El sueño truncado de Málaga 2016 ha dado paso a la realidad de ciudad cultural por la que Francisco de la Torre ha apostado para 2015. Su ciudad de los museos espera abrir tres o cuatro más de una sola tacada coleccionista, durante el próximo año, y si puede ser, antes de las elecciones municipales de mayo. Esta política cultural no sé si responde a la casualidad o la necesidad, me refiero a si se aprovechó un tren que pasaba o si el tren pasaba porque había que poner cota al ridículo, tras el fracaso del museo de las gemas, o el agujero negro del Astoria, como inválidos ejemplos. Un poquito de las dos cosas, supongo. Incluso pudiera ser que ninguna de ellas, sino que la motivación tuviera más que ver con un arranque de coraje meditado y reflexivo por parte de nuestro alcalde justiciero, en su deseo de infligir una derrota moral a ese jurado que miró a San Sebastián con mejores ojos que a su vergonzosa propuesta de las heridas, los solares abandonados y sus otros descampados. Sea como fuere, la ciudad cultural está aquí, o ya viene, para disfrute del alma y corrección de nuestra economía poco saneada.
Se mire como se mire, la apuesta es buena para la ciudad, eso ante todo. Sin embargo, hay aspectos de dudosa comprensión para un lego en las cuestiones de palacio. Dejando al margen el esperado museo de Bellas Artes y Arqueológico que corresponden a la Junta y su velocidad de crucero, y que llegarán cuando menos protagonismo puedan alcanzar, que aún así no será poco tras 17 años, nos encontramos sacando de la chistera municipal la subsede del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo, compartiendo cartel y titulares con el Pompidou. Perdonen el silencio. Es que es para quedarse patidifuso. ¡Vamos a tener la primera sede del Pompidou fuera de Francia! y tiene pegado en el titular este ruso, que será muy bonito y bueno, pero que realmente, ahí, junto al más grande, desmerece. Fichamos a Messi y a Pepe González. ¿Y quién es Pepe González? Pues lo mismo.
El aire cateto de nuestros responsables culturales o sus empleados del marketing y la comunicación nos lleva a relacionar los dos museos, en demérito de ambos. El del relleno que trata de justificar una inversión millonaria irracional en Tabacalera, completa la oferta cultural de nuestra ciudad. Es el ruso. Atractivo. Extravagante. Particular. Pero que nada tiene que ver con el Centro Pompidou de Arte Moderno y Contemporáneo, que nos llega caído del cielo. Incuestionable. ¿Qué hace la oposición quejándose de los dos millones que nos costará al año? ¿Saben de lo que hablan? El Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou es lo mejor que le ha pasado a Málaga en materia cultural desde que Emilio Prados cerró su imprenta. Que no se cuestione ni se mezcle con las demás apuestas descabelladas del Consistorio. Tenemos cinco años por delante para demostrar que nos lo merecemos. Y tiemblo de pensarlo.
No será la nuestra la primera subsede del Pompidou. Ya hay otra en Metz, de las mismas características y parecido presupuesto al previsto, aquí, en Málaga. Con una colección permanente en la que figuran la misma relación de artistas que en las obras que cederán a nuestra ciudad y con igual número de exposiciones temporales previstas al año. El Centro de Metz se abrió en 2010 y ya es el Museo más visitado de toda Francia fuera de París. Esto es el Pompidou, el mismo museo que en Málaga se anuncia junto al ruso de San Petersburgo. Y el ninguneo no acaba ahí. ¿Se imaginan en Metz otro Museo de Arte Contemporáneo que hiciera sombra al Pompidou? No, ¿verdad? Pues en Málaga, sí. Aquí somos más chulos que nadie, y está y estará el CAC. ¿Será complementario del Pompidou? No, independiente. ¿Cuál será el más importante? ¿La duda ofende? El consistorio pagará de canon 2 millones anuales al Pompidou y 3,4 millones al Centro de Arte Contemporáneo. O sea, viene Messi, pero Monolito, el que era la estrella del equipo desde 2ª división, cobrará más. Me pregunto si sabrán en el Ayuntamiento lo que tienen entre sus manos. Cinco años de prueba… me persigno.