Lo que está pasando en España es lógico. Que una organización convoque una manifestación en contra del referéndum en Cataluña frente al Ayuntamiento de Málaga, lógicamente, atraerá a cientos de buenas personas con banderas españolas, orgullosas de proclamar su patriotismo. Al principio se reunirán cortaditos a verlas venir, pero en cuanto se encienda la mecha de la euforia del primer envalentonado con experiencia en agitación de masas, acabarán dejándose llevar hacia la exaltación mística, que a eso es a lo que han ido. Supongo que las danzas derviches producirán parecidas sensaciones que los rizos de falsetes tenores apretando los cánticos roncos del yo soy español, español, español, ¡ey!. Y lógico, que donde se derrame tanto fervor nacionalista, se cuele una bandera preconstitucional, o dos o tres, y algún buen demócrata en éxtasis, la acoja, y otro la bese en trance españolísimo. Lógico que se una a la manifestación la más torera de las concejalas del PP, y que como le ocurrió a Juan José Padilla, pudiera ser que a Doña Teresa tampoco le molestase mucho. Y lógico que se apuntara D. Francisco, que le gusta más una multitud a la que darle la mano, que una fiesta de inauguración en uno de sus museos. Y lógico también, que haya cuatro imbéciles al final cantando el cara al sol, en medio de tanta soberanía hispánica única. ¿Alguien podría sorprenderse de este resultado en el que todos parecemos al final falangistas por mera estupidez o simplísima torpeza? ¡A por ellos, oé! ¿A por quién, tontainas? Lo fácil que se pierde la razón, siempre tan escurridiza.
Lógico que siendo Rajoy, no exista la política. Si gobierna por omisión. ¿Alguien se sorprende de que no haya intentado nada? ¿A qué no? Le iba bien desapareciendo, callando, apartándose. Como pez en el agua, vencía yéndose. ¿Qué se pensaban que era, una estrategia? Donde no hay, no hay. Por eso, ahora que hay que estar, no está, ni se le espera. ¿Matón intransigente? ¿Quién, Rajoy? Ni eso… Los del New York Times han patinado, no lo conocen. Está Hernando, hablando de nazis y Sáenz de Santamaría, de mafiosos. Pero Rajoy, ¿matón? Me parto. Y cuatro iluminados revolucionarios catalanes se bastan y se sobran para dejarnos con la ley en brazos y el Estado de Derecho aturdido. Más que lógico, Rajoy es previsible y urdir un plan independentista frente a un diplomático así, se les ha antojado demasiado fácil. Son los del Pdecat los que están frenando su hoja de ruta, porque si sólo por el plan de Rajoy fuese, en pocos meses nos veríamos otra vez replegados en Covadonga, con nuestras banderas y nuestros cánticos futboleros. Lógico, que con tan poco a favor, le echemos la culpa a Piqué de todo lo que pasa, en busca del empate. Piqué el malísimo y excluyente, al menos para los ultra sin neuronas que tienen tal lío, que no saben si pagar su rabia transnacional señalando a los emigrantes, a los del Atleti, o a los de Podemos, que sirven para cualquier descosido.
La lógica se ha impuesto con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Sin politica de por medio y con órdenes de evitar que la ciudadanía catalana votase en libertad, ¿que podían hacer? ¿Cómo se impide eso? ¿Cómo se impide que millones de personas voten? ¡Si había tantos colegios electorales como policías! ¿Qué plan es ese? Todos y cada uno de los ciudadanos aporreados, sin excepción, son inocentes. Pero también lo son cada uno de los Policías y Guardias Civiles que han actuado con ponderación -la inmensísima mayoría-, en momentos muy complicados. Lógico es, desgraciadamente, que con este gobierno, ahora se encuentren abandonados en medio de ningún sitio, acorralados en hoteles de mala muerte, soportando que se los señale como culpables de un conflicto en el que ni siquiera tienen voz.
Sin sorpresas. Todo previsible. Diplomacia y diálogo, o Rajoy. La lógica indica que en un referéndum pactado perdería el independentismo. Sin embargo, me temo que con esta inercia de la inacción absoluta, se pueda producir la declaración Unilateral de Independencia del Govern y en vez del “Gibraltar Español”, que llevamos llorando trescientos años cuando nos duele la barriga patriotera, empecemos a cantar lo de “Cataluña Española” sin que sepamos nunca, a ciencia cierta, qué pensaban de todo esto la mayoría de catalanes.