La junta de gobierno local ha cerrado el proyecto de presupuesto del Ayuntamiento de Málaga para 2013. De hecho ya se ha llevado a la Comisión de Pleno de Economía y mañana pasará al Pleno Municipal. A fin de cuentas, el montante asciende a 680.263.098 euros para hacernos un 8 por ciento menos felices que este año, por más que los ricos también lloren o que la salud sea lo más importante. Yo no sé si esos 54´2 millones que dejarán de gastarse el próximo año se notarán mucho. Si no, los técnicos de la economía municipal habrán demostrado su pericia, aunque señalarán sin querer, el gran despilfarro municipal de este año, algo que los peorpensantes supondremos siempre de nuestros gobernantes cuando no nos queda otra pataleta no violenta contra la que arremeter, por la desgracia macroeconómica que nos microeconomiza. Si sí, será más democrático. Estaremos todos más tristes y apretujados, con los técnicos lavándose las manos por no anunciarse milagreros y los que los mandan, viajando más austeramente a Roma, sin beatificar acompañados ni pontificar más de la cuenta. Lo malo de esta forma de entender los recortes democráticamente es que el sufrimiento en la escasez corresponde siempre en directa proporción, a los más inversos en la desproporción. Y debe de ser por eso que, dicen desde el Consistorio, el dinero destinado a “gasto social” durante el próximo año será enorme. En total 54,2 millones de euros. ¡Cáspita! Los mismos 54´2 millones que no eran muchos, ahora en gasto social, resulta que no son pocos. Que dios y los beatos que fue a aplaudir la señora Francia y no a hacer turismo, nos pillen confesados.
Pues puede ser que ese dinero en gasto social no sea tanto. Podría ser que desde el Ayuntamiento se pensase que con el montante que van a destinar al fomento del empleo y lo que llaman “mejora del tejido empresarial”, que es cualquier cosa que no quepa en otro sitio y que pueda encubrir la inmensa partida del Palacio de Ferias y Congresos, la “cosa” podría mejorar. Ojalá pensasen eso y ojalá no se equivocasen. No sé yo. Lo que sí imagino es lo dificilísimo que debe de ser hacer un presupuesto público tan grande y dejar a todos contentos. O en este caso de crisis, al menos, igual de descontentos.
Para comparar, supongo, los de IU han hecho otro presupuesto “paralelo”, no sé si alternativo pero, a ciencia cierta, imaginario. Las cuentas, eliminando lo que consideran “gastos superfluos” -un 60 por ciento en gastos de publicidad y propaganda, trabajos externos, dietas y locomoción de personal directivo y no directivo; un 30 por ciento en publicaciones y gastos protocolarios y un 10 por ciento en otros conceptos como arrendamientos o suministros- les salen con un superávit de 42,5 millones que, ellos afirman, destinarían a reforzar “los servicios públicos a través de una oferta de empleo o en financiar el Plan de Choque Contra la Pobreza y Desigualdad Social”. Que estaría muy bien. Lo que no entiendo es por qué sólo recortarían de esas partidas y no de la cuenta de asesores y altos cargos. Ni de los sueldos vitalicios en la Gerencia de urbanismo. Ni de la millonada en cánones museísticos por causa de la alucinación cultural delatorreriana. Ni por qué no retocarían el presupuesto para devolver a los empleados públicos municipales lo que injustamente se les ha quitado. ¿O es que están de acuerdo con todo eso?
En definitiva, dejando a un lado la cuenta-ficción política de IU de cara a la galería, nos queda el presupuesto municipal real de supervivencia y cruzar los dedos. Tal vez, cruzar mucho los dedos.