“2016 sí que sirvió”, titula el compañero V. A. Gómez, con acierto una columna en La Opinión de Málaga. Sirvió de mucho, como bien dice, apoyando su argumento en el éxito de participación ciudadana del que disfrutamos el pasado sábado, durante la velada de la Noche en Blanco.
A mí, me coincidió con la visita de un amigo, llegado desde Burdeos y que hacía ya algunos años que no venía a Málaga. Habíamos quedado para cenar y nos acomodamos en una terraza de calle la Bolsa. Por supuesto, la conversación estuvo centrada en lo cambiada que se había encontrado la ciudad en materia cultural y me sentí tan halagado que no encontré el momento de sacarlo de aquel paraíso del cambio en el que nos hallamos imbuidos por la casualidad de una fecha propicia. No le conté nada de la excepcionalidad de la noche y se marchó con ganas de escribir una carta de agradecimiento al encargado de gestionar la cultura municipal malagueña, mostrando su apoyo e indignación por los que hubieran apartado a nuestra ciudad de la carrera por la capitalidad europea.
Al día siguiente, Dominique volvió a Francia sin despertar de su ilusión y la Noche en Blanco se tornó en humo, como siempre.
Málaga es una gran ciudad, vacía de contenido cultural en lo cotidiano. Penosamente. Una visita guiada a un Museo o nada son sus únicas opciones de crucero con Picasso al fondo a la derecha. Porque la cultura está desenfocada hacia el turista con prisas que no tiene tiempo de meterse en un local a ver una obra de teatro independiente, ni en un cineclub a disfrutar de una obra de arte y desmayo, ni en un antro, a ver lo que se cuece en materia independiente musical, y que le reserva una hora a conocer la Alcazaba, la casa natal del pintor o su museo.
¿Y al malagueño? Se le da una noche en Blanco al año para que haga todo lo que un buen crucerista puede, sin tener que pagar la entrada y un permiso a los artistas para que se desfoguen en la calle.
En Málaga no hay locales con teatro independiente, ni cineclubs de andar por casa. Vergonzosamente ninguno, nada para un millón de habitantes. Había algún bar, eso sí, que se atrevía a programar conciertos de pequeño formato. Pero fíjense, era ilegal. Intentar cambiar las cosas de Málaga en materia cultural es ilegal, porque desde hace varios lustros no se conceden licencias para ofrecer teatro ni música en nuevos locales del Centro. Ni aunque cumplas la normativa sobre insonorización o seguridad. Simplemente está prohibido. El arte privado en pequeño formato está prohibido en nuestro municipio porque sí.
El Velvet club, local situado en la C/ Juan de Padilla, era un último reducto que llevaba varios años programando música en directo para un aforo limitado de ochenta personas. Se trata actualmente de un local insonorizado y que cumple con escrúpulo la normativa sobre seguridad. La semana pasada se le prohibió por los que mandan con vehemencia que volvieran a ofrecernos conciertos. ¿Por qué? Porque no tiene licencia para organizar conciertos. Y no la tiene porque no se dan más. Ni aún cumpliendo el local con las exigencias de la norma.
A gente como a mí, malcriada en la ilusión democrática que supuso la transición, que una cosa sea porque sí, directamente no cabe entre sus planteamientos. No hay razones objetivas ni subjetivas que den luz a una posición anquilosada en nuestro Ayuntamiento que impide a un particular conseguir una licencia para realizar una actividad cultural sin perjuicio de sus vecinos. La cultura no es una actividad molesta aunque a alguno consiga ponerle nervioso. En Málaga, desde luego, no hay saturación –qué risa- de locales en el centro que oferten conciertos, con lo que este tipo de actuaciones municipales sólo se pueden calificar de sinsentidos.
2016 sí que sirvió para que la ciudadanía despertara a la inquietud cultural. Pero, desgraciadamente, parece que no tanto a nuestros representantes legítimos con obligación de promoverla.
Porque no
18
May
Verdades como puños, amigo
Lo has expuesto tan clarito como la realidad de esta ciudad que solo se preocupa de la imagen de cara al exterior. Si a los conciertos en el Centro, siempre que no se moleste a los vecinos.
Hola, Gaby, soy Jose, estoy totalmente de acuerdo con el artículo, en lo referente al teatro o el cine, nada mas que decir, respecto a los conciertos, que veo que hay alguno de una gran sala que intenta boicotear tu columna, no se trata de competir con la música en los polígonos, que son de grandes aforos, se trata de conseguir escenarios para shows de pequeño formato, que actualmente no existen en la ciudad. Hay muchos grupos con un público que no supera los 100 espectadores y son necesarias pequeñas salas de concierto en el centro para ello. Ojalá que den vía libre desde el ayuntamiento. Un abrazo y gracias por estar ahí, dando caña, como siempre
Pues de acuerdo en todo. El domingo hablamos en las urnas, nos toca.
Estimado Jose. No pertenezco a ninguna sala. Escribo particularmente con nombre y apellidos y con una dirección de correo a la podéis escribir: jmrodr1978@gmail.com.
El boicot se hace coartando la libertad de expresión y borrando los comentarios. Me gustaría saber que explicación da Gaby Benerosoa a las amenazas que hizo contra una sala de Málaga en la misma puerta amenazando con el cierre de dicha Sala.
Todos los espacios son válidos y útiles. Lo que denuncio es el doble rasero que utliza Beneroso. Ahora mola subirse al carro del apoyo a a la sala Velvet, pero hace no mucho quería cerrar otra sala en Málaga.
Espero no volver a ser censurado y conmino a cualquier a dirigirse a mi directamente a mi correo eléctronico.
Anda, Manolo, si te crees que el velvet le hace competencia a tu tapadera del polígono, apaga y vámonos. Lo que tienes que hacer es currártelo mejor y no terminar enfadado con todos los artistas y promotores que pasan por allí. Todos estábamos delante, así que no vengas a desviar la atención, y si te jode que consigamos licencias para abrir salas en el centro, lo siento por ti, como músico, estoy a favor, como cualquira que no defienda sus intereses sobre los de la comunidad. Este es espacio para debatir sobre el artículo, no para personalizar y desviar la atención. Allá tú y tus rabietas.
Amigo Paco Hendrix, no le sigas el rollo a Manolo, solo quiere desviar la atencion, porque lo que paso con Siniestro lo vimos todos. Aquí lo importante es no hacerle ni caso y permanecer unidos para conseguir los fines justos, que son mejorar esta ciudad con capacidad de crear pequeñas salas de iniciativa privada.
Hendrix, creo que no entiendes nada. No tengo nada que ver con la sala y no conozco personalmente a nadie de alli. De hecho solo he estado en un concierto en esa sala y vi lo que vi ya que la programación que hace no va con mi estilo. Decirte igualmente que conozco personalmente a Juan Diego, el dueño de la sala Velvet y estoy tan puteado como el resto. Lo que me jode y lo he dicho anteriormente es el doble rasero que hay en esta ciudad donde algunos bares denuncian a otros, etc.
Por cierto yo si firmo con nombre y apellidos y no detrás de un nick.
Lo de los cineclubs es un apartdao importante. Yo no sé para qué expropiaron el Albéniz, que al menos tenían la programación de la cinemateca. Ahora, se pone alguna peli en V.O pero a la hora de comparar, la programación ha empeorado. Es una pena lo que está pasando en Málaga con el cine, que se ha convertido en una retahila de películas con grandes efectos especiales. Sería necesaria una planificación para crear espacios donde podamos ver cine de autor. Es complicado, pero igual que se intenta que haya bibliotecas en cada barrio, se podían apoyar, dentro de las asociaciones vecinales o a partir de los distritos, que se crearan cineclubs, aunque fueran públicos y sin ánimo de lucro. Lugares donde echarse un rato y debatir viendo buenas películas
Luis, en algunas bibliotecas hay salas vacias, y llenas de sillas, proyectores, videos,dvds, fotocopiadoras, ordenadores, wifi, y de todo. En concreto las grandes (la de La Unión, la de Pedregalejo, La Palma, Nueva Málaga, Perchel…)son perfectas.
Digo esto porque en esas mismas salas, y sin graves problemas de molestias vecinales y demás, cabe la posibilidad de realizarse conciertos acústicos, pequeñas representaciones teatrales, peroformances, cabaré, monologos o lo que se tercie, por ejemplo, proyectar una de kim ki duk y dormirnos todos. Pues estoy seguro de que hay personas a las que les gustaría hacer todo eso en las bibliotecas (que ya son mediatecas y centros de ocio cultural gratuitos, o eso dicen) y no lo hacen.No van a la biblioteca y dicen : «Hola somos 50 ciudadanos y venimos a organizar un concierto que se va a dar aquí la semana que viene, por ejemplo, a ver, quien es el jefe?». Ya te digo, no lo entiendo. A mi también me gustaría ir, pero no puedo, ya trabajo allí.