Fantasmas Económicos

5 Oct

Hasta hace unos días contemplaba la Economía como una Ciencia. Desde el pasado domingo, si bien no descarto aún esa posibilidad, sí que ha pasado a formar parte de las aseveraciones que mi enrevesado discernir colocan, al menos, en tela de juicio. La causa inmediata se la arrogo a la tele. Por primera vez en mi vida vi el programa de Íker Jiménez enterito. Hablaban de fantasmas, de sí existían o no. Y había científicos, supongo que especialistas en Parapsicología, que se enfadaban mucho cuando se les negaba la mayor. Me da tanta vergüenza decir que no ceo en fantasmas como me daría confesarles mi descreimiento en cuanto el ratoncito Pérez o los Reyes Magos. Así que no lo haré. Reservo mi agnosticismo para declararlo en cuestiones existenciales de mayor enjundia. Pero, a lo que iba, tras oír a parapsicólogos de prestigio televisivo argumentando sus postulados, caí en la cuenta de lo que me recordaban a los economistas. Yo, que soy un apartado del saber científico por cuestiones que mucho tienen que ver con mi capacidad intelectual, leo cosas de los neutrinos y me quedo igual. Debe de ser muy importante lo que corren. Se habla de viajes en el tiempo y me da risa y ganas de entender lo que nunca entenderé. Pero yo acepto, por ineptitud, lo que dicen, si no los científicos, los periodistas que me lo traducen al lenguaje vulgar. Pues eso me pasaba con la Economía. Lo mismito. Pero a día de hoy, ese pensamiento sumiso hacia lo desconocido económico, me está cambiado. La Economía tiene de Ciencia exacta lo que la Parapsicología de Ciencia empírica. Es más, la Parapsicología me suena a cuento chino y la Economía, también. Si fuese capaz de catalogar a la Economía dentro de alguna ciencia, la incluiría en la parapsicológica. El problema es que, por más que me esfuerce y a pesar de que se imparta en alguna universidad norteamericana –o eso digan los que vivan del invento-, no puedo considerar ciencia a la ciencia-ficción que divulgan.

Ahora resulta que no está claro que apretarse el cinturón sea bueno para salir de la crisis. Las predicciones económicas que auguraban que haciendo sufrir a los ciudadanos de poca monta con tremendos recortes sociales para reducir el déficit público, tal vez no fueran las acertadas. Lo dice Obama y la retahíla de eruditos que lo secundan, entre ellos, nuestra Ministra de Economía y Fantasmas. La Ciencia Económica, por lo visto, se dedica a predecir en un oráculo y a ordenar medidas que funcionan o no dependiendo de si funcionan o no. Tal vez, la culpa no la tenga la Economía, ni los economistas de postín, ni siquiera sus gráficas de colorines. Puede ser que, en el peor de los casos, debamos mirarnos al ombligo. ¿Y si eso que entendemos como Economía, y que precisamente asumimos como cierto por lo incomprensible que nos resulta, no se trata de un pensamiento único? ¿Y si hubiese diversidad no sólo ideológica, sino también metodológica en sus posibles planteamientos?

Hace años que me conformé como tantos, lo reconozco, a contemplar una sola posibilidad en el manejo económico, que tenía mucho que ver con el liberalismo y sus leyes de mercado. Nuestros políticos se copiaban unos a otros, los analistas de la tele repetían los mismos argumentos deshumanizados y, sobre todo, había trabajo. Oía a Vicens Navarro, a José Luis Sampedro y a un puñado de desafectos, tan científicos y económicos como los otros, hablar de una Economía Social, sin que nadie los tuviera en cuenta. Ahora, con el paso del tiempo, sumidos en la crisis y sin visos de que la remedien sus sabios precursores, pienso que estos economistas críticos merecen, al menos, la oportunidad de ser escuchados. Y tal vez si se les hiciera caso otro gallo nos cantaría a todos.

Una respuesta a «Fantasmas Económicos»

  1. Magnífico sentido del humor, Gaby, y estupendo artículo. ¡Lástima que lo más probable sea que por un tiempo no nos va a cantar otros gallo que éste, ya casi como el de Morón, sin plumas y ¿cacareando?
    Tomarse con tu humor las cosas con la que está cayendo, es digno de elogio.
    Enhorabuena.

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