No hay dos sin tres

15 Jun

El lunes pasado vi el debate enterito. Porque estaba contento. Estaba contento porque Piqué marcó en los últimos minutos del partido contra los checos. Faltaban cinco minutos para que acabase el encuentro y estaba indignado. Como me había pasado con el fútbol unas horas antes. Mi malhumor tenía que ver con que no veía capacidad de improvisación sobre el campo. Porque ni creaban, ni proponían nada nuevo, empecinados todos en intentarlo con el consabido tiki taka de los últimos tiempos. Sánchez se la pasaba a Rivera para que rematase a Rajoy. Y Rivera a Sánchez para que hiciese lo propio por su banda desafinada, contra Iglesias. ¿A cuántos partidos eran los play off de la NBA? Lo malo no son las ganas de persignarme que me han entrado al barruntar otro empate en el Congreso sino imaginarse las veces que se habrá santiguado ya Felipe VI, pensando en lo mismo. Si Maradona levantase la cabeza, criticaría a Messi hablando con Pelé y además, le diría que los del PSOE y Ciudadanos marcando goles a lo ancho y sin porterías, serían campeones del mundo. Una táctica que está muy bien cuando se va a ganar, claro, pero que te deja en evidencia cuando no o, aún peor, en la cola de un cursillo para aprender a hacer relojes cuando te metes los goles en tu propia puerta. El que coge los ñoscos más grandes para que Sánchez se los tire a su tejado yo creo que se hace iconografía en la persona de Jordi Sevilla. Aporta aires de barón al centro, que son una barbaridad ¡Como Busquets!. Yo creo que Fernando de Páramo y Antonio Hernando pensaron durante muchos minutos del debate lo mismo que Raúl o Cayo Lara cuando se dejaban la piel para nada: jugamos como nunca. Esa frase que acababa en cuartos de final junto al pesimismo conformista de perder como siempre, se veía venir cargado de una losa de encuestas, por la lontananza.

Y pasaban los minutos. Con Albert Rivera de espontáneo, saltando al ruedo de los bloques, dispuesto a ser árbitro y delantero, según mediara. Alba y Juanfran de radicales bolivarianos, digo de extremos, como pollos con cabeza. Rajoy arreglando el desaguisado a su manera, decía que España iría bien siempre que Silva y Nolito acertaran con sus recortes, salvo alguna cosa, al borde del área. Por momentos, Pedro Sánchez me recordó a Cristiano Ronaldo. No tanto por lo bueno sino por no olvidarse de aquel pase de gol que no le dieron en marzo. Ni el dos ni el cuatro de marzo. Prometía taparse la nariz hasta que marcara Morata o le hiciésemos caso. Ni el dos. Ni elcuatro. De marzo. Por su parte, Pablo Iglesias, chulesco como Higuita en la portería, se quiso parecer tanto a Casillas que casi consigue sacarles a todos de las suyas. En qué buen socialdemócrata de guante blanco se ha convertido. Qué elegancia en las palomitas. Qué peliculón acompañándolas. De Gea paró lo que hizo falta pero Iglesias hasta su parte de sobrado.

Pero así, ¿cómo íbamos a ganar a Chequia? Rajoy tiene la pelota. Quiere pacto con PSOE y Ciudadanos. Aquí empata con Rivera. Y Pedro Sánchez quiere en su equipo a Ciudadanos y como no suma, que los del dos y el cuatro de marzo se abstengan y se aparten del campo cuando el vaya a coger la pelota y lo dejen marcar sin molestarle. Podemos de piel de cordero quiere al PSOE sin su novia. Esto es el tiki taka. Esto acaba empate a cero. Verás los turcos. Verás los croatas. Verás los votantes. Va a botar la pelota una tercera vez quien yo me sé.

Aunque el minuto de oro lo arregló todo. Con el centro de Iniesta de mi vida y el cabezazo de Piqué que, definitivamente, nos llevó a la victoria. Esperen un segundo que salte con Sergio Ramos, y en seguida vuelvo. Ya estoy. Ese minuto de gloria me devolvió la esperanza de que ganemos por tercera vez consecutiva. Si no, alguien, cualquiera, las elecciones, al menos sí, nosotros, la eurocopa. No hay dos sin tres. Me persigno otra vez con disimulo. Dos a Turquía y tres a Croacia. Que sea eso y que yo lo vea.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.