El actual equipo de gobierno de la Diputación Provincial de Málaga ha suprimido la figura del Defensor del Ciudadano, puesto que ha ocupado, durante sus únicos ocho años de funcionamiento, Francisco Gutiérrez, ex secretario general de CCOO y funcionario del grupo A en dicha institución. Fue bonito mientras duró. La unanimidad llevó al Pleno a crear esta entidad en el año 2003 y la unanimidad llevó a elegir en 2005 y reelegir en 2009 a Francisco Gutiérrez para el puesto. Pero en el año 2013, al equipo de Elías Bendodo no le ha temblado el pulso a la hora de saltarse el consenso. Pese a la manifiesta oposición del resto de grupos, le ha dado carpetazo al asunto, por ineficaz y descontrolado.
La ineficacia tiene que ver con lo que se considera duplicidad de servicios en el Gobierno de la Diputación: que haya un Área de Cultura y desde Presidencia se ponga en funcionamiento “La Térmica”, no es duplicidad. Tampoco que la Oficina de Atención a los Alcaldes no sea el despacho del Presidente. Duplicidad de servicios sí es que exista un “Defensor del Ciudadano” en la provincia y un “Defensor del Pueblo Andaluz” a nivel de la Comunidad Autónoma. O sea, que si hubiera un “Defensor del Pueblo Universal”, nos ahorraríamos todos los pasos intermedios y a la cola o ajo y agua. Dicen los que mandan en Diputación, además, que el trabajo que realizaba el Defensor del Ciudadano de información y asesoramiento lo está asumiendo la Ventanilla Única que han creado y que agrupa todos los servicios de atención a la ciudadanía “mejorando la coordinación de los procedimientos administrativos». Pues qué bien. Si nos dan a elegir entre un defensor con nombre y apellidos, ojitos, nariz o hasta boca, o una ventanilla muy única, ¿con qué nos quedaríamos?
Gutiérrez, que culmina su segundo mandato -el máximo según los estatutos- el día 17, permanecerá en el grupo de responsables de este servicio. Se ha mostrado «satisfecho» del trabajo realizado durante este tiempo, ya que «en estos ocho años se ha valorado nuestro trabajo, tanto a nivel institucional como por gran parte de la ciudadanía».
No creo, por tanto, que tenga que ver la supresión de la figura del Defensor del Ciudadano con su eficacia. ¿Será con el ahorro? Pues tampoco: la Oficina del Defensor del Ciudadano estaba integrada por cuatro personas, todas funcionarias de la Diputación Provincial, que pasarán a desempeñar su labor en la Ventanilla Única. ¿Entonces?
Al Gobierno actual de la Diputación le obstina el control absoluto de cada uno de sus organismos. La figura del Defensor del Ciudadano se estableció en base a un consenso y la elección de la persona que debía hacerse cargo de su representación, del acuerdo de todos los grupos políticos. Esto quería decir independencia. Francisco Gutiérrez lo tiene claro: «tanto la no renovación de este puesto como su creación dependen de una decisión política».
La Ventanilla Única de Atención al Ciudadano es un organismo que depende del Área de Derechos Sociales, que dirige, en la Diputación, su vicepresidenta, Ana Mata. La Ventanilla Única no tiene cara. Su responsable política, sí: Ana Mata, del PP, cercana a Elías Bendodo.
No hay que dejar nada al azar. Ni al Defensor del Ciudadano. En definitiva, control es eficacia.