El día de hoy se encuentra a medio camino entre el dedicado a los inocentes y a los reyes magos, así que más que un miércoles, me recuerda a un jueves de año nuevo y pesaroso. En un principio, se me plantearon dudas sobre si contarles las novatadas que me creí de los políticos locales durante el último año, o si me confesaba sobre lo que les pedí a sus majestades de Oriente que les trajeran por causa de ese desencanto. Aunque esto segundo, no sé si se puede. No sé si se puede pedir que le traigan carbón a otro. Finalmente, me decanté por el batiburrillo, que es lo que mejor se me da y juntar el eslogan ese de “yo no soy tonto”, tan inocente, que maneja un emporio de mercadería tecnológica, con su propio anuncio televisivo para estas fechas, protagonizado por Melchor, Gaspar y Baltasar haciendo el ridículo e intentando, se supone que graciosamente, un trueque de incienso y mirra con un simpático dependiente acuciado por el directo. Jajajá. Qué humor más iluminado. Qué finura en sus elucubraciones creativas…
Así que, como un sello real al dedo me ha venido que fuese, precisamente el 28 de diciembre, cuando lanzaran otro de esos impulsos imaginativos en forma de comentario jocoso para gente estudiada y resabida, esta vez a través de sus redes sociales. Eran las 16.55h del día de los inocentes cuando, desde la cuenta oficial de twitter de la empresa electrodoméstica, se le ocurría a su community manager espetar sin sordina el siguiente comentario: “Buenos días Andalucía”. Para partirse y desternillarse, vaya.
Por si a algún andaluz le pudiera haber ofendido la bromita sobre lo mucho que nos cuesta levantarnos, se disculparon horas después desde la misma cuenta oficial con un “jo”, que dejaría atónito al menos bruto de nuestros especialistas en protocolo. Dicen “jo”. Más cercano a jopé que a joder, estoy casi seguro. Exactamente: “Nuestra intención nunca es ofender a nadie, jo. Os queremos mucho a todos. Buenas noches”.
Pues ya está, jo (de joder). Pensé. A mi carta de los reyes con el carbón junto a mis políticos de cabecera. Perdón, olvido -já- y salud. Más sufrí y mucho más me molestó el anuncio de la marca de cerveza que me mostraba al mundo como un latifundista a caballo bebiendo sherry desde un graderío de una plaza de toros a la que acudía bailando flamenco y rompiéndome la camisa. Qué horror. Yo no soy ese que tú te imaginas… Y nadie se disculpó. Eso sí que fue un golpe directo a lo más deleznable del falso tipismo andaluz de gomina y flamenquito apaleao, que tanto desprecio. Lo peor, que algún idiota al que no le hace gracia que nos llamen vagos, sí le hacía que dijeran: “el andaluz no es un acento, es un castellano entre amigos”. ¡Habrase visto! ¿Pero qué…?
Pues hoy, tomándome las últimas cervecitas del año, me he levantado antes de las 5 de la tarde con un boicot de red social exacerbado. Un pedazo boicot visceral de algunos andaluces -a pesar del jó disculpado de la empresa del yo no soy tonto, no poco- porque dicen que “se mofan de los andaluces”. Pero bueno, eso no suele afectarnos. Qué raro… Y si somos los mejores, bueno, ¿y qué? Entonces, ¿qué habrá pasado? Es que el titular que recorre la sangre de las redes andaluzas no acaba en que se mofaron. Se completa así: “desde Barcelona, el twitter oficial de Media Markt se mofa de los andaluces”. Ya. El catalán no es un acento, es un castellano en la intimidad entre los amigos de Aznar, y Pujol, y Mas, y Junqueras. Ay, boicot… Cuánto paro… Buenos días, Andalucía. A ver si nos levantamos de una vez. Que ya toca…