Premio Ateneo de Periodismo

22 Mar

ARTÍCULO GALARDONADO CON EL PREMIO ATENEO DE PERIODISMO “AUGUSTO JEREZ PERCHET”.
He tenido el honor de recibir el premio de periodismo Ateneo de Málaga, “Augusto Jerez Perchet” por el artículo que les adjunto, a objeto de dedicárselo y agradecérselo de nuevo al poeta malagueño José Antonio Muñoz Rojas y compartir esta última alegría con mis lectores y La Opinión de Málaga.

El poeta Muñoz Rojas
El poeta Muñoz Rojas

DICHOSO AQUEL
Dichoso aquel que sabe y puede elegir su vida; que hace lo que sabe y sabe lo que hace, quien hace de su pasión, su oficio, quien vive su vocación como devoción y, entregado con ganas a un empeño, llena sus días de plenitud sin conocer el desfallecimiento, el peso de las horas muertas, la vacuidad de la rutina, la grisura de la cotidianidad sin mayor aliciente ni horizonte. Dichoso aquel que desea vivir y vive a la medida de sus deseos sin desear ser más que uno mismo y sentirse en su piel como pez en el agua. No conoce el trabajo sino como placer y recreo continuo de su existencia. Sin sufrimiento, crea, construye una obra útil y luminosa al mundo que irradia al tacto de la humanidad todo el fervor gozoso con el que fue elaborada y contagia de la felicidad y armonía del creador a sus herederos. Dichoso aquel que supo emplear su talento en la dirección de sus posibilidades y dio así lo mejor de sí mismo. Dichoso aquel artesano, empleado, abogado, ingeniero, agricultor que quiso serlo y lo fue para felicidad propia y ajena y así hizo la existencia placentera a los demás y a sí mismo. Dichoso el poeta que, al cerrar su ciclo vital cumpliendo casi un siglo, deja al futuro toda una existencia dedicada al oficio de existir como quien fue; páginas que son sus placeres y sus días y nos aclaran ese misterio que es el mundo visto de cerca, tan fascinante y pequeño al fin y al cabo. Dichoso aquel poeta universal y paisano de pluma y vocación, dedicado hasta el último suspiro a comunicar en la armonía de sus versos, la armonía de la Naturaleza. Como dijeron otros, como hicieron otros; como el romano Horacio, como Fray Luis, como Coleridge, Rosalía de Castro, el último Lugones, Claudio Rodríguez y su espiritual Maestro…Machado. Dichoso nuestro poeta ya eterno, José Antonio Muñoz Rojas. Lejos del mundanal ruido, toda una vida dedicada a trazar en minuciosas pinceladas un paisajismo literario, sutil y lírico, ya fuese en el palo de la prosa o el verso, pura geometría, geografía sentimental y sensible que conmueve, emociona y gratifica, la música que, en el silencio sonoro del campo, eleva el alma hacia las más altas esferas y provoca el temblor de lo infinito e inefable. Con la difícil espontaneidad y elegante austeridad del lenguaje sencillo –Nerudiano, Machadiano también en esto- Muñoz Rojas resuelve con soltura de sabio la tremenda complejidad de las cosas sencillas. Sus versos rezuman de amor a la vida/ “Yo no sé desear más que la vida”/ pues son su propia vida entendida como pasión y oficio de sí mismo, poeta que lo es por pura condición humana hasta las últimas consecuencias, que dedica los que sabe sus últimos años a corregir y redondear lo escrito para dejar su obra pulida como un diamante por puro cariño al oficio, por amor al Arte, por ese perfeccionismo que es común a todo aquel que hace de su profesión una devoción, más allá de la necia vanidad codiciosa de fatuos y pomposos reconocimientos. De Muñoz Rojas, ha dicho su gran amigo, el también poeta Álvaro García, que no llegó a cumplir el siglo para evitar celebraciones desmedidas. Como muchos hombres sabios, de naturaleza tímida y humilde, el poeta antequerano prefería moverse en la confortable intimidad de las informales reuniones de estrictos amigos o en la inspiradora soledad del campo lejos de la pirotecnia de falsete de los ecos de sociedad en cuyo escaparate se venden los escritores como productos comerciales, cada vez más por la forma que por el contenido. Muñoz Rojas fue un poeta de fondo que, como el corredor de fondo, se prepara la vida entera para batir su propio record y llegar a la meta, haciendo del modo más honesto y coherente lo que sabe hacer. Una vez cumplido su objetivo, se retira discreto y elegante por el foro. Sólo como saben hacer los mejores, ha sabido vivir plenamente. Dichoso aquel.

 

 

8 respuestas a «Premio Ateneo de Periodismo»

  1. epicuro,doña lola,epicuro.
    item más.tenga cuidado que un tal roberto la propone matrimonio so capa de entusiasmo articulero.si el motivo es ése deberá,por coherencia,practicar la poli…lo que bibiana diga.gracias otra vez.

  2. Quiero agregar aquí a un gran poeta , que nos dejo hace poco en presencia fíca, pero sigue estando en su fecunda obra, me refiero a DON MARIO BENEDETTI, el más grande sudamericano de todos los tiempos, uruguayo de origen, argentino por adopción y del mundo, por corazón. Don Mario es sin lugar a dudas un gigante de la poesía, en especial, aunque también a escrito Ensayos, Cuentos y Novelas, el que no lo conósca , búsquelo, y me dará las gracias!Una pequeña partecita de:
    “No te salves”
    No te quedes inmóvil
    al borde del camino
    no congeles el júbilo
    no quieras con desgano
    no te salve ahora
    ni nunca
    no te salves
    no te llenes de calma
    no reserves del mundo
    sólo un rincón tranquilo
    …………………….

    pero si pese a todo
    no puedes evitarlo
    y congelas el júbilo
    y quieres con desgano
    y te salvas ahora
    y te llenas de calma
    y reservas del mundo
    sólo un rincón tranquilo
    ……………………..

    ENTONCES NO TE QUEDES CONMIG0
    ………………………..

    Mario Benedetti de “Poemas de Otros”

  3. Wispector, ese dominio del italiano me está pareciendo sospechoso…
    P.D: Por cierto, vete preparando para colgarme algo en el inventario de tópicos machistas que abro el lunes. El concurso va a ser sonado y reñido.

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