Casi nada más IVA

El sábado nos suben el IVA. Creo que lo hace Rajoy. Aunque puede que sea cosa de De Guindos o que se deba a una decisión de Montoro. Hasta pudiera ser que no tuvieran nada que ver con ello y que fuese cosa de la Unión Europea, o de su Banco Central, o de los prestamistas alemanes, o incluso de Merkel. El culpable, como de todo, debe de ser Zapatero pero el plácet lo da el Gobierno español, eso es lo único constatable reparando en la firma. Aunque lo hace a disgusto, supongo, a tenor de lo asegurado en campaña. Fue en abril, tres días antes de adelantarnos que la subida del tipo general se llevaría a cabo en enero, la última vez que les oí hablar sobre los perjuicios que la hipotética subida reportaría a nuestra economía. Desde entonces, enero se convirtió en septiembre y el mal en mal necesario. Lo que no tengo claro es si ese mal necesario ya forma parte del discurso del bien común, o sigue en proceso de estudio. A mí, en realidad, conformista y apaleado, lo que me intriga es conocer el fundamento de la medida. Si va a servir de algo. Presumo que lo que se pretende es recaudar dinero para poder pagar los intereses de la deuda. Los Técnicos del Ministerio de Hacienda hicieron una valoración el mes pasado y cifraron sus expectativas en un aumento de ingresos cercano a los 7.500 millones de euros anuales. Montoro, sin embargo, anuncia un incremento de 20.000 millones. No me lo explico. Será que en macroeconomía tantos miles de millones son milímetros microscópicos en sus tubos de ensayo. Y un pringado que reclama 400 euros, un microbio. Lo que más me preocupa es que puestos a especular –más quisiéramos-, ese montante aproximado que se espera recaudar pudiera sufrir un desfase hacia los ceros de la izquierda, a los que últimamente nos vamos acostumbrando. Sin ir más lejos –ay, madre mía- esta misma medida ya se ha puesto en práctica en Portugal y los números resultantes han salido más rojos que Sánchez Gordillo. El Ejecutivo de Passos Coelho se vio obligado a subir el IVA en enero –por imposiciones del rescate- y contaba con ingresar un 11,6% más que en el año 2011, pero la realidad es que hasta el 31 de julio la recaudación de este impuesto ha descendido en el país vecino un 1,1%. No hay que ponerse nerviosos. Creo. ¿Qué tendremos que ver nosotros con Portugal? Ese país tan alejado del nuestro, con tan pocos lazos comunes históricos o políticos. ¡Nada! Siendo pesimistas, podríamos ponernos en lo peor e imaginarnos una situación parecida. Que en vez de 20.000 millones más, recaudemos doscientos menos. Pero con De Guindos, Montoro, Rajoy, sus viernes y Robinson Crusoe, sobreviviríamos al naufragio. Unos cuantos años en taparrabos y ya aparecerá alguien al rescate, eso seguro. Si el barco tiene bandera alemana, nos escondemos y si no, sálvese quien pueda. Los banqueros y los cargos públicos primero, y así hasta llegar a los microbios, también imprescindibles, pues en definitiva somos los que pagamos y mantenemos el sistema.

La Organización de Consumidores y Usuarios ha hecho una estimación sobre el efecto anual de la subida del IVA en el presupuesto familiar. Lo sitúan en 470 euros. Si bien, se trata de unas familias muy raras. Deben de ser del Norte. En Málaga, 29.780 euros de presupuesto anual no los maneja cualquiera. Si acaso, los politiquillos sin pedigrí. Algo subirán la media, eso sí, los otros, los que cobran como Guillermo Collarte, el canutas, y sus amigos de confianza. Los demás, la mayoría de ciudadanos, con suerte -y trabajo-, dudo mucho que alcancemos la mitad de todo ese dineral, ni añadiendo los primos a la familia. O sea, unos 235 euros nos costará el IVA, calculando a ojillo microeconómico. ¿235 euros cuántas comidas menos son? Dos días al mes sin cenar por el bien de España, de Europa, de Alemania o de sus bancos. Casi nada.