Estamos como en 2008, jarl. El PIB de Málaga ha recuperado lo perdido durante la crisis, cuando se cruzó en las profundidades del océano con un torpedo del año 4, ¡no puedo, no puedo!, y en 2016 alcanzó, de nuevo, su mejor nivel, ¡al ataque! Además de este índice esperanzador, la venta de viviendas sigue al alza, como siete caballos que vienen de Bonanzarl, creciendo un 12,5% en septiembre, ¿te das cuen?, y el desempleo ha descendido en el 90% de los municipios diodenales de la provincia en los últimos doce meses. Un segundito, que dé un paseíto por el salón rotándome suavemente la pelvis y regrese, a can demor e narl. Fijaos si parece que la cosa vaginal (¿bajinal?) se está enderezando, fistros de la pradera, que hasta la Federación Empresarial de Asociaciones Territoriales de Agencias de Viajes de España, ¿cómor?, ponen a nuestra ciudad de ejemplo de éxito turístico rotundo, por la gloria de mi madre.
Pero habría que contar hasta tres, a güan, a peich, a gromenáuer, antes de echar las campanas al vuelo pues, aunque la recuperación económica nos envíe más señales que Jordi Pujol jugando al mus, cobarde, que tienes más tonteridas que la bolsa de aseo de la abuela de McGuiver, analizando con frialdad estos mismos datos, podrían surgirnos mas dudas que a Hamlet rellenando la bonoloto de persona humana: no te digo trigo por no llamarte Rodrigo. Nos queda más trabajo por hacer que al abdomineiser del muñeco de Michelin. Te lo digo con una mano en las lumbares y otra en la cabeza. Relájate físicamente, moralmente, pecador.
El PIB está como en 2008, sí, lo que quiere decir que restándole la inflación, los 31.270 millones de euros se nos quedan más cortos que las mangas de un chaleco. ¡Se mueve usté mas que los preciorls, cuidadín! O sea, borrándole el cerito sexuarl, producimos por igual valor ocho años después, contado en dos líneas macroeconómicas, como si lo pasado en penurias y deudas contraídas y escasez de caiditas de roma por encontrarnos más incómodos que Jack el Destripador en una comuna hippy, no hipotecasen, cuanto menos, nuestro futuro para los próximos ocho por venir, más tristes que Naranjito en una licuadora. El aumento de venta de pisos se corresponden a los de segunda mano, y al leerlo se me ha quedado la cara de Junqueras comiendo limones. Por eso será que a igual PIB y a pesar de que empiezan a venderse viviendas con más pintura encima que las que lleva Isabel Preysler en su neceser, actualmente Málaga tiene 153.764 parados más que en ese 2008 que marcó la decadencia, ¡para cortarse el duodeno de abajo!, cobardes, por más medallas que pretendiera colgarse el mes pasado la ministra Fátima Báñez, de la que me fío menoss que del ángel de la guarda de los Kennedy, más peligrosa que un tiroteo sin la meretérita en un ascensor del barco de piolín.
Pero hay que reconocer que nos va mejor que hace un tiempo, con la crisis arreciando y nosotros más tensos que Rodolfo Langostino en un cóctel. Nos va mejor gracias a los bares de turismo cultural. Por el cartón piedra del centro que atrae turistas y los lleva a nuestros bares desde el sol y la playa del Pompidou provisional. Porque al centro de la almendrita, sin las ratas de los barrios, vamos los malagueños felices a tomarnos las cañas que nos faltan y a hacer guarreridas españolas si nos dejan. Pero ahora va alguien del ayuntamiento y se le ocurre una moratoria de un año para conceder nuevas licencias a bares, alguno que en vez del graduado escolar tendrá una etiqueta de Anís del Mono, cobarde, más basto que un petisuí de morcilla, más tonto que abrir un paquete de tabaco delante de un aparcacoches. ¿Será contra el ruido? ¡Jarl! La Semana Santa a La Paz, la Feria de la mañana a Pedregalejo, el Carnaval a Miraflores de los Ángeles, y verán qué contentos firmaban los maltratados vecinos del Centro Histórico el indulto a la gallina de los jánders de oro. Málaga sin bares nuevos sería más raro que el final de twin peaks, ¿no se dan cuen?: una estúpida ruina.