Incansable

21 Ene

Los “asuntos técnicos” del alcalde no lo han dejado tranquilo durante los últimos días. Menuda semanita. Menos mal que está joven y fuerte. Bueno, si no joven y fuerte, con muchas ganas e ilusión. Susana Díaz no tuvo compasión de su posible crisis de los 60, digo de los 70, aunque yo sinceramente creo que a sus 72 años, ya la habrá superado. Su próximo reto, la de los 80. A ver si para entonces, desde la butaca del descanso merecido, contempla con orgullo el desmantelamiento de su Pompidou provisional, con los “entre 4 y 5” patrocinadores fantasma llevándose el proyecto a otro sitio. Ojalá que pueda sacar pecho y que a partir de los 78, ya jubilado, cuente las mejores batallitas a sus nietos -ya talluditos, supongo-. Se lo merecería. Y nosotros más. Lo que no podrá hacer ya, eso seguro, es darle 150 pesetas para ir al cine Astoria como hacía conmigo mi abuela. Porque ya no es moneda de curso legal, ¿por qué si no? Afirmaba la presidenta andaluza que “una ciudad que mira al futuro se merece una alcaldesa que tenga presente y futuro” y no puedo quitarle razón ni pasar por alto que a ese planteamiento de alcalde perfecto habría que añadirle la dosis de experiencia suficiente para dar medida a esos nuevos retos. Añadía Susana Díaz que “Málaga es un lugar con tanta potencia, posibilidades y oportunidades, que necesita pasión, garra y que no pasen los días porque ya se sienta cansado quien está al frente de la ciudad”. ¿Cansado? ¿Don Francisco? Pero, ¿quién habrá informado a la presidenta con tan poco tino? Abuelete, vale, como golpe bajo descuidado pero, ¿cansado? ¿De la Torre? Sencillamente eso no es cierto. Ojalá.

Contestó nuestro alcalde a tan infundada aseveración afirmando que “si la presidenta de la Junta tuviera la curiosidad de saber a qué dedico mi tiempo, que lo puede hacer porque publico mi agenda cada semana, podría ver claramente que una persona cansada no puede hacer la agenda que yo hago”. Y cualquier malagueño adicto a un acto público con o sin canapés corroborará esas palabras. Don Francisco tiene la agenda más absurda que quepa imaginar. Un sinsentido. Llega, saluda, improvisa unas palabras acerca del acto en cuestión y el próximo entremezclados, cambiando el título del libro, la calle, la fecha o el cargo, con mucha dignidad, eso sí, y se va al trote a meter la pata en el siguiente sitio. Un no parar con la lengua fuera de sus asesores por corbata y él tan fresco.

Pero decía que no había sido una buena semana para nuestro alcalde incansable porque “cuestiones técnicas” retrasarán dos de sus proyectos estrella de pre-campaña. Ni el Pompidou ni el Mercado Gourmet de la Merced apuntan a que estén a tiempo para que el alcalde llegue, salude, haga un discurso improvisado con errores y se vaya corriendo, en la fecha prevista, o sea, en marzo. Puede que sí en abril. Pero sin opción a ninguna torpeza más, lo que resulta difícil de imaginar repasando el modus operandi de esta corporación en lo referente a obras, permisos y licencias. Y si complicado lo tienen por las prisas en las adjudicaciones de los concursos en el Museo, con el Mercado, ni les cuento: con la Junta hemos topado. El primer dictamen de la Consejería de Cultura ha desesimado el proyecto por «no considerarlo adecuado» con el entorno monumental del Teatro Cervantes ni de la Casa Natal Pablo Picasso. «Lo que hay ahora mismo tampoco es una maravilla», suspira Francisco de la Torre… Vaya semanita, pobre. Dicen que el pasado lunes fue el día más triste del año. El Blue Monday se le debió atragantar al alcalde. No me extrañaría que al final me lo cansasen. Exhausto. Como el burro del gitano…

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