Pudieron

28 May

Mal de muchos, consuelo del PSOE malagueño. El que tiene fama de gafe ha ganado algo, por fin, a pesar de seguir perdiendo votos y apoyo, día a día. Ha ganado unas elecciones que le permitiría celebrar algo a 2.000 kilómetros, en Bruselas. O ni eso. Pues no sé cómo lo recibirían allí si fuese a saludar. Supongo que le cogerían la botella de cava y de muy buenas maneras le invitarían a volverse a casa cuanto antes para seguir trabajando tan bien como lo ha venido haciendo hasta ahora. Se antoja complicado que Martin Shulz festeje su derrota pensando en que la social democracia ha vencido en nuestra capital y su provincia por escaso margen. De hecho, en 5 años, le ha dado tiempo al PSOE a perder a 23.000 votantes, sólo en la ciudad de Málaga. En la provincia les ha ido mejor, según se mire. La hemorragia de votos ha sido aún mayor, eso sí, más de 50.000 ciudadanos les han quitado su confianza, pero al que consideraban su único rival, el PP, les ha ido aún peor. Así las cosas, el PSOE ha sido el partido más votado en 17 municipios que dominaban los populares desde las elecciones autonómicas. Ahora mandan los socialistas –con perdón para el socialismo- en los números democráticos de 83 de los 101 municipios malagueños, por tan sólo 14 del PP y 4 de IU. Han tenido dos años y medio para devolvernos la ilusión de ir a votar y hacernos recordar que el deber del voto útil no se corresponde con el placer del voto comprometido. Debe ser cada cual quien valore si lo han conseguido. Pero poder, pudieron -¿o es poder, tuvieron?-.

La otra cara de la moneda –no sé si es mucho contraponer-, debe estar aún más nerviosa. Los resultados del PP en Málaga, capital y provincia, son difíciles de valorar sin dejarse llevar por los sustantivos de lo innombrable. Esos que se atinan a partir del desastre y que se valoran mejor corriendo de un lado a otro del parque y con las manos del horror en la cabeza. Tres gritos e inspirar. Espirar, otro grito y a correr de nuevo. Y así hasta que se te pase el pánico o se quede libre el aseo. Sin más aspiraciones. El coleccionista de Museos que ejerce de alcalde y que paga cánones como pipas por las mismas razones humanitarias que grandes sueldos a sus asesores, se trae ahora a los rusos, poco preocupado por lo que pueda pasarle el próximo año frente a las urnas, porque no tiene rival. Hay crisis y recortes en cada uno de los ámbitos municipales, sin excepción, para enjugar la escandalosa deuda contraída por el ayuntamiento -y que la malabarista Martín Rojo maneja a buen ritmo, todo hay que decirlo- pero cuando le llega la posibilidad de un museo, al alcalde se le hacen los ojos chiribitas. No hay penas. Ni crisis. Ni recortes. Ni elecciones europeas que lo perturben. Vivan los museos. Dispendio para ellos. Con la mente embovedada en su río museístico, terminará culturizándonos por empeño senil. Vieneses y finos, de aquí a dos zapatazos más del alcalde hasta que él quiera. Falta el MOMA. ¿Para cuándo? Pero y ¿Elías Bendodo? ¿En qué se entretendrá si no tiene esos hobbies? ¿Estará correteando por el parque? Porque es para horrorizarse: los populares han perdido 18 puntos con respecto a las últimas andaluzas. Han perdido en Málaga capital, en la provincia de Málaga y en Andalucía, cuesta abajo y sin frenos. A ver si el efecto Juanma Moreno Bonilla… no lo digo y toco madera, que no le deseo mal a nadie. No obstante, a pesar de esos resultados desagradecidos que por primera vez en diez años les ha llevado a perder hasta en la capital, además de otros importantes núcleos, tradicionales feudos populares, Bendodo se ha mostrado sereno y ha desvelado su receta para recuperar el favor del electorado: «transparencia, más trabajo si cabe y mucha calle». Se le ha olvidado la confianza, me parece. Qué fácilmente se pierde la confianza y cuánto cuesta recuperarla…

También pudieron.

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