Hoy es mi día de asuntos propios pues inocentón me considero hasta que no se demuestre lo contrario. Así que, como cada año, le pongo especial interés en aflojarle la fe a los titulares sorprendentes que me ofrece la prensa local por aquello de disimularme pillín y avezado. A diferencia del fútbol, aquí el más tonto no hace relojes, ni mucho menos, y no sería la primera vez que me creyera a pies juntillas algún inconveniente del peor gusto. Mi primera vez fue en clase adolescente, cuando aún me peinaba, y el objeto ruborizante empleado en el ardid fue una escueta nota manuscrita de la que emanaban los mismos efluvios del instinto carnal que yo encubría y que, por supuesto, no cabría imaginar en una joven tan delicada como la que supuestamente firmaba. Desde entonces soy tímido y precavido.
Tanto que, para no caer en la trampa, he decidido encontrar la noticia bromista en el periódico de hoy y demostrar mi pericia pseudoculpable. Ha sido fácil, inocente y divertida: “Los arquitectos proponen el convento de San Andrés como museo”. Qué risa, me troncho. La noticia, que parece real, continúa asegurando que “el Colegio de Arquitectos aplaude la propuesta de la inmobiliaria ImNova e insta al Ayuntamiento a estudiar el proyecto”, qué ironía más fina. Dice, “el decano del Colegio de Arquitectos de Málaga, Antonio Vargas, ha considerado que la creación de un museo dedicado a la Arquitectura podría ser un proyecto muy interesante para dinamizar aún más la actividad cultural y comercial de la ciudad», y les ha faltado añadir lo del gran espacio de ocio para parecerse más aún al fiasco de Art Natura, qué graciosos.
A mí me gustan mucho estas bromas que, sacadas del contexto del día, podrían considerarse buenas propuestas para la ciudad. A eso le llamo yo “urdir” en la llaga. En vez de los grandísimos Museos de Museos secretos del alcalde, en vez de los enormes citrinos en La Tabacalera, un museo de Arquitectura, de cierta envergadura cultural, no estaría nada mal para una ciudad que se autoimpone esa etiqueta a bombo y platillo para no reconocerse perdedora en la carrera del 2016.
Un Museo de la Arquitectura estaría bien pero en Málaga es imposible. Aquí gemas y cuadros alquilados sí, pero museos interesantes, no. ¿Por qué? Porque según el Alcalde los museos son caros. Y a fe que debe creerlos así pues se gasta 7.800€ diarios en el Centro de Arte Contemporáneo, 5.700€ en el Thyssen, o 3.300€ en Art Natura (sin abrir). Pues claro que le salen caros. Carísimos. Sólo con estos tres espacios museísticos, nuestro Ayuntamiento se gasta 17.000€ diarios, o sea, medio millón al mes. Ahora bien, a pesar de la millonada, no son tan caros como el Museo del Prado, dice y se queda tan ancho.
Lo del Museo de Arquitectura será inviable en tiempos de crisis porque sólo teniendo que abonar una gran cantidad de dinero lo estudiaría el Consistorio, o eso se deduce de su devenir. Y no está el horno para bollos. Y menos, cuando el único bollo que se tiene entre ceja y ceja es el Museo de Museos, el que, por nuestros bolsillos, será conocido como el Museísimo del Terror.
Novatadas a mí…
Estupendo este artículo, y ¡diana! : en el tema, en los datos, y en el tono. A ver si se va enterando el personal. hace falta más conciencia «urbana». Y lo de «urdir» en la llaga, acertada variante del consabido urgir.