Acabo de ver al alcalde de todos los malagueños en el programa Espejo Público de Antena 3, hablando sobre el “problema educativo” que, según él, aconteció en la peor feria del Sur de Europa dejada de sus manos o las de su equipo, para desgracia y desconsuelo general y, como tantos otros, he sentido rabia propia y vergüenza ajena. Un problema educativo es lo que le sucede a él, que no se deja aconsejar por ninguno de los asesores tan bien pagados que nos impone por razones de humanidad. Supongo. Problema educativo es el que le lleva a salir sobrado, a pecho descubierto, en posesión de su razón obsoleta, a justificar lo injustificable, empecinadamente. ¿Qué le está pasando a este hombre que se mete en tantos charcos? Del de su ducha salió trastabillado, hecho un chiste de carnaval, y desde entonces sigue a contrapié, tirando a la piscina a todos los que lo esperan para estrecharle la mano de la inauguración de turno, que no lo ven venir hecho una vaquilla hasta que se levantan mojados, y así, a la pata coja sigue de tanto meterla en cines incendiarios, berenjenales del puerto o buzoneos de partido, sin conseguir enderezar el rumbo ni el espinazo a causa de las leyes de Murphy y de la gravedad juntas, por lo de la velocidad y el tocino, aunque sospecho, también, de verlo con los brazos en cruz que, de nuevo –o de viejo- ha cambiado de plan y viéndose incapaz de adoptar a tiempo la postura elegante de rectitud que lo caracterizaba, intenta aprovechar la carrerilla de su torpeza horizontal para llegar a mayo con 16 concejales a toda pastilla antiestresante. Así va el correcaminos, sin atender a razones que lo entretengan de su foto finish de mayo. Y lo que empezó como una gracieta de higiene corporal cronometrada por su esposa, que nos pasó factura tapándonos las vergüenzas en época de rebajas, hemos llegado hasta esta desgracia, que por mucho que lo repita un insensato con un gráfico estadístico en la mano, no será otra cualquiera entre mil, nunca.
Después del trending topic de ayer de nuestro alcalde, donde consiguió ser el político más criticado del devastado panorama social del país por afirmaciones tan inoportunas como: “hay más de mil violaciones al año en España”, “no se puede poner un policía detrás de cada ciudadano”, o “la feria de Málaga es una celebración totalmente segura”, tuvo la oportunidad ayer de rectificar en directo en Antena 3. Pues nada. Empecinado en lo mismo. Dando su consabida y reiterada opinión personal sobre el tema. ¡Qué no! Que en la tele no te preguntaban tu opinión, Paquito, que querían oír a Don Francisco de la Torre, Alcalde de Málaga, por si aclaraba la serie de titulares, improperios y despropósitos a los que había dado lugar con su mal gusto y necesidad de justificarse, tras la tristísima, única y personalísima agresión que sufrió una mujer real con la que todos los malagueños nos sentimos en deuda e identificados. Que como alcalde, tenías que representar a los ciudadanos y poner en tu boca aquellas palabras que nos dejaran en buen lugar con lo que sentimos, a todos, y no abusar de nuestra confianza, Paquito, para salvarte de la quema aludiendo a cuestiones de fuerza mayor o de la ley de los grandes números.
El dispositivo de seguridad se coordina para que esto no ocurra. Ni mil palabras más. Para que esto no ocurra sin que haya que poner un policía detrás de cada ciudadano. Para que no ocurra aunque haya mil casos anuales. Y hay un responsable político que debe asumir que ha ocurrido una desgracia a pesar de tanto esfuerzo preventivo y que sólo cabe pedir perdón y asegurar que se incrementará en lo posible la seguridad para que no vuelva a suceder. Meter pecho, ponerse la chaqueta oportuna y evitar una polémica que no ha beneficiado a nadie en absoluto. Si lo piensa, ni siquiera a su vanidad, señor alcalde. Y, desde luego, aún menos a sus cuentas…
voy a escribir poco, a mi este tio, hace muchos años, que me da mucho asco, concretamente desde 1971, cuando era presidente de la diputación de MALAGA.