marzo, bajo el signo de Marte, arengaba a los guerreros a iniciar sus campañas militares, pero era, al final del verano, cuando recogían sus armas y volvían a casa a fecundar los vientres de sus pacientes esposas. No, por casualidad, octubre es el mes llamado ocho, que también tiene rima albertina y ordinaria, referida a Venus – a la “concha” de Venus, concretamente-.
Desmayadas de dulzura son las frutas del otoño; el racimo de uvas que se derrama en los labios del epicúreo recostado en el triclinio y que el emperador Diocleciano hacía pisar, en tiempos de vendimia, a una docena de doncellas vírgenes y sin ningún lunar en el cuerpo para elaborar un vino de uso exclusivo en sus más privados banquetes, según cuenta esa célebre leyenda que me acabo de inventar. Las uvas y ese tomate jugoso de almíbar que es el caqui, el merengue blanco de la chirimoya que se mastica, disparando las pepitas y provoca pícara batalla a la hora del postre, los boniatos que horneados lentamente enternecen su carne anaranjada con su punto de miel de caña, ofrecida a la cuchara, el membrillo hirviendo en su punto de azúcar, con el cual, la abuela solía darnos la lata; la lata de la carne membrillo, en aquellos tiempos en los que todavía existían estaciones. Y el otoño podía reconocerse claramente cuando las tardes frescas pedían chaqueta de paño y volvía a representarse Don Juan Tenorio. Eso fue antes de que la globalización nos empujase a disfrazarnos a todos de mamarrachos de Halloween y gozábamos aún de cierta idiosincrasia. Entonces eran las acerolas, los huesos de santo y nuestro Tenorio, emblemático burlador de mujeres; misógino y marica, según el ilustre ensayista, Gregorio Marañón. Ahora la misoginia nos viene también de importación con protagonistas más sórdidos. El asesino de Mijas, llegado de Alemania, encontró espacio para su matanza compulsiva de mujeres en la Costa del Sol como Tony Alexander King. Ambos tenían antecedentes criminales en sus respectivos países, por lo que ese necesario seguimiento que no se hizo, pudo haber evitado sus desmadres sangrientos. De violencia de género ya tenemos bastante con la autóctona como para tener que añadir la de psicópatas advenedizos. Marte contra Venus; el caso huele a la huella de Jack el Destripador que, a su vez, asesinaba prostitutas, se teoriza, que por liberarse de la sombra castradora de una madre en exceso posesiva. Como el americano, Ed Gein, quien coleccionaba cabezas femeninas en su sótano. O, a lo peor de la hipótesis, fue sólo por la mezquina codicia de dinero. No obstante, el criminal convivía con la complicidad complaciente de su madre y una novia que guardaba las tarjetas de crédito de sus víctimas, por amoralidad compartida o por ceguera de amor. Dicen que los psicópatas resultan fascinantes a los ojos de muchas mujeres como lo son los sinvergüenzas del cuño de Don Juan.
Si Venus se hubiera mantenido fiel al bueno de Vulcano, le hubiese ido mejor. Lo peor de su leyenda llegó cuando se enamoró de Marte.

18 respuestas a «Bajo el signo de Venus»

  1. * Lapsus calami (“resbalón del cálamo”, es decir, de la pluma de escribir)…

    * Lapsus linguae (“resbalón de la lengua”)…

    * Lapsus memoriae (“resbalón de la memoria”)…

    P.D.: Este artículo me despierta…el instinto de ases… sino…el de buscar la historia e historias de las personas/personajes que cita usted en el susodicho…para instruirme en el saber…felicidades…

    Sigmundo Vargas.

  2. Pues espero que mi artículo – ¿Sigmundo Freud o Segismundo de la Barca?- no le haya parecido también un lapsus de mi pluma. Yo lo he escrito con intención comunicativa y mucho cariño a mis lectores para que se animen, con otoño, crisis y todo entre otras cosas, pero no dejen de reflexionar también sobre la ineficacia del Ministerio del Interior ¿Era necesario que se repitiese un caso como el de Tony Alexander King? Lo que se recorta en el seguimiento de criminales extranjeros, origina un coste sangriento en las páginas de sucesos ¿hasta cuándo?

  3. quiero comentar el Artículo “Nunca Regresaré a Ítaca”
    Indicar que no me da nada de pena esa Narración ya ese tal Rodrigo le pagó con la misma moneda con que la personaje pagó a sus Amantes “Con Engaño”. ¿justicia Divina, Justicia Cósmica? o Simplemente el Justo Pago de las Acciones de una FRUSTRADA que no sabe lo que quiere y juega con las Personas.

  4. Muy confusa me deja usted, ¿Ha discutido con Travolta?
    “Nunca regresé a Ítaca” no es un artículo, sino un relato, ficción, por lo tanto, que, sin embargo, parece usted haber vivido en propia piel. Me alegro de haber logrado tal veracidad en esa narración, que ha leído usted tan intensamente. De haber sido tan efectivo mi relato en el resto del jurado, lo mismo, en lugar de quedar sólo finalista, me hubiesen dado el premio.
    Pero, dígame ¿Qué tiene que ver ese relato del 2009 con el presente artículo?

  5. ¿Me podrias decir donde has leido ese relato de Lola Clavero?
    Yo creia que solo escribia articulos. Si conoces la editorial y demas, ademas de otras publicaciones, pasamelas, por favor, dame los datos. Soy un feroz incondicional.

  6. Este artículo de Lola está provocando reacciones adversas entre sí. Todo parece indicar que Venus tiene poder de convocatoria, y eso que no fue en viernes, sino jueves, si bien el deseo no entiende de días de semana, ni se alinea con calendarios zaragozanos, calendas de agroman, u otras formas de medir la bilirrubina, o sarpullidos del instinto. Sobre mí Venus no tiene ninguna ascendecia supraordinante; además, la que manda hoy es Merkel, en todo caso. Si alguien ha perdido la razón por el negro sobre blanco, siempre le queda la pildora del día después. Saludos.

  7. Yo también necesito saber dónde encontrar la bibliografía (libros, relatos, artículos, etc.) de Lola Clavero. Si alguien pudiese informar sobre el asunto, lo agradecería.
    Saludos

  8. Sin problemas, el relato “Nunca regresaré a Ítaca”, está publicado en la editorial Casiopea y se puede conseguir, dirigiéndose al correo, pilartejera@mujeresviajeras.com.
    El relato “Fidelius” está en un compilado, “Sonrisa de gato”, que oferta la editorial “Jirones de azul”. Más difícil es conseguir los publicados por ayuntamientos, pero tengo el proyecto de dar a la luz un nuevo volumen con historias que creo que os van a interesar. Os aviso del modo de adquirirlos y cuándo, en cuanto yo misma lo sepa. Algun@s lo mismo me odiarán más. Es un riesgo previsible, pero la vida es una aventura ¿Qué gracia tiene si no?

  9. No, Lola. Tan sólo digo que no me dejo llevar ni por paganías ni por deidades omnis-todo, eso no quiere decir que Merkel tenga sobre mi ninguna ascendencia, pero sí que te tiene influencia, se quiera o no, sobre mí, sobre ti y sobre todos. Y claro, Lola, que me quedo tan Pancho, incluso tan ancho, pues los clásicos están ahí, pero están todos espichados. A mí me preocupa más el dictamen médico de una resonancia magnética, si, verbigracia, me la hice antes de ayer, que las tragedias de Sófocles, que no son superiores a las mías: yo estoy vivo. Dicen que los clásicos son una casta inoxidable, que siempre están vigentes y a la última; por cierto, me gustaría saber si Sófocles usaba la blackberry. Sobre qué perfil tiene la Merkel como Atenea de la locomotora, no sabría decirte, pero viéndola parece que hace mucho tiempo que no salta a la comba. Saludos.

  10. Sr. Pancho Panchito, ¿nos conocemos?, creo que sí, solo de vista y acaso un leve saludo. ¿Qué le dice el Rincón de la Victoria?. Es un honor. Saludos.

  11. Pancho panchito, me gustaría informarle de que Sófocles tenía y usaba bien lo importante, es decir, la caña; si no pescaba blackberrys es porque no las había. Y quizá, acertadamente, ni siquiera hubiese querido pescarlas.
    Un saludo

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