Privilegios de saldo

24 Oct

El pasado lunes, Don Francisco de la Torre se acordó del 34 por ciento de malagueños que no encuentran trabajo, y de los 150.000 que han firmado un contrato a tiempo parcial durante los últimos diez meses, y hasta de los 20.000 más afortunados que han conseguido renovar nueve contratos laborales seguidos en lo que va de año sin sufrir un ataque cardíaco. Se acordó de todos ellos para justificar el plan de ajuste municipal que afectará al sueldo de sus 6.400 empleados; “todos los que estamos en el sector público somos privilegiados desde el punto de vista de la estabilidad. Hay que recordar que otros lo están pasando peor”, apuntó.

Con esta afirmación patriarcal, tan cuidadosa de los suyos, dejó entrever la aflicción que le causamos los más desfavorecidos pero, a la vez, y sobre todo, como mirando a Antequera, deslizó un recadito-reproche a los que, agraciados por el favor de la supuesta estabilidad concedida, cayeran en la tentación de quejarse más de lo debido, casi por gusto. Yo creo que Don Francisco, con estas palabras, lo que pretendía era reclamar un compromiso. Solidario con los que trabajan para él y caritativo para que a los que le sobre algo, se acuerden de sus pobres. Porque él, caído ya de su sueño de Babel, bastante tiene con responsabilizarse de cuadrar unas cuentas imposibles. Hay que arrimar el hombro. Todos. Él, renunciando a las obras colosales que tanto le entusiasmaban y el resto, rebajándose el sueldo con una sonrisa, los que aún cobren algo, o gastando en turismo de manifestación, los que no tengan nada.

Porque otra cosa no sé, pero el talante democrático, nadie puede negárselo a nuestro alcalde. Miedo me da pensar en el día en que se rinda y ceda su puesto a un delfín tapaquiebras de su partido. Ni el beneplácito de la pena nos quedará a los desventurados. Prueba de esto es que, según han denunciado los representantes sindicales de los empleados públicos municipales, tras haber solicitado un «proceso de diálogo» con la concejala de Hacienda, María del Mar Martín, ésta se negó siquiera a reunirse con ellos. Sin embargo, sí lo hará Don Francisco, que los recibirá en los próximos días.

Francisco de la Torre es así. Escucha. Debate. Encaja las críticas. Le obsesiona el consenso. Tanto que, debe de estar contentísimo de que por una vez, todos los sindicatos con representación municipal (CCOO, UGT, SIP-AN, CSI-CSIF, SPBM (Bomberos) y UPLB) estén de acuerdo en algo y hasta hayan establecido un plan conjunto de movilizaciones y protestas contra sus recortes. “Estamos convencidos de que existe un amplio margen en los presupuestos municipales para reducir gastos sin volver a hacer víctimas y culpables, a los empleados públicos”, aseguran los portavoces sindicales.

¿Un amplio margen? Ojalá. Tan austero que es el Consistorio y tan atado de pies y manos con respecto a los sueldos de ex empleados de urbanismo y otros cargos de confianza, por razones de Humanidad, no sé de dónde. Según el alcalde, el plan de ajuste aprobado por el Consistorio, “supone la reducción de un 10% pero aplicada sólo a los pluses por trabajar los fines de semana y los festivos y por nocturnidad”. O sea, pretenden ahorrar 1,4 millones de euros al año aproximadamente. Veinte veces menos de los que nos costó el Museo de las joyas, una cuarta parte del despilfarro del Astoria o la mitad del canon que se concede al Museo Thyssen o al CAC anualmente. Es más, con lo que hemos pagado en los dos últimos años de lucecitas navideñas, sobraría medio millón y los 6.400 malagueños, que el alcalde considera privilegiados, seguirían cobrando lo que, en justicia, les corresponde.

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