Bueno, pero aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?
La Historia que nos enseñaron en España no incluía la rendición de cuentas. De la colonización griega, fenicia o cartaginesa nos contaron muy poco, pero nada acerca de que debieran devolvernos lo que nos quitaron, si es que se llevaron algo. En tres líneas se despachaba ese asunto “comercial” en los libros de texto, como si no hubiese afectado al señor bruto autóctono de la época. Puede que no. Llevaríamos cachiporra y taparrabos y nos conformaríamos con recibir collares de ese nuevo turismo de conquista que se asentaba en ¿nuestras? costas. Seríamos como los neandertales antes de que se descubriera que conocían la música. Siempre aburridos. Sólo sexo, comer y dormir. Poco más se sabe de los celtas o de los íberos, salvo que no tenían conciencia de ser ni una cosa ni la otra. Menos aún conocemos de los tartésicos, de los que nos produce hasta un poco de sonrojo hablar. Son los duendes del bosque histórico andaluz, unos personajes subidos a un unicornio en algún juego de rol artúrico. Diría que un invento como el rock andaluz de los 70´, para poder pasar la página rápido, sobre todo por lo que nos acompleja pensar que en algún momento histórico pudiésemos haber formado parte de una civilización avanzada. Qué sopor.
Pero nada de ese pasado nos incumbe. Nosotros nos identificamos con la romanización, porque lo anterior no caía en el examen. Los hispano—romanos éramos unos hachas. Somos unos hachas. Séneca. Trajano. Adriano. Pepito. Todos los españoles nos sentimos muy romanos hasta que visitamos Numancia. Pero en cuanto salimos de las ruinas, se nos pasa el cabreo y volvemos al redil del imperio. ¿Qué español actual en su sano juicio iba a pedir cuentas a los italianos por el expolio sufrido? Somos buenos y estamos agradecidos. ¿Qué conquistadores?, no, no, no, fueron seductores. Otra cosa es que podamos pedirles cuentas a los escandinavos por lo que nos hicieron sus descendientes visigodos. Eso no estaría mal visto. Que nos resarzan cuando quieran. Nos ponemos a contar el oro y los fallecidos, por si colase. Y a los omeyas los dejamos aparte, porque bastante tienen los sirios ahora con lo suyo.
Que llegamos a Colón, arrea. Y con Castilla, a América, ofú. De la manita de la Iglesia, para evangelizar a los paganos que encontremos por el camino. Y ¿qué hicimos con los indígenas? Hicimos lo mismo que hizo EEUU en su actual territorio. Lo mismo que Australia con sus aborígenes. Como Francia en Argelia. Como Holanda en Indonesia. Como Italia en Etiopía. Nada de lo que Pablo Casado no se sienta plenamente orgulloso. El “descubrimiento” de América es, para el presidente del PP “la etapa más brillante de la historia del hombre… No somos conscientes de que éste es un pueblo milenario que ha hecho mucho por la humanidad… ¿qué otro país puede decir que un nuevo mundo fue descubierto por ellos?”.
¿A qué viene entonces la propuesta del presidente mexicano, López Obrador de que aprovechemos los actos conmemorativos de los 400 años de la toma de Tenochtitlan y los 200 de la independencia de México, que se celebrarán en 2021, para pedirles perdón por lo que sucedió allí?
No sé qué hará España. Pero el Papa Francisco en julio de 2015, ante un millar de representantes indígenas reunidos en Bolivia, pidió “perdón por las ofensas y crímenes que la iglesia católica cometió contra los pueblos indígenas durante la conquista de América”. El Congreso de los EEUU pidió perdón en mayo de 2010 a los nativoa americanos. Australia a sus aborígenes, en febrero de 2008. Francia a Argelia, en septiembre de 2018. Holanda a Indonesia, en diciembre de 2011. Italia a Etiopía, en 1996…
¡¡¡¡Vaya!!!!
¿En serio se dedica a esta memez?
Pida el inservible perdón para los asesinados de ETA, empezando por D. José María Martín Carpena, ETA actuó hasta en 23 ocasiones en suelo malagueño con objetivos como hoteles, el aeropuerto, la cárcel provincial, la casa cuartel de la Guardia Civil o políticos. A este respecto, fracasaron los atentados contra el entonces secretario general del PSOE, José Asenjo, en julio de 2000, al fallar el sistema detonador de una bomba lapa colocada en el vehículo donde viajaba con su esposa e hija; o contra quien era alcalde de Rincón de la Victoria por el PP en septiembre de 1997, José María Gómez, y su concejal de Urbanismo, Francisco Robles, al ser detectadas a tiempo las bombas lapas colocadas en sus vehículos y que fueron detonadas de forma controlada por los artificieros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Asimismo, el comando Andalucía tuvo en su punto de mira a las exalcaldesas Celia Villalobos (capital) y Esperanza Oña (Fuengirola).