Llegan cogidos de la mano, el festival y la primavera a Málaga, con un solecito que sirve, sobre todo, para recordarnos lo afortunados que somos de no pasar frío. Bien regados, incluso, nos salen brotecitos verdes agradecidos con mucha facilidad. Como los que se cuelga en el ojal Damián Caneda, de feria en feria turística y difundiendo nuestras maravillas culturales de 20 grados en invierno, ahora por Rusia. Asegura desde allí, ojalá que con razón, que tras lo conquistado en la “Cruise Shipping Miami”, está convencido de que “2014 va a ser el inicio de la recuperación del sector de Cruceros en nuestra ciudad». Y falta nos hace porque aunque Paulino Plata ande sacando pecho por los 420.000 cruceristas que se prevé que nos visiten este año –un 6 por ciento más que en 2013-, no dejan de ser un 36 por ciento menos de los que desembarcaron en nuestra ciudad durante el año 2012, sin ir más lejos. Hemos pasado de los 651.000 visitantes de entonces a los 420.000 de ahora, a los que hay que añadir un rosario y mucho optimismo, para que todo vaya como dicen: viento en popa. No importa. Para Damián Caneda, Málaga es una ciudad «de moda». Esto es bueno. Lo malo es que quien lo diga sea el edil encargado de que realmente esté de moda, con lo que no se le puede tomar en serio. Ni nosotros ni los medios especializados. El concejal de Cultura y Turismo afirma que “todas las actividades que se organizan en torno a la cultura hacen que todos los días del año haya turistas por las calles y alojados en hoteles”. La Málaga del cielo gris, ciudad de interior y largos paseos invernales se salva del desencuentro turístico, gracias a la culturalidad que le proporciona su concejal. Ay, Capital Cultural de nuestros excesos, cuántas veces tendrán que eliminarnos de la carrera de 2016 para que se den cuenta de que no hay MAF con 150 actos que nos valga, ni noches en blanco con otros 200 que nos libere ¡de ser tan inocentes -y no digo catetos por afecto a los triángulos-!
De la Torre afirmó el otro día que la capital tendrá algún día un buen museo marítimo y un acuario. Ya está barruntando de nuevo. Esto sí que es un brote verde. Que su deuda municipal se haya reducido un 6 por ciento y sólo se deban ya 701 millones, debe haberle devuelto el ímpetu que desde lo de las gemas, sólo le ha permitido soñar despierto. Ya estará viendo embovedado el río sin más concurso de ideas que las suyas propias. Y viéndolo bonito, lo que aún es más raro. Afortunadamente, ya se le aprecia tan envalentonado que incluso ha instado a la propiedad del Cine Andalucía a que defina su uso. Predicando con el ejemplo, espero que inste también a que lo defina, a la propiedad del Cine Astoria. O a la propiedad de Tabacalera. Instados y definidos todos de una vez, para ser justos y olvidarnos de la Málaga cultural de las heridas y sus videos tan poco competitivos. En ese camino de curarnos de los solares abandonados, que tan culturales nos parecieron en la campaña de la capitalidad cultural europea, el alcalde afirmó el pasado lunes que «en cuestión de pocos días» el Ayuntamiento dispondrá del listado de edificios de propiedad privada que se encuentran en situación de abandono en el centro histórico para recordarle a sus propietarios la necesidad de mantener los edificios en las mejores condiciones». De los edificios de propiedad pública, en cambio, no ha dicho nada.
En fin, este fin de semana primaveral vendrán turistas a vernos los brotes verdes. Dice Caneda que por el Festival de Cine, las óperas, las librerías llenas y las colas en las salas independientes de teatro. Y yo lo creo porque me gusta estar de moda. Pero bendito sol, intocable. Bendito mar y clima, irrenunciables. Por si acaso.