Qué bien le ha sentado a nuestro querido alcalde su minoría absoluta. A mí me tiene encantado. Está como un chavea con zapatitos nuevos, pactando por aquí y elogiando por allá, dejando fluir su buen talante tan conocido para los que lo hemos disfrutado en las distancias cortas y al parecer, olvidándose, aunque sea por las circunstancias, del rodillo que nunca aprendió a utilizar con la misma solvencia. Está más joven y saltarín que cuando sustituyó a Celia Villalobos, hace ya dos o tres eternidades. Se lleva mejor que bien con Susana Díaz y van a acabar juntos el Metro hasta el Civil en un pispás. Acabarán con los deshaucios en Málaga y, si los dejan, arreglan la economía mundial con dos o tres urbanizaciones sostenibles de viviendas protegidas por cada mil deshabitantes. Lo veo en las escalinatas del Palacio de San Telmo con el bebé de la presidenta en brazos, haciéndole arrumacos y confesándonos que lo va a apadrinar. Pero como no tendrá tiempo de ir al bautizo, tan ocupado que estará dándose la mano en algún acto de peñas, asociaciones o hermandades, probablemente le pida a su nuevo escudero, Sancho Panza Juan Cassá, que lo represente. El de Ciudadanos ya es amigo. Han creado una mesa para cuidarse el pacto con el fin de que les crezca fuerte y sano porque, haciéndose el despistado, Don Francisco le hizo un caño que le dejó la humillación exhausta instantes antes de meterle un golazo por la escuadra de los cargos de confianza y como, desde entonces, el naranjita no encuentra la pelota, no se fía del todo. Creo que no se ha dado cuenta de que no ve el balón porque él mismo se ha transformado en la bola del pinball que corre detrás del alcalde tratando de evitar que vuelva a regatearle y se la cuele.
Así, algunos ex concejales no electos ya son no concejales sí electos por el dedo mágico de nuestro alcalde rejuvenecido y sonriente en esa cómoda posición de la minoría cassaniana. Uno de ellos se reencargará de Juventud, con el extra de responsabilidad que conlleva haber sucedido en ese mismo cargo nada más y nada menos que a Mario Cortés, Juan Jesús Bernal o Elías Bendodo. Menudo nivel. Para temblarle las piernas, supongo. Si Don Francisco, despojado del severo rictus de la incomprensión que le suponía gobernar en solitario y a su antojo, en lúcida minoría ha decidido impulsar un sorprende y atractivo “plan de emergencia social” que incluirá medidas concretas para erradicar la pobreza infantil en Málaga, no menos sorprendente aunque sí mucho menos plausible me resultan los planes pijiguays del nuevo viejo Área de Juventud para este su veranito a tope. ¿Recuerdan la moto acuática que le tocó a Rai en la película “Barrio”, de Fernando Leon de Aranoa, aparcada en una farola? No sé por qué me habrá venido esa imagen a la cabeza. Estos son, entro otros, estos superpijiplanes:
Especialmente indicados para jóvenes de la Palmilla en riesgo de exclusión social, ¡Paddle Surf, Kayak, Snorkle o Surf en Tarifa! Si no se pueden pagar los 20 eurillos ni ná de ná, se ofrecen alternativas, yo creo que pensando en sus compañeros de San Andrés o de La Roca que tengan a todos los miembros de la familia en paro: ¡Fiestas de la Espuma! O a la playa, o paseos en barco, gratuitos. Sin un libro que echarse a la boca, sin otra intención ociosa que regar de solecito el cuerpo gentil. Pero, ¿sin ningún conciertito, si quiera? Calla, calla, Gaby, ¿Para qué? Si este fue el último cartel de la Noche de San Juan: Fonsi Nieto, Benjamín, Dasoul y Lucy Paradiso. Lo he dicho entero, sin persignarme… Ciudad de la Cultura, con El Pompidou, el ruso, el CAC, el Carmen Thyssen, la Casa Natal y al lado, para sonrojarnos, cartelitos como este del Área de Juventud, ojalá que no lo descubra jamás ningún turista. Dice Don Francisco que ha aconsejado a los ex concejales repescados que se busquen un trabajo fuera de la política antes del 31 de diciembre, día en el que le suena la campana de Cassá. No sé si habrá mirado a alguien.