Ayer me enteré de que uno de los patronos del Thyssen malagueño, entre otros méritos, había sido director del IVAM valenciano y del Centro de Arte Reina Sofía y que, en reconocimiento a su trayectoria, se le había concedido, además, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en el año 2007. Menuda sorpresa. Debió de ser mi desconfianza hacia el espectáculo que suele generar la política cultural malagueña, la que me hizo apartar la curiosidad de lo que se cocía. Supuse que se trataría de un nuevo espacio-cementerio para colocar a un político apartado de la política activa al que se le debiera –o regalase- un cargo. Y sospeché también que una baronesa a la que nuestro alcalde tuvo que convencer de que nos prestase sus cuadros, no se desentendería tan fácilmente de ellos como para dejar que gestionara su/nuestra pinacoteca cualquiera que no pudiera manejar a su antojo. Me equivoqué. Las cosas se habían hecho bien. De entre once candidatos, el patronato eligió a una directora de prestigio y el organigrama de ¿nuestro? Thyssen se había completado con una selección de postín. Y yo no me enteré. No lo aplaudí. Me arrepiento.
Ha sido ahora que leo “CRISIS” en todos los titulares de la prensa nacional al referirse al ¿museo?, cuando he descubierto que algo había cambiado, para bien, en nuestra ciudad. Tanto que, además de impolutos en su currículo, los mencionados, patrono y directora, resultaron ser honestos, al menos consigo mismos.
Han dimitido.
Qué espectáculo.
La baronesa, supuestamente, cambió de idea y esta vez fue ella la que convenció al alcalde –o eso parece- de que cambiase los estatutos y quitase a la directora la responsabilidad ejecutiva sobre la colección. Y volvimos a las andadas. Un político de la confianza del alcalde que sepa escuchar a la baronesa, como director ejecutivo –gerente- y otro museo made in Málaga. Habrá otro director artístico, claro. El segundo de la lista no creo. El número doce, que no se había presentado, casi seguro. Alguien que necesite el sueldo y que esté dispuesto a aceptar las condiciones que los méritos de los dimitidos no toleraron.
He leído que el alcalde compara lo que va a ocurrir en su/nuestro ¿museo? con lo que sucede en el Thyssen de Madrid o en otros grandes museos internacionales con una dirección “bicéfala” que distingue entre gerente y director artístico. Lo que no dice es en cuántos de estos de prestigio se contrató a un director ejecutivo y semanas después le fue comunicado un cambio de estatutos en el que sus funciones quedaban delimitadas por un gerente político nombrado a dedo y sin ninguna significación cultural. Y digo yo que entre tanto asesor ¿no tiene el alcalde a ninguno que le aconseje en materia cultural?
Pero dará igual. Porque el grave error que se vuelve a precipitar sobre la cultura malagueña, quedará en entredicho por el período electoralista en que vivimos. Porque la crítica se considerará una campaña de desprestigio hacia un partido político que se presenta a las elecciones y sus contrincantes abusarán de ella hasta desprestigiarla en su fundamento.
Y así nos fue. Y así nos va.
Lo de este museo es bastante vergonzoso
Es bastante vergonzoso que todavia no nos tengan a nosotros como agencia!!!!! =) Para gestionar su imagen y su comunicación de crisis!! 😉