Tragaderas

15 Ene

Estoy viendo por la tele la que tienen montada en El Gamonal y me da mucha pena. Pobre señor empresario condenado por corruptelas, al que después de salir de la cárcel, el sueño español le ha permitido volver a ganar otro concurso público y en vez de sentirse arropado por la sociedad contra la que ha saldado sus deudas, es señalado por tres o cuatro delincuentes encapuchados que no representan a nadie, como si su pecado no se hubiese limpiado del todo en la lavadora de la penitenciaría. Ay, pobres españoles pobres, desagradecidos, que no respetan ni a los señores influyentes que gracias a sus inmensas fortunas dan trabajo a tantos miserables y otros cuantos muertos de hambre. Hasta un coche quieren tener. Hasta aparcarlo gratis en su barrio. Qué desfachatez. Si este eminente empresario, señor capitalista y amigo del alcalde, no se forra lo suficiente, ¿cómo va a crear empleo? ¡A ver! Tendrá que tener un aparcamiento subterráneo en su poder para conseguir pagar un sueldecito en vías de dignidad al encargado de mantenerlo siempre a punto, o si no, ¿de dónde va a sacar los beneficios este buen empresario para cumplir con su función de seguir creando(se) riqueza? ¿Que se destruyen 800 metros de plazas de aparcamiento hasta ahora gratuitos en ese barrio burgalés de trabajadores? Pues sí, claro… Para que 246 vecinos estacionen su vehículo en el parking del señor ex presidiario de corbata que se ha hecho con la obra, se tienen que quedar sin aparcamiento, o si no, ¿de qué van a gastarse lo que no tienen en aparcar ese vehículo que aún no les han embargado en ese parking privado tan moderno? Y si pena me da el empresario, más aún el señor alcalde de Burgos. ¡Que quiere hacer la obra! ¡Que lo dejen en paz! Para uno que quiere gastarse un porrón de dinero en obra pública, que lo dejen tranquilo. A ver si lo copian los demás y se les quita el miedo a la señora alemana del pubis fracturado. ¿Tanto follón porque va a enriquecerse su amigo? ¡Pues como en todos lados! Bueno, no, en todos lados, no. Aquí, no. Aquí está la señora Porras, que creó cátedra con sus contratos más legales de lo normal. Por eso, porque aquí tenemos a la superconcejala Porras, entre otras cosas, no me explico que en el programa que presenta Jesús Cintora, “las Mñanas de Cuatro”, se comparase la situación del Gamonal con lo que podría pasar en Málaga por la subida generalizada del agua con la que pretenden ahogarnos desde EMASA. ¿Aquí? Imposible. La gente de Cuatro no sabe de lo que habla cuando se refiere al supuesto estallido revolucionario malaguita. Nosotros somos educados. Borregos o no, pero muy bien educados. Hacemos lo que se nos manda en orden. Con el botellón, la Semana Santa, el Carnaval, la Noche en Blanco… Todos en cola fraternal y esperando el turno debido. Nadie se encapucha ni quema contenedores a no ser que se haya cogido una melopea muy mala. Pero las gamberradas del peor gusto, aquí no se deben a quejas, ni a reivindicaciones, ni a la defensa de los derechos de nadie. Aquí si se hace una maldad es para dar por saco, a título particular. Sin ir más lejos, si hay huelga de lo que sea, nos ponemos del lado más raro. Ya te digo, los ladrones son los basureros…

Yo no me preocupo por las posibles consecuencias de la subida de las tarifas del agua en cuanto a que la liemos parda. Consumo de 112 litros por habitante y día (30 litros menos que la media nacional) y a airearse sin levantar mucho los sobacos, para que no se note. Si somos 125.000 los que vivimos con menos de 200 euros al mes y lo disimulamos como buenos cristianos, sin armar follón; ni se nos nota. Qué tontería entonces esto de beber, ducharse o tirar de la cisterna. ¿Para qué? No se hace y ya está. Con taparnos la nariz…

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