Encantado de la vida

9 Sep
Daniel Clavero Vizuete
Yo no creo que sea mala idea venir a este mundo. De hecho, por el momento, no se ha demostrado que haya otra opción. Mientras no tengamos noticias más precisas de esos otros mundos mejores con los que, de vez en cuando, fantasean algunos científicos y no pocos visionarios, parece ser que esto es lo que hay; una estrella sin luz propia y ahora dicen que sin Dios, como un barco sin capitán que navegase, desde el caos hacia el mismo caos, a la deriva. Pero, así y todo, llevamos veintipico siglos de historia bajo la llama vacilante de ese deficiente candil que es la razón humana y, aún caminando a tientas, siempre al borde del abismo, nunca terminamos de hundirnos del todo en él, como anuncian apocalípticos y agoreros desde que el mundo es mundo.
Desde la última fecha de caducidad -1999, según el ilustre cenizo Nostradamus- las trompetas del Juicio Final cumplen una prórroga que volverá a prorrogarse, después del 2012, nueva fecha fatal en el calendario de los catastrofistas, y así sucesivamente. Creo-haya Dios o no que nos proteja-en la perseverancia de don Francisco de la Torre, que no va a dejar que este planeta se extinga, sin que antes Málaga haya logrado la capitalidad cultural 2016 o concluyan, de una vez, las obras del metro. Y en la tozuda constancia de los bancos que no permitirán que este mortal género humano se vaya de rositas antes de haber cumplido con el pago de sus inmortales hipotecas; plúmbea herencia familiar de abuelos a nietos, por los siglos de los siglos. Creo también en cierto sueño profético, según el cual, el Málaga CF., ganaba la liga patria; augurio que, dados los últimos acontecimientos, tendrá ocasión de ser factible, así que pasen cien años. Como poco. Si a ello le sumamos la fe en milagros venideros como la reforma –o simple racionalización –del sistema educativo o el definitivo final del fin de la banda terrorista ETA con sus treguas surrealistas, emitidas por la BBC –incluyendo estética de tétrico carnaval del medioevo en plena era galáctica- contaremos, a lo bajo, con otro milenio más de futuro.
Te dirán que el mundo va muy deprisa, pero, mientras esté poblado por humanos- muchos de ellos burócratas y no todos chinos por ahora- nunca irá lo suficientemente veloz ni siquiera hacia su propio final. Por eso, cuando te veo dormir plácidamente en tu cuna, ajeno a cualquier inquietud que no sea tu toma de biberón cada tres horas, observo en tu completa calma un punto de sabiduría. Este mundo va todavía para largo y, por lo demás, no puede ser tan malo cuando aún puede acoger criaturas como tú, cuya simple contemplación nos hace tan capaces de nuevo de amor y de esperanza. Y quién puede pensar en el final cuando ve el principio tan de cerca; una vida recién estrenada que apunta con todo su vigor de savia nueva hacia un futuro intacto; quién puede decirte que no hay futuro, si tú eres el futuro en carne viva. O anunciarte, de antemano, que vienes a un mundo cruel; sin darte oportunidad a que lo cambies un poquito; a que lo intentes, que eso es vivir, de eso se trata, y, por ahora, no se ha inventado nada mejor –el Limbo, a la larga, resulta aburrido y además parece ser que lo ha negado algún Papa-.
Vienes al mundo, a este mundo –que no es el mejor, pero es el único, mientras Hawking no lo pueda demostrar- y quisiera que no llegases con un pesimismo preconcebido. Este mundo tiene muy mala prensa y suele ser retratado por su peor perfil, pero seguro que, entre tantos titulares catastróficos, encontrarás un lado amable en el diario. Impreso, a ser posible, en su papel, crujiente de tinta fresca y cotidiana. Como no creo en el fin del mundo, tampoco creo en el fin de la prensa escrita, en la que cabe, a cada página, todo el mundo y sus accidentes; constancia de la existencia que estrena cada día, recién parida por la imprenta, con su vivo pálpito vegetal.
Así yo te dejo en herencia estas líneas para que llegues a saber alguna vez que esos periódicos que tanto amo, dicen algunas veces cosas alegres como lo es este mensaje de bienvenida:
“El malagueño, Daniel Clavero Vizuete, cuenta hoy con una semana de existencia en el mundo. Por el momento, no hace declaraciones, pero parece estar bastante encantado de la vida”.

P.D: En esta foto, Daniel contaba con sólo unas pocas horas de vida. Desde las primeras ecografías, demostró ser un chaval bastante fotogénico. En esta ocasión -advertimos- no se admiten opiniones en contra.

11 respuestas a «Encantado de la vida»

  1. No lo tengo claro, tengo serias dudas sobre, si es o no un acto responsable traer un hijo al mundo en este (o cualquier pasado) momento. Quizá las pulsiones de la naturaleza sean ineluctables, pero eso no sería un eximente. Contribuir a anticipar la extinción del ser humano, tal vez sea el gesto más encomiable.

    Por lo demás, el niño desde luego es un encanto, mi enhorabuena a sus padres; ahora bien, lo que se dice guapo, guapo, todavía no era.
    Besos.

  2. Delicioso bebé que ha tenido la fortuna de llegar vivo y coleando a este mundo donde actualmente los seres mayores más progresistas eligen tenerlos o eliminarlos, no sin sufrimientos y crueldad. ¡viva la cultura de la vida¡-Realmente es un bellísimo ejemplar humano.¡enhorabuena¡

  3. Lola, me han entrado unas ganas locas, un deseo irrefrenable de tener un hijo contigo, ¿No sería posible sin demasiados preámbulos? Te quiero.

    PD
    Magnífico artículo.

  4. Holden, todos los del foro te conocemos y te apreciamos, y también somos conscientes de que tu apariencia asilvestrada más propia del Australopithecus anamensis, supone un gravísimo agravio a la especie humana, y que infundes de este modo a otros simios, como a los orangutanes vellosos de Sumatra y a los chimpancés moteados del Alto Volga, firmes esperanzas sobre su supuesta supremacía en la jerarquía mundial de los primates en un futuro no muy lejano. Pero no por ello debes pagar tu frustación con un bebé….más teniendo en cuenta tu más que respetable y venerable edad. Un saludo!

  5. Dos grandes alegrías me das, Lola, a la vuelta de este verano. La primera, la llegada al mundo de Daniel, ese bebé que tanto me recuerda al que vi por primera vez dormido en su cuna durante una visita a Granada, hace ya muchos años. Y la segunda, reencontrarme con la frescura (siempre intacta)de tus artículos y volver a descubrir lo mucho que disfruto leyéndolos. Un abrazo.

  6. Bueno, ese Nicolás me suena como familiar y hay aquí quien me confunde con Caperucita Roja. A ver…
    Rosa, me alegro yo también de este reencuentro. El bautizo será a las 12.45 en Periana, el día 31 de octubre…

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