El hombre de tus sueños

2 Sep
Antonio Banderas
Los adivinos, que sepamos, no tienen más poderes que los de engañar a la gente ingenua. Clientela que, por otra parte, no necesita más que escuchar lo que quieren oír; que hay un mágico porvenir escrito en las estrellas, capaz de redimirles de un presente mustio, insípido o desesperado. Al buen adivino, por tanto, corresponde, si quiere resultar creíble, adivinar el destino que cada consultante quisiera para sí, y, de ningún modo, el verdadero. Si existiera un adivino veraz, sería un auténtico fracaso. Nadie va a un adivino para que le cuente las desgracias que, en efecto, le van a ocurrir y mucho menos le paga. Los porvenires reales no valen ni el pago ni la visita. Por lo demás, dar con los datos biográficos del consultante, por mostrar una supuesta perspicacia ultraterrena, es sencillo; basta con abrir los oídos al cliente que está frito por relatar, de un principio, su vida y milagros y volver a repetir dicha información después del abracadabra. Las cartas o las líneas de la mano vienen a confirmar lo que el adivinando ya le dijo al vate, sin darse cuenta, antes de la consulta- si bien el crédulo cliente no deja por ello de admirarse, a posteriori, de los prodigiosos poderes adivinatorios del susodicho vate-.
-Esta carta me indica que viene usted de sufrir una dolorosa ruptura sentimental.
-Oh, es verdad, ¿Cómo ha podido saberlo usted?
(¿Será que usted mismo se presentó como recién divorciado?)
Con un poco de picardía, llevarse al huerto al habitual del pitoniso, tan proclive al embaucamiento, está tirado, pero hay otros, los escépticos, tan herméticos en las previas confidencias, que no se dejan sino aplicar el cliché básico del supuesto profeta, por lo general, basado en modelos de la psicología más gazmoña y rudimentaria. Esto es decir; si el adivinando es hombre los augurios irán en relación al dinero, el éxito y el poder y si es mujer pronosticarán la llegada del Príncipe Azul. Personalmente, he recibido tres de estos pronósticos a lo largo de mi vida. A los quince años, el de una gitana que vio en las líneas de mi mano a un muchacho rubio y otro moreno peleándose por mis favores, a los veinte, el de una vidente de posos de café que concretó al “hombre de mi vida” en un joven apuesto y de gran fortuna, junto al que engendraría una bella parejita y, cumplidos ya los veintisiete, el de cierta echadora de cartas que me dio al Príncipe Azul ya con la parejita de cosecha propia; “un hombre de mundo, experimentado, maduro y recién divorciado”…¿Por lo menos, es guapo?, pregunté por comprobar a qué grado de devaluación había llegado ya “el hombre de mi vida”. A lo que respondió, “la belleza no lo es todo en la persona”. O sea…que hasta en esto de las videncias llega, al final, el tío Paco con la rebaja. Para colmo, la profetisa, que, presentada como amiga, durante un almuerzo, resultó ser una profesional me pidió veinticuatro euros, “si quieres que se te cumpla”. Bien me dije que, por un porvenir semejante, no merecía pagarse ni un céntimo, pero el resto de los comensales circundantes me advirtieron de que aquella arpía se ponía de muy malas pulgas si no cobraba sus honorarios y podía atraer sobre mí todas las crueles maldiciones del infierno. Al final, “por ser yo”, me lo dejó en dieciocho, lo que me terminó de confirmar que se trataba de un destino de saldo- tal y como se supone que le queda que aspirar a una mujer que se acerca a los treinta-.
Por supuesto y por fortuna, aquel porvenir de rebajas no se cumplió. Una se curra demasiado el Destino como para que venga a enmendarle la plana la bruja Piruja con sus ñoños vaticinios. Pero creo que la falsa hechicera ya se ha hecho una pasta a cuenta de su apócrifa bola de cristal y la credulidad de algunos infelices.
Acabo de ver el último estreno de Woody Allen, “Conocerás al hombre de tus sueños”, cuyo título original es “Conocerás a un hombre alto y moreno” y he reconocido en el personaje de Cristal a todas esas embaucadoras que prometen a sus ilusas víctimas un fulgurante destino escrito en las estrellas, mientras adelgazan los números de sus cuentas corrientes. La idea del guión me parece magnífica, aunque inconclusa- probablemente Allen tenía demasiada prisa por empezar a rodar su próxima película-. La filosofía del drama consiste en lo terriblemente intolerable que se hace la vida sin una ilusión. Por eso, cada personaje se autoengaña con una quimera; el anciano busca huir de su vejez casándose con una joven, exuberante y descerebrada prostituta, su hija vive en el espejismo de un amor ilusorio con su jefe (Antonio Banderas), su yerno se empecina por ser el escritor que no puede ser, mientras la suegra –chapeau por Gemma Jones- se refugia en la credulidad de lo esotérico- si esta vida no nos complace, siempre habrá otras-.
Pero incluso autoengañados, cada cual termina eligiendo su propio destino. No comparto que sea una visión pesimista de la vida. Es la vida.

7 respuestas a «El hombre de tus sueños»

  1. La vida es como una novela, a quien le interesa que le cuenten el final!!! No entiendo a los que quieren saber su futuro antes de tiempo, si supieran el verdadero, lo mismo no querrian ni seguir…

  2. La vida es como una novela. ¿A quien le interesa que le cuenten el final? Y si, de verdad pudieran adivinar nuestro futuro, ¿Querriamos seguir viviendo? Piensalo…

  3. Iba a empezar diciendo que todos (y todas, y al revés) sabemos qué nivel (social, cultural, profesional…) ostentan aquellas personas que voluntaria, intencionada, confiada y crédulamente se dirigen (a menudo al teléfono) a que les adivinen o modelen el futuro o destino. Sin duda el mundo sería mejor sin ellas (esto no es políticamente correcto, pero es lo que pienso, lo siento). Pero no voy a decirlo sabiendo que Lola hizo ese viaje (o lo hicieron hacia ella, y esto la salva. Además, casi todas las personas hemos jugado alguna vez, de jóvenes, a ese juego adivinatorio). Bueno, lo que realmente quería comentar es, que es cierto que casi todas las vidas son tristes, y que casi todas las personas cambiarían sus vidas por otras. Pero también es cierto que, en mayor o menor medida, nuestro futuro está en nuestras propias manos y hay que ser valiente. Otro mundo, y otra vida, son posibles. Un saludo

    PD
    Por cierto, qué guapo está Antonio Banderas, ¡eh!

  4. HOLA QUERIDA LOLA!!!!!!!!!De nuevo desde Argentina, espero ansiosa cada sábado, desde que te descubrí. Bueno, lo primero, veré la peli, no sé si es muy nueva, y capaz que no esté todavía, pero la veré.
    Lo segundo, te contaré una historia, que tiene algo que ver, y si no, la cuento igual.
    _Cierto día, un hombre se quejaba de su pesada cruz, y le pide a Dios, que por qué no se la cambia, ya que al final de cuentas, no se portaba tan mal.
    Entonces Dios lo lleva a un gran lugar, donde hay miles de cruces…y le dice “elije la que más te guste”. El pobre hombre empiza la tarea, una muy pesada, la otra con espinas, la otra llena de nudos, y ni una sóla lo convencía. De pronto descubre en un rincón, una mediana cruz, que lo atrajo, y se dice “esta es la que estoy buscando”….el Buen Dios le responde….PRECISAMENTE ES LA TUYA, LA QUE TE PRODUCÍA INCOMODIDAD, LA QUE NO QUERÍAS .
    Moraleja: aceptemos nuestra vida, sin adelantarnos a los hechos, cada día tiene su gozo y su problema…disfrutemos y pasemos por alto, lo no tan bueno..
    Hasta siempre Lola, sin conocerte te admiro…y te vuelvo a hacer la invitación, Argentina, Villa María, Córdoba, tiene una casa que te espera. Junto a mi esposo, con gusto te recibiremos, Cariños.

  5. Hola, Noelia:
    ¿Sabes? Esa fábula me la contaba mi abuela, que tenía un toquecillo entre Gracián, Quevedo e Irirarte. Ella también escribía -fábulas, precisamente-. Era sabia como tú y muy ingeniosa y divertida.
    Claro que me gustaría ir a Córdoba y conocerte. Ahora mismo empiezo a ahorrar para comprar el billete. Lo único que no me ha dado el Destino, ha sido dinero, por lo demás, se está portando muy bien conmigo. Besos.
    Lola.

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