Ya llegan los guiris

5 Jun

Los guiris son como los reyes magos porque vienen cargaditos de regalos. Lo que pasa es que al venir desde occidente, persiguen al sol en vez de a la estrella navideña y por eso debe de ser también que llegan en junio en lugar de diciembre. Cuestión de solsticios, equinoccios, antípodas y huso horario. Según esta absurda teoría nosotros deberíamos ser los duendecillos que los servimos a destajo. Porque el malagueño usa los servicios más que nadie, lo que probablemente tenga que ver con el calor y sus cañitas, y porque el malagueño abusa del sector servicios, más que nadie también, porque no le queda otra. Es el PIB. La alegría de vivir. El agosto. Olé, olé, ¿holanda? ya se ve…

Puede que los guiris sean los reyes del verano malagueño, pero de lo que no hay duda es de que los reyes entre los guiris que nos visitan son los cruceristas. Por muchos motivos pero el principal, nadie lo sabe. Yo creo que porque alguien ha vendido muy bien la moto. O se la ha dejado a quién debía, bien metida en un calcetín. Lo del crucerista en Málaga es un poquito bienvenido Mr. Marshall. Alguien difunde que es muy rico y que gasta mucho, y mientras vuelve de la montaña Moisés, ya le han hecho una estatua dorada los gnomos de los juguetes. Homenaje el crucerista, pone en la plaquita y se ve a un señor en pantalones cortos, chanclas y calcetines, con un fajo de billetes que le sobresale del bolsillo de su camiseta bien sudada, como si fuera un clavel colorao. Que conste que a mí me gustan mucho los reyes de reyes, casi gitanos de sangre, que se bajan de los barcos buscando una farmacia donde recargarse de aprovisionamiento de biodraminas, lo que no comparto es el afán de hacerlos trinos. Padre, hijo y señora, vale pero el espíritu santo que nos lo concedan a los que nos lo curramos con cada gota del sudor de nuestra frente, nuestra camisa de lunares y nuestro sombrero cordobés…

Voy a desvelar un secreto que haría desmayar a cualquiera que esperase al sol, bajo el balcón y las pancartas de Berlanga, la llegada de la comitiva de cruceros como salvavidas a su precaria situación microeconómica de crisis. El crucerista sólo permanece cinco horas en Málaga y se vuelve a su barco para irse con otra. Es así de infiel. En esas cinco horas se gasta 16,76 euros en picar algo y hacer pipí y 17,51 euros en compras, según datos de un estudio de la SOPDE. En total, se gasta cada navegante, en Málaga la inconmensurable cantidad de 62´55 euros. En Sevilla –porque las comparaciones siempre son odiosísimas- cada turista que los visita se gasta a diario 77,09 euros, según los datos de la Encuesta de Coyuntura Turística publicados por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). ¿Será que allí llegan más transatlánticos?

Cada guiri que viene a Málaga se pasa dos días de media en nuestra ciudad para gastarse más de 100 euros, aunque no se baje de un barco. Este es el dato real. ¿Recuerdan cuánto nos costaba una semana de vacaciones con todos los gastos pagados cuando éramos ricos y nos íbamos de vacaciones como los guiris? Pues subirse a un maravilloso barco de estos, siete noches, tropecientas ciudades, todo incluido: menos de 500 euros. Cuánta fruta y yo tan viejo, que cantaba Siniestro Frutal. Si me hubiese pillado con cuartos, llegaba yo en crucero, por lo menos, a semifinales…

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