Se cumple un año desde las elecciones y Francisco de la Torre se muestra orgulloso de su labor al frente del Gobierno Municipal. En su opinión, «no hay aspecto que toquemos donde no se hayan producido avances». Es un discurso parecido al de Cristiano Ronaldo. No sé si Don Francisco se siente tan joven, guapo y rico como el futbolista, pero un diez igual de grande sí se pone. Y no sé yo. Nuestro amigo Ze Erre Ziete debería de decir algo al respecto. Aunque de entrada, cosas en común sí tienen. Se me ocurren, a bote pronto, unas cuantas. Por ejemplo, ambos son unos ganadores natos, eso está claro. Además, les une la misma afición por los coches y las joyas. Y afinando, incluso se les podría comparar por su pericia a la hora del regate. O sea, como dos gotas de agua. O casi. Pues si bien es cierto que ambos son sobresalientes, no lo es menos que nuestro alcalde saldría muy bien parado si se analizaran objetivamente las virtudes de cada uno minuciosamente. Porque no es lo mismo enfrentarse a Messi que tener por contrincante a Miguel Ángel Heredia o a María Gámez. Ni comprarse un caprichito de oro o un Ferrari a pretender un Museo entero de cada para las tardes ciudadanas. Francisco, se mire como se mire, sale ganando en todo menos en los goles que le meten por la escuadra. Y no son tantos. No tantos como los que les metimos a Malta, quería decir. Eso sí, la mayoría imparables. No tanto por lo crítico del terreno de juego como por el pelotazo que les precedía.
Porque de goles o de aspectos que toquemos donde no se hayan producido avances, se me ocurren unos cuantos. Me refiero a los rascacielos de Repsol, los cuatro grandes espacios culturales (Astoria, Tabacalera, Esquina del Puerto, Auditorio), el hotel de cinco estrellas en el Palacio de Miramar, el funicular de acceso al castillo de Gibralfaro… Y de pelotazos, sigo al vuelo los acaecidos esta semana en nuestro Ayuntamiento y que incumben, por un lado a los ocho ex altos cargos cesados de urbanismo que, en virtud a una resolución firmada el pasado viernes, se les consolida definitivamente el pago de los pluses de 1.800 euros mensuales que vienen percibiendo como complemento a su sueldo nominal, según ha denunciado el comité de empresa, a los que hay que sumar el sueldo base, la antigüedad y otros conceptos ya establecidos que suponen que algunos de ellos alcanzan retribuciones anuales superiores a los 100.000 euros, lo que hace que en muchos casos cobren más que los actuales jefes de departamento, y de otro, lo que está ocurriendo en Emasa y ha recordado IU, que en la actualidad existen tres directivos que sobrepasan «con mucho» la edad de jubilación y siguen en sus puestos “con sueldos que suman unos 500.000 euros al año”.
Aún así, se puede estar orgulloso. De la Feria, del Thyssen, de la Champions, del Festival de Cine, de la Semana Santa, del Carnaval, del sol, de Picasso… De todas esas cosas que son aire, entretienen y dejan poco espacio a la reflexión. Sólo espero que no sean éstas las que avalen o en las que se sustente una acción de gobierno.
Supongo que hay aspectos que Don Francisco no ha querido tocar para poder sentirse orgulloso. Porque los avances espectaculares de verdad en el último año se han producido en el aumento del número de desempleados, que llega ya al 34% en Málaga, y en el de ciudadanos que malviven bajo el umbral de la pobreza. Y, claro, se puede desentender en lo relativo a que las obras no se inicien porque la coyuntura económica nacional no permite grandes inversiones por parte del sector público ni el privado o que poco o nada pueda hacer para combatir el paro desde La Casona del Parque. Lo que sería un argumento razonado y razonable. Pero el más razonado y razonable de los argumentos no sería ese, sino sentirse orgulloso cuando toque. Cuando gane una liga si se mete a futbolista o cuando haga felices a sus conciudadanos si se dedica a la política.
Lo de los ex jefes de Urbanismo clama al cielo. Se puede ser más egoista, pero no más cínicos y sinvergüenzas