Yo no entiendo para qué se descansa en la Eurocopa futbolera. Este paréntesis deportivo nos lleva, de nuevo, al desánimo. Con lo a gustito que se estaba con que si Fábregas o Torres. Así, sin quererlo, volvemos a los índices y a las dudas para volver a cargar con el peso de la deuda. Qué día suelto para la reflexión más inoportuna. Ya me sé a cómo está hoy la prima de riesgo. A más de 500 el kilo. Este mercadeo de papel me llega antes a casa que las ofertas de las grandes superficies al buzón y no me interesa tanto el interés. Si no voy a comprar bonos. Ni al 7 por ciento ni al 70. Yo quiero el periódico deportivo y que me dejen tranquilo. A ver si sacan a Cazorla. Del Bosque. Y lo traen a la ciudad en loor de multitudes.
Lo del pan y circo se entiende cuando lo llevas en tus propias carnes. Yo reescribiría la historia que nos han contado. Esto no podía ser cosa del César, no, esto es a lo que se agarraba la pobre gente cuando era más pobre que gente. A lo mejor lo del pan, sí, pero lo del circo, no. Del pan departiré en cuanto regrese la cartilla de racionamiento de la que hablaban los abuelos. Será pan americano. Para que nos dé ganas de cantar la horrible versión pegadiza de Tu Vuò Fa’ L’Americano al masticar. Porque alemán, si está Merkel, seguro que no. Hasta que no lo cobren todo sus bancos, que no sé de dónde, ni mijita. Pero estoy de acuerdo con lo dice un amigo sabio que tengo, que si debes poco, tienes un problema pero, si debes mucho, el problema lo tiene el otro. Lo del suban, estrujen y bajen, que cuando era niño significaba autobús, hoy podría tener otros matices de significado para la economía alemana. Puede ser un pronóstico. Una profecía si les gusta el misterio. Nos subimos al carro, nos estrujaron y como alguno se baje, no habrá godo que no se hunda con la piedra atada al cuello. Ni cristiano.
Dicen que la solución la tiene Hollande. Como para fiarse. La tenía Rajoy en noviembre y se le perdió en la campaña. Como la memoria. Lo peor del caso es que quizá llevase razón. Como está haciendo todo lo que aseguró no haría, nunca sabremos si su plan hubiese funcionado. A mí me da la sensación de que lo que no tiene Europa es centro del campo. Ni defensa, ni portero, ni delanteros ni estrategia. Le falta el organizador. O un jeque que ponga la pasta. Y no será Hollande. Que dice que hay que crecer pero me da a mí que no le llega con sus ahorros. El apellido lo delata. En la Euro más que Francia, podría haber representado a los de la naranja escacharrada, y ojalá me equivoque.
Lo mejor es hacerse el sueco. Tragarse partidos hasta que acabe la Euro y esperar a las olimpiadas. Se separa nacional e internacional del diario con cuidado de no caer en titulares y te quedas con el relleno deportivo y la programación televisiva. Ahora que repaso, mejor se elimina también la sección local. Para evitar desaires con la envidia, que es muy mala, y nos nubla la razón en cuanto a la lógica de que haya cargos directivos en las empresas municipales que cobren en directa proporción a sus insuperables méritos. Tenemos al Messi y a la Cristiana Ronalda de la política municipal en nuestra nómina, gracias al dedo, siempre protector, de nuestro alcalde, por el que no pasan los años ni las crisis.
Me voy pintando la bandera. Toca circo el sábado y observar antes a los rivales. A ver qué hace Grecia. Y no me refiero a lo del domingo pasado sino a lo del próximo viernes, que es lo que nos afecta a los conformistas. Que le meta uno a Alemania y se defienda. Es lo que nos queda. El fútbol como guía. Si no fuera por Irlanda, todos los rescatados contra Alemania, peleando los cuartos hasta la última pesetilla.
Grecia, Portugal, España –con permiso de Rajoy- e Italia –tiritando- se lo vamos a poner muy difícil. Y ya no hablaba de fútbol. Qué poco queda de Europa.