Me ha pillado de improviso esta buena noticia de la que hablaré de inmediato, iba a decir que porque me encuentro últimamente algo despistado, aunque me cabe una penúltima reflexión antes de darle carpetazo a este asunto previo pues, comentan en mi casa que estoy un poco más tonto que habitualmente y que será por el cambio de tiempo o por el de la presión atmosférica, no me pregunten. Lo cuchichean y lo sé porque encerrado en mi cuarto de baño, no sé qué pasa con la acústica que, se desvanecen los secretos.
En mi hogarcito obrero de Huelin, ya es difícil de por sí mantener un secreto, por las estrecheces y por el cariño abrumador con que se escrutan las miradas, así que imagínense el quebranto que añade este efecto sonoro catedralicio castellano leonés que nos transciende junto al retrete. Afortunadamente, no se oyen tanto los secretos de alcoba como los del salón. Para dotarnos de alguna intimidad, hemos dejado unos tapones de cera, de los de nadar para torpes, en la jabonera, a libre albedrío, en vez de auriculares porque no somos tanto de escuchar música en el aseo, sino más bien de repasar revistas de ciencia, a un par de minutos que tengamos. Les decía que podría ser por despiste, otros piensan que por tontería, para zanjar el tema, admito que me siento aturdido y por señalarles un culpable, sin duda, elijo las lucecitas chisporroteantes de calle Larios, de las que me declaro adicto, y que tal vez debieran seguirse como a los eclipses, con un cristal ahumado a mano y no como lo hago yo a diario, sin protección y con fervor verdadero.
Voy: ¡Le van a quitar el nombre de la Avenida a Carlos Haya y se la van a dedicar al 4 de diciembre de 1977! ¡En Málaga! ¡Y por unanimidad de todos los partidos políticos con representación municipal! ¡Viva la democracia! ¿No es una excelente noticia? Qué rabia me da que me haya pillado así, titilando de navidad, un poco obtuso. Pero, ¿cómo?, ¿pero cuándo? Si no hace nada, espera que mire la fecha, en junio de 2013, decía D. Francisco de la Torre que cambiar el nombre de esa Avenida “no responde a la petición de los ciudadanos”. Es más, aseguraba taxativamente que “no hay ningún malagueño que me lo pida; hay bastantes malagueños que me piden lo contrario”. Claro, después de oírle afirmar esto en su mayoría plana absoluta, pensé que iban a cambiarle el nombre, sí, pero por el de Carlos de Haya al cuadrado.
No es la primera vez que escribo que considero necesario eliminar a este señor del callejero malagueño. No porque el aviador guipuzcoano fuera una mala persona, que ni lo sé ni me importa, sino por su condición de oficial del Ejército sublevado durante la Guerra Civil fallecido en combate, además de piloto personal del dictador de tan infausto recuerdo. ¿Por qué somos más papistas que el papa? ¿Por qué en Bilbao no queda ni huella de este “magnífico inventor” y sí en la ciudad cuya única relación la consumó a través del matrimonio con una señorita de aquí de muy buena familia?
No tenía esperanzas sobre este asunto. Con el PSOE andaluz de lado para que no se le viera la ideología y el PP sordo, con sus cuartos de baño insonorizados, normal que no se oyera nada. A ver si tenían mi mismo problema y los cegaban las luces o las panderetas. ¿Será que el alcalde se ha quitado los tapones de nadar para ágiles y ya ha oído a alguien explicándole la ley? ¿Será que el PSOE de Málaga va a romper un plato? ¿Por unanimidad? ¿Todos? ¿Con Ciudadanos también? ¿De verdad? ¿Y todos están de acuerdo en cambiar el nombre del militar franquista por el del día en que asesinaron al niño de 18 años que pedía la Autonomía para los andaluces? Como si fuéramos demócratas de siglos, vaya. ¡Es increíble! Si no fuera porque estoy atontado de barómetro epiléptico, dudaría. ¿No será que los del PSOE y el PP no se enteraron bien de lo que estaban votando, y que los de Ciudadanos estarían ausentes? No, ¿verdad? El niño Caparrós, mejor que Carlos de Haya, ¿sí? ¡Todos de acuerdo! Esperen que salte. La Avenida del 4 de diciembre, qué bien suena.