Por culpa de la UEFA, Sevilla capital y Dani Rovira, al santón de los malaguitas de oriente lo han multado en Marbella, y la historia me recuerda lo que contaba mi padre de la mili, que se arrestaban cosas; una garita, un escalón o un banco.
Multar al jeque será como multar a un tío en América o como rendir cuentas con la misma garita culpable. Un acto de fe, de honor o de risa. Para cobrarle la multa habrá que ir a buscarlo, como hizo el pobre de Fernando Hierro cuando aún era creyente o pensaba que preguntando llegaría a su casa de Catar, como si fuese de Roma. El jeque no está, aunque puede ser a veces. Otras, mayormente cuando hay que pagar un segundo plazo, sencillamente no existe. Como es etéreo, se le ha multado en etéreo. Puede que la multa sea de 30.000 euros. Puede que sean 50.000. He leído que ya son 55.000 euros. La Junta de Andalucía ha sancionado al jeque catarí, propietario y dueño absoluto del Málaga C.F. y adjudicatario –junto a una sociedad municipal- de las obras de ampliación del puerto de La Bajadilla de Marbella con 55.000 euros por incumplir los plazos marcados en las obras. Posiblemente, una injusticia de la Junta antimalagueña. Probablemente, un desproporcionado castigo que ha urdido en connivencia con la UEFA. Ahora bien, con los mismos efectos prácticos que una regañina a una garita antes de su arresto.
Lo que se sabe es que el Bien Amado de los más forofos no ha pagado esa injusta y desproporcionada multa no por injusta ni por desproporcionada sino por mundana. Donde él flota, no hay multas ni cantidades que abonar. Él es una garita en una alfombra montado en un corcel blanco en cualquiera de sus propios sueños o de quien espere hacerle llegar una factura pendiente de pago. El jeque no paga multas porque el jeque no paga nada, por más manía que nos tengan en o tengamos a Sevilla. Por eso no ha pagado tampoco el canon en la Bajadilla. Por eso el arresto de un escalón o de una silla en la mili no conseguirá reeducar a uno ni reinsertar a la otra en la sociedad ni con mi padre vestido de soldado, ni con un ejército profesional que nos defienda de un ataque marciano en un amargo porvenir. Es como la predestinación absoluta…
Le han dado un plazo al jeque. Otro más. O paga tropecientos mil euros o le pasa algo terrible. ¿A quién? El jeque Al-Thani y el Ayuntamiento de Marbella tienen un plazo de tres meses para poner en marcha el proyecto del puerto marbellí, que acumula ya un retraso de casi dos años desde que se firmara el contrato. Y si no, ¿qué? El plazo de tres meses es además definitivo y no caben más negociaciones ni ampliaciones. ¿Y si no paga?
Si no paga, ni estará ni se le encontrará. A nadie debe de pillar por sorpresa. Y el Ayuntamiento de Marbella estará tan ocupado tapándose subsidiariamente sus vergüenzas, que tendrá que señalar a su ex socio como culpable de todo el despelote. Al Thani tiene tres meses para desembolsar lo que le exige la Agencia Pública de Puertos de Andalucía: las dos anualidades del canon comprometido a la Junta para 2012 y 2013, por un importe total de 1,5 millones de euros, a razón de 750.000 euros anuales. Una cantidad irrisoria si se mira el presupuesto de más de 100 millones que decían los más sagaces de la política local que iba a invertir en las obras. Una cantidad preocupante atendiendo al normal devenir del jeque cuando se le apremia a seguir para sus pagos el calendario gregoriano del resto de los mortales. Si no le apetece, quiere, o puede, no pagará ni dará explicaciones que paralicen -ni lo pretendan- el posible embargo de confianza.
¿Y sus negocios con Málaga? ¿El Arraijanal? ¿De la Torre? Lo mismo. Exactamente. ¿Hay posibilidad de que ocurra algo distinto? O lo que es peor, ¿dónde estará el Málaga CF el año que viene? ¿Dónde dentro de tres años? ¿Cómo dentro de cinco? ¿Alguien duda acerca de cómo se quedará el Málaga cuando lo desechen sus actuales propietarios?