Este fin de semana se nos han juntado dos celebraciones, la democrática del domingo y la realmente importante, la del encendido chiribitero de Porras y sus pocas lucecitas Ximénez, que como todos sabemos, se producirá el viernes.
Empezando por el evento del día 30, por orden de relevancia, tenía muchas ganas de hablarles de la gran selección musical que nos acompañará durante el mayor espectáculo del mundo navideño, que sucede en nuestro ombligo precisamente, y que incluirá una colaboración del hijo de Bárcenas (Willy Taburete) junto a un componente de Café Quijano y los alumnos de un colegio de Alicante como primer gran éxito que bailar en familia bajo las arcadas, y que se ha colado entre otras tres lindezas tradicionales nuestras, que también sonarán, por supuesto, tras nuestros video-selfies en Adviento -habrá que abrigarse-. Así, disfrutaremos además, de un rondo veneziano, perdonen mi mala memoria, creo que con subtítulo zodiacal, y otro rondo más, este de Música Fantasía, también veneziano, y también con zeta, como la del zorro, supongo que en clara alusión y homenaje a nuestro actor malagueño más internacional, Juanma Lara, alias el astuto. Y el pinchadiscos Ximénez pondrá el colofón con un cuarto villancico, también flamenco como los anteriores, que canta, o compone, o ambas cosas, un señor que se llama Charlo, o algo parecido. Estupendo. No nos lo perderemos. Ni aunque queramos, podremos. Serán cuarenta noches con sus cuarenta ladrones sonando tres veces diarias de seis a nueve y media de la tarde, en medio del colapso de tráfico y gentío. Impozible perdérzelo, que diría un veneziano. Por echar en falta, ya puestos, dado el cariz musical de la fiesta, sin ánimo de parecer demasiado apegado al jolgorio, yo añadiría un quinto malo, que sí los hay. Ese que también ustedes han pensado, el Polvorrón, de Letizia Zabater, ¿qué pasa? ¿No se trataba de salir en el telediario? Pobre alcalde de Vigo, intentando competir con Doña Teresa. Hasta en un árbol nos van a meter, por lo que he leído.
Sea como fuere, volverán a copiarnos en Nueva York, y si nunca nos han copiado de verdad allí, ellos se lo habrán perdido, porque somos los mejores de la Navidad luminosa, por obra y gracia, sobre todo la gracia, de nuestra superconcejala de asuntos mundanos y callejeros, edil que coordina todo el Área de Sostenibilidad de la Autoestima y Dignificación de los Umbrales de la Pobreza, y que tanto está haciendo por mantenernos el orgullo malaguita intacto y a flor de piel, por no darnos un respiro en sus tablas de gimnasia festivalizantes, arrejuntándonos a todos, perdón, apretujándonos, a la misma hora y en el mismo sitio, porque juntos, nos sentimos más fuertes e importantes, bien de muchos, consuelo de Porras. Las asociaciones de vecinos del centro, mientras, seguirán quejándose de los bares y sus terrazas, supongo, antes de llevar a sus nietos a que vean el atasquito lumínico de Calle Larios con sus mesnadas ingentes de reyes magos incluidos, paseando con panderetas sus despedidas de soltero.
Y la otra cita es el domingo. A esta campaña electoral no le he dedicado mucho tiempo, sinceramente. Que gane el que tenga que hacerlo. Puestos a elegir, prefiero que lo haga el que tenga un concepto más alto de sí mismo, sobre todo para que no defraude a la persona más importante de su vida. A mí, mientras no haya ningún candidato racista como Salvini, que hable por ejemplo, como hizo en agosto, de los corderos que matan los musulmanes en sus casas, cualquiera me parecerá bueno para dedicarle algunas líneas a partir del día 3, entre villancicos y rondos venezianos.