Me hago francés

12 Sep

Parezco francés. Me he mirado al espejo y callado y metiendo barriga podría pasar por francés de segunda generación. Sobre todo de perfil. No es que se me haya esfumado el sentimiento patriótico y menos ahora, recién ganada la Eurocopa, lo que pasa es que me pongo en lo peor y puestos a elegir, y como están las cosas de las economías y los rescates, me identifico más con el país vecino que con los demás de nuestro entorno europeo. Para italiano, griego o portugués, me quedo como estoy y de los que me quedan por rescatar, prefiero a Francia que a los otros pueblos aún más bárbaros del norte. Además, si París es la ciudad de las luces, Málaga podría ser la ciudad de las lucecitas Ximénez, a tenor de lo que nos gastamos en iluminación navideña, feriante y carnavalera con dicha empresa, por obra y gracia de la señora Porras y sus contratos legales. Afrancesado pero malagueño no dolería tanto.

Todo esto lo digo porque el domingo habló Hollande por la tele y anunció las medidas de ajuste que va a llevar a cabo en Francia. Va a por los ricos. A los que ganen más de un millón de euros les van a imponer solidariamente la tasa del 75% de IRPF. Espera recaudar 10.000 millones de euros de estos pobres hombres ricos. O là là. Y otros 10.000 millones de sus mismas empresas. El más perjudicado va a ser Bernard Arnault, el dueño del imperio del lujo francés –Louis Vuitton y Moët & Chandon son dos de sus sesenta marcas- quien al enterarse de la gran mijita que le quedaba, amenazó con hacerse belga.

Pues así las cosas, el lunes le tocó el turno de la tele a Rajoy. Y cumplió consigo mismo. Permaneció en un tramo, pero de la escalera, sin que nadie pudiera averiguar si estaba subiendo, bajando o buscando las llaves, matarile. De los temidos “de momento no voy a”, dijo pocos. Alguno sí, pobres pensionistas. Afortunadamente, de momento no dijo que de momento no iba a tocar los subsidios por desempleo. Toco madera. Algún iluso pensaba que podría imitar a su homólogo francés y anunciar retoques en los tramos del IRPF de las grandes fortunas españolas. Pero no. Debió de ser porque aquí, a diferencia que en Francia, la solidaridad se reparte entre todos a partes iguales. La justicia social del Gobierno de Rajoy empieza por el más pobre, para dar ejemplo o, seguramente, porque espera que le den un premio. O eso, o Cospedal lleva razón y lo que hizo Hollande el otro día es lo que ya ha hecho Rajoy en España.

Veamos. En cuanto a los más ricos, los que ganan más de un millón de euros anuales tributarán un 75 por ciento en Francia y un 55 en España. O sea, que los ricos españoles no se harán belgas. ¿Y las clases medias? Las acomodadas, las de políticos, cargos de confianza y afines que ganen, por ejemplo, 53.500 euros anuales, en Francia pagan un 30 por ciento y aquí un 43. Se ha dado la vuelta a la tortilla patatera. Ser español de clase media alta ya no conviene, no. La diferencia entre lo que paga un multimillonario y alguien que siga disfrutando tan honradamente como pueda de la sociedad del bienestar, es de 12 puntos en España mientras que allí, es de 45. Y faltan los pobres, nuestra mayoría. Pongamos 11.896 euros anuales. En Francia tributan al 5,5 por ciento, en España, al 24,75. ¿Esto es lo que Cospedal dice que qué? Me hago francés, si me dejan, como Bernard, belga, aunque por motivos contrapuestos y con muchas menos ganas. A ver si mañana, como él, salgo en la prensa bajo el titular: Casse-toi, pauvre con!, traducido, con perdón, ¡lárgate, pobre gilipollas!

O ni eso.

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