Se acerca el próximo viernes sin habernos recuperado aún del anterior Consejo obligatorio de Ministros. Ni nos ha dado tiempo a quejarnos del IVA. Esto es un sinvivir. El recorte a los empleados públicos ha dado de sí más de lo que se suponía capaz a una sola semana. Se han metido ochenta elefantes en un 600 por la puerta. Y yo lo he visto. En Fuengirola y Marbella, los cargos electos han renunciado a su paga navideña, dicen que para equipararse en sufrimiento a los funcionarios. Me da a mí que más que por corporativismo, pueda deberse a que se ha lanzado un bulo en las redes sociales que asegura que en España hay medio millón de políticos chupando del bote. No son tantos. Los que se han puesto a sumarlos, a puñaditos aproximados, dicen que son cien mil. Cien mil que superan el umbral ese, el de la pobreza que atenaza el pensamiento, y que todavía persisten al día a día casi sin sobresaltos microeconómicos. Estos son algunos de los que aún pueden seguir viviendo por encima de sus posibilidades. Tiempos aquellos… A ver si tienen suerte y no caen en la tentación de comprarse un piso con un crédito hipotecario a cuarenta años, como nosotros, los ciudadanos de andar por casa hasta el desahucio. Yo me alegro de que aún existan privilegiados que puedan afrontar lo de reducirse una paga del sueldo así, por gusto. Aunque muchos más que esos cien mil ideólogos de nuestra libertad son los que sólo con esa paga de tres mil eurillos de la que se han desprendido nuestros políticos con arrojo, echarían el año. Afortunadamente, no recuerdo cuántos miles de malagueños vivían el año pasado con menos de 10 euros diarios.
Los números cantan. Nuestros cargos electos son entre diputados en el congreso y senadores, parlamentarios autonómicos, alcaldes y concejales, 66.000. Se rumorea en los editoriales de prensa que, aproximadamente, 55.000 concejales de pequeños municipios no cobran. Dando por ciertos estos datos del ojímetro periodístico, con temor a equivocarme, serían solamente 11.000 los políticos elegidos democráticamente que cobrarían en función de su cargo. ¿Y los otros 34.000? Son cargos de confianza. O sea, por cada político que cobra legitimado por las urnas, tres cobran por designación del que puede y manda, por señalamiento ungido. El número de cargos de confianza y el sueldo que perciben no están sujetos a ninguna ley que no pase por el arbitrio personalísimo de quien lo haya nombrado. Y no se conoce en España ningún cargo de confianza que no cobre. ¿Cuánto? En Málaga, lo que quiera el alcalde; en la provincia, lo que quiera el Presidente de Diputación; y en Andalucía, lo que decida cualquiera de sus reinantes de Taifas, bajo la protección del Califa Griñán. Las recomendaciones del Femp les entran por una oreja y las del Famp les salen por la otra.
La transparente austeridad de nuestros gobiernos más cercanos nos permite averiguar el sueldo de los empleados públicos malagueños que más cobran –todos ellos cargos de confianza-. El Ayuntamiento de Málaga, formado por 31 concejales electos, reconoce en su propia web 64 sueldazos de confianza entre personal directivo, eventual y gerentes de organismos autónomos y sociedades municipales. Elegimos 31 pero pagamos, democráticamente, a 95. “Por razones de humanidad”, según nuestro alcalde, con la que está cayendo, perdón, con la que nos está cayendo, se siguen pagando más de 100.000 euros anuales a seis afortunados profesionales. En Diputación, con 31 representantes ¿electos?, reconocen 51 cargos de confianza. Algunos imprescindibles, como el asesor “para asuntos taurinos” y el “chófer asesor de Presidencia”… ¿Y en la Junta? Cualquiera sabe… Sospechen echándose a temblar… ¡Mantienen aún 120 empresas públicas!, como punto de partida…