A alguien del Ayuntamiento se le ha encendido la bombillita –roja- esta semana y se han apuntado a los recortes de urgencia. Nada nuevo si no fuera porque afecta a los intocables del Consistorio, o sea, a los de las lucecitas de colores y a los que el alcalde se negaba a dejar en la miseria por razones de humanidad. De repente, aquella cosa imaginaria que llevaba a nuestra ciudad a encabezar la lista de las que más gastaban del país en luminotecnia navideño-carnavalesca ha dejado de ser tan trascendental como la pintaban. Pasaremos de pagar 900.000 euros anuales a 521.622,80 como si nada. Cuatro años de crisis insistiendo sobre lo beneficioso y necesario del dispendio desde la Casona del Parque y ahora se nos ningunea un 42% de felicidad chisporroteante de un plumazo, incluyéndolas dentro de un paquete de medidas de ahorro cualesquiera. Pobres comerciantes, ¿qué va a ser de ellos ahora? Paupérrimos ciudadanos, ¿dónde centraremos a partir de ahora nuestro disfrute? Si no fuera porque la señora Porras ha demostrado ante la ley lo bien que hace sus contratos, pensaríamos que aquel que firmó hace cuatro años con lucecitas Ximénez y que no podíamos rescindir sin volver a los juzgados, nos fue sólo regular. Pero que nos quiten lo bailao. Lo que nos hemos divertido a cuenta de mirarlas entrañablemente embelesados. Siempre habrá algún quejica, eso sí, que considere que lo que ahora es suficiente antes pudo ser un –otro- tremendo despilfarro.
Aunque, para sorpresas de austeridad, la que afectará a sus excelencias, los gerentes municipales. Ni imaginarme puedo la clase de gota fría que debió recorrer la patilla del técnico, asesor o funcionario que puso en aviso al Ayuntamiento de que las cuentas no iban tan en popa como se merecían y que ha obligado a echarle la mano al cuello hasta a sus más apreciados empleados. ¿Cómo convencerían a Don Francisco de rebajar los sueldazos de sus mejores cargas, digo cargos, de confianza? ¿Tras una cena opulenta? ¿A la hora de la siesta? ¿Con la toga romana encima? Ni idea. Aunque, si tuviera que apostar, lo vislumbraría, quizá, entretenido con un tiralíneas, puede que esbozando el embovedado de un río. Sea como fuere, consintió y ¡106.000 euros nos vamos a ahorrar! Una cuarta parte que en bombillas.
Los gerentes de la EMT, Emasa, Limasa, Smassa, Limposam, Palacio de Ferias y Congresos, Málaga Deporte y Eventos, Promálaga, Parcemasa, Teatro Cervantes, Festival de Cine, Onda Azul y Más Cerca van a ver reducidos sus emolumentos a niveles de risa. De carcajada nerviosa, diría. Como sea, sin duda, de manera ejemplar. Si no por aquello de predicar, sí como demostración al populacho de que también se aprietan el cinturón –un poquito- por causa del Municipio. Ya ven, en el mejor de los casos, ganará alguno de ellos, 125.680 miserables euros al año. Con lo caro que cuesta ser rico, me pregunto de cuántas cosas se verán obligados a prescindir con tanta variable. En definitiva, 1.072.610 euros anuales a repartir entre los trece desafortunados, invariablemente.
Me queda preguntarme cuál será el próximo recorte de grandeza. ¿La ciudad cultural de las heridas? ¿Su Festival? Que empiecen a temblar los Museos que dependen del Ayuntamiento. Si a los cargos de su mayor confianza, el alcalde le ha quitado las migajas ejemplares, ¿qué pueden estar tramando hacer con ellos? Al menos siete millones de euros al año entre aportaciones y cánones conocidos dejarán de ser sostenibles más pronto que tarde. ¿Málaga 2016, ciudad sin museos? Al tiempo…