Como un flan

15 Abr

He mirado el calendario y me ha entrado un cosquilleo nervioso. A mí me pasa, y no sé si por raro o por mediocre sin conocimiento, que igual que a veces me acaloro por causa de la vergüenza ajena, en otras ocasiones me embarga esta sensación de nerviosismo ajeno, que ahora me esfuerzo en describir. El chisporroteíto en la barriga me ocurre cuando me pongo en el lugar de alguien que debe enfrentarse a un importante examen que ni me va ni me viene. Los que se examinan ahora, y me soliviantan el ánimo ajenamente, son los candidatos a alcalde de Málaga. Lo escribo y me entran sudores ajenos propios. A poco más de un mes de campaña, deben estar cada uno, a su estilo, hechos un flan. No voy a entrar a debatir ahora qué tendrán que ver los flanes con los nervios, aunque cada vez que me apropio de este recurso, me lo quedo pensando durante varias líneas temblorosas.

Decía que me preocupan los candidatos porque esta vez se enfrentan a unas elecciones distintas y más complicadas, al menos con más actores y nuevas referencias. Lo más extraño de todo es que el PP casi no participa. Bueno, casi no quiere participar, mejor dicho. Don Francisco ha dicho que él se encarga, encantado, y los ha dejado escondiditos tras él, a buen recaudo, para que no molesten. Con el PP en horas bajas, mejor no arriesgar. Así que se borran las gaviotas, la música y las siglas y nos queda un alcalde con traje nuevo dispuesto a jugar de portero-delantero. Eso sí, en el PP no saben con quien se la juegan. A ver cómo salen de ahí después para darnos la sorpresa. Ahora que le han dejado sitio para correr con el balón, y campo por delante, a ver quién para al anciano. A ver quién lo jubila. Paquito sería el flan de huevo tradicional en esta historia, con perdón.

Lo contrario pasa en la otra acera. Hay mucho PSOE y muy poca María Gámez. EL PSOE, que no existió en las andaluzas y al que suplantó Susana Díaz, ahora saca pecho de partido y es más contrincante que nunca. La candidata no es necesaria y el aparato, menos. Ponen PSOE, se quitan del medio y les irá mejor de lo que podrían esperar. Su flan es de polvillos, pero de chocolate, riquísimo, como para quejarse…

Pero si lo del PSOE es llamativo por salvaguardar a su candidata tras la “S” de Susana, parecido caso pero elevado a la máxima expresión ocurre con Ciudadanos en Málaga. Su candidato podría ser un florero. Podrían ahorrarse la campaña. Y los discursos. Poner papeletas junto a las urnas y esperar, para sumar concejales. El trabajo ya está hecho. Un poquito lo hizo Albert Rivera. En mayor proporción, la soberbia torpeza de Rosa Díez. Y la guinda del pastel la puso el gobierno de Rajoy. Se mete todo en una coctelera, se agita y salen un montón de votos. Pero un montón. No es el PSusanaSOE lo que hace tambalear la seguridad de un nuevo gobierno absoluto de Don Francisco, sino lo que sean capaz de restarle desde Ciudadanos. Este flan es con grosellas y aroma de flores. Tiene buena pinta en carta, ahora falta que esté bueno.

Y los que eran los terceros en discordia, IU, ya no sé si son, están ni existen. Para crecer, se diluyeron y todavía están burbujeando, espero que sin ahogarse en su propio vaso de agua. A decir verdad, no sé ni cómo se llaman en estas elecciones. Tengo que mirarlo. Eduardo y los siete enanitos creciendo podría ser. O el Frente Popular de Judea. Ganemos no, seguro. Ya lo tengo: coalición “Málaga para la gente”. Si Ciudadanos pueden ser la causa de que Paco de la Torre tenga un pellizquito de preocupación de cara a los próximos comicios, su pastillita tranquilizante se llama como este Frente Judaico Popular con el que nos marean las mareas, IU, Equo, Podemos y todos los demás pedacitos. Yo no sé si esto es un flan con mititillas o con grumos. Estoy por no probarlo, a ver si se me quita este nudo impropio que me atenaza.

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