Félix el Fénix

26 Ago
Lope de Vega
La pereza se llamaba pereza en tiempos de Larra, ahora se le llama síndrome. Y tiene un montón de ramificaciones y modalidades incluso para cada estación; el síndrome post-vacacional, la astenia primaveral, el muermo navideño, que detectan en el individuo afectado una tristeza coyuntural por motivos abstractos que incluyen la casi total parálisis de actividad. Dichos malestares son propios de la sociedad del bienestar, en la que, a pesar de la crisis, estamos instalados todavía. El bienestar que consiste en la satisfacción de las necesidades materiales, corporales, tiene que idear otro tipo de malestares espirituales, pues está visto que, en general, la criatura humana, no encuentra sentido a la vida sin una preocupación o un sufrimiento. Por supuesto, dichos males son propios del primer mundo. En los países pobres, la inquietud extrema por obtener comida, agua potable o medicamentos, anula estas languideces del ánimo. Como muy bien decía el sabio Saramago, “En mis tiempos no había depresiones”. El combate contra la miseria, cuando éste es total y aquella constante, no deja hueco en el cerebro para otro asunto. Por eso, si nos remontamos al siglo XIX, hallaremos que el spleen, ese estado de abatimiento melancólico, que dejaba postradas a las damas de alta alcurnia en sus chaises-longues con la mirada perdida en la borrosa grisura de las nubes tras los ventanales de sus fastuosas mansiones, no aquejaba a sus coetáneas de bajo rango, quienes, de mejor o peor humor, no tenían otra que partirse el espinazo en el campo al ritmo de las cosechas. Los males del espíritu siempre fueron cosa de élite, pero ahora, gracias a la globalización en la sociedad de consumo, proliferan como padecimiento de masas con sesudos cuadros médicos y nombre de gravosa patología. Escucho hablar últimamente de la “fatiga crónica”, una pereza continua y sin motivo demasiado detectado que afecta a un amplio sector de ciudadanos. En otras épocas, si mal no recuerdo, a estas criaturas humanas se les llamaba “gandules”, sin embargo en estas, tan dadas a dignificar los muermos con etiquetas científicas, la palabra “flojera”, queda excluida de nuestro diccionario de lo políticamente correcto.
En este siglo XXI que parece que nunca acaba de desperezarse, que da a luz a niños ya cansados y abúlicos desde la cuna y abotarga el ritmo del tiempo con un paso pesado como narcotizado por los ansiolíticos, no hay mejor antídoto que recuperar a Lope, como referente de vitalismo y entusiasmo; del arte de vivir la vida intensamente sin dejar de exprimirle hasta el último minuto. Pronto se estrenará en la gran pantalla una película sobre este personaje, escritor singular y persona extraordinaria del siglo XVII, que espero, le haga algo de justicia.
De Félix Lope de Vega y Carpio, a mí me enseñaron muchas tonterías en el colegio y la Universidad como, por ejemplo, que escribía mucho pero muy marrullero y, por tanto, no sostenía ni de lejos la comparación con don Pedro Calderón de la Barca, hombre de costumbres austeras y firmes convicciones católicas que se tomaba su tiempo para hacer menos pero mejor, no como el picaflor de Lope que, con sus múltiples aventuras amorosas, se distraía de los precisos esfuerzos de la pluma. También, según la teoría marxista tan en boga entonces en la Facultad, que este dramaturgo era como un Mariano Ozores de la época, que escribía comedias a mogollón para hacer apología publicitaria del orden establecido, sacralizando al Rey. En todas estas enseñanzas, había mucho de visión parcial y pedagogía deficitaria, basada más en resabios mal digeridos, chascarrillos y anécdotas biográficas que en la lectura profunda del autor. A enterrar tales prejuicios de cascarilla, enseña luego el auto-didactismo, que es la manera precisa de aprender cualquier materia. Así se sabe que el buen teatro de Calderón no estorba a la calidad de la comedia de Lope, como ambos, quienes se respetaban y admiraban recíprocamente, entendían. Que el propio Shakespeare, amante del teatro lopesco, seguía las reglas del “Arte nuevo de hacer comedias”, poética del Fénix español, que revolucionó el modo de concebir el teatro, dándole acción y amenidad. Que, si bien, escribió algunas comedias conformistas, lo hizo siempre con calidad literaria y que, además de éstas, las compuso de todos los temas posibles, si no hasta llegar a las 1.500, al menos hasta las 700, que no está nada mal, si se tiene en cuenta que, además, le dejaron espacio para el ensayo, la novela y la poesía. Magnífica poesía, apenas se tomen como muestra dos sonetos, “Quien lo probó, lo sabe” y “Qué tengo yo que mi amistad procuras”. Por si fuera poco, compaginó esta extensísima labor literaria con su otra desaforada pasión; las mujeres por las que conoció el amor en todas sus facetas; el traicionero, el aventurero, el adúltero, el conyugal y el sacrílego, por el que rompió su voto de castidad, pues hasta encontró un momento de contrición al final de sus días para profesar el sacerdocio.
Conoció el éxito total, pero también la ruina y el fracaso al final de su vida. Esa vida en la que todo tuvo cabida, menos el aburrimiento. Tomamos nota.

7 respuestas a «Félix el Fénix»

  1. ¡Maldita sea! Este lúcido, magnífico, vital y vigoroso artículo parece esconder un mensaje que mi extrema agudeza y sensibilidad acaba de captar: Perder el tiempo está prohibido, y es obligatorio romper cualquier atadura que no tenga su origen en la más profunda convicción después de la no demasiado pensada reflexión. Así pues, Lola, te amo y quiero tomar un café contigo. Concédemelo. Un beso.

  2. LOLA!!SOS MAGNÍFICA!!DESDE ARGENTINA, UN BESO. CUANDO VAYA A ESPAÑA, TE QUIERO CONOCER. DESDE YA TE INVITO A MI PAÍS, A MI CASA, EN VILLA MARÍA, PCIA DE CÓRDOBA, REP. ARGENTINA. ( Y ESTO VA EN SERIO, SÓLO DEBES COMUNICARTE)

  3. Está bien que se saquen a relucir a nuestros clásicos que no los dejemos morir sin que se los hagamos hecho sonar a las nuevas generaciones,son parte de nuestro patrimonio e identidad y es nuestra responsabilidad ,que por nosotros no quede

  4. Muchas gracias, Noelia. Me encanta Argentina y estoy interesada en conocer la provincia de Córdoba, de la que me han hablado muy bien. Además sería también un fantástico pretexto para conocerte. Un abrazo.

    Lola.

    P.D: Toda la razón, Nicolás, Lope está más vivo que muchos de nuestros coetáneos. Un auténtico referente y ejemplo a seguir.

  5. Citas

    * «A mis soledades voy / de mis soledades vengo, / porque para andar conmigo / me bastan mis pensamientos» ( romance de El solitario).
    * «De acuerdo, entonces, lo diré: Dante me hace enfermar».
    * «¡Dios me libre de enemistades de amigos!»
    * «El amor tiene fácil la entrada y difícil la salida».
    * «El vino, mientras más se envejece, más calor tiene: al contrario de nuestra naturaleza, que mientras más vive, más se va enfriando.»
    * «Forzoso es hablarle al vulgo en necio para darle gusto»
    * «La poesía es pintura de los oídos, como la pintura poesía de los ojos.»
    * «Lo que cuenta no es mañana, sino hoy. Hoy estamos aquí, mañana tal vez, nos hayamos marchado.»
    * «Los celos son hijos del amor, más son bastardos, te confieso.»
    * «Ni el rey comería… si el labrador no labrase.»
    * «Ni me dejo forzar ni me defiendo, darme quiero a entender sin decir nada. Entiendame quien pueda; yo me entiendo.(El perro del hortelano)
    * «No hay en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.»
    * «No hay placer que no tenga por límites el dolor; que con ser el día la cosa más hermosa y agradable tiene por fin la noche.»
    * «No sé la razón de la sinrazón que a mi razón aqueja.»
    * «Pero con una cosa me contento; que aunque pueda quitarme la esperanza, no me puede quitar el pensamiento.»
    * «Pero la vida es corta: viviendo, todo falta; muriendo, todo sobra».
    * «… porque como las paga el vulgo [las comedias], es justo / hablarle en necio para darle gusto» (del Arte nuevo de hacer comedias, vv. 47-48).
    * «Quién lástima escucha, cerca está de perdonar.»
    * «Señales son del juicio ver que todos le perdemos, unos por carta de más otros por carta de menos.»
    * “Si humor gastar pudiera, con más salud sospecho que viviera”.
    * «Viviendo, todo falta; / muriendo, todo sobra.»
    o (La Dorotea. Edición de Edwin S. Morby. Madrid: Castalia, 1987, p. 295).
    * «Una bella huida libra toda la vida» (Gatomaquia).
    o Nota: Parodia la máxima «Un bel morir tuta la vita onora» («Una bella muerte honra toda la vida».)

    * «ALONSO: […]

    ¡Vive Cristo que es un puto
    el que se viene a la guerra
    a sembrar sangre en la tierra
    que da en quejas todo el fruto!»

    Diálogo del personaje Alonso García en «El asalto de Mastrique por el Príncipe de Parma», de Félix Lope de Vega y Carpio.

    ¿ Qué tengo que hacer?

    http://es.wikiquote.org/wiki/Lope_de_Vega

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