Me cuesta imaginarlo. Llevo un rato pensando y sigo sin entender el proceso que ha podido llevar a alguien con el poder de decisión, a ejecutarlo para ubicar una nueva estatua de tres metros en el bulevar principal del Real de la Feria, en el Cortijo de Torres.
Una estatua que represente a un personaje que presida la avenida más ancha del ocio nocturno, festivo y alevoso de nuestros días grandes, debe de haber sido una decisión difícil, consensuada, entregada al debate en largas sesiones, digo yo.
¿Quién puede haber convencido a los próceres de Málaga de que el personaje representativo ideal para nuestra feria es el pulpo Paul? De verdad, me cuesta imaginarlo.
Puestos a ello, elucubro con la idea inicial del artista. Supongo que sería difícil explicarle primero a la propia pareja, si la tuviera, que se le había ocurrido erigirle una estatua al pulpo Paul para ponerla en el Real de la Feria. Supongo ese paso ya difícil, muy difícil. Que las circunstancias resultaran en que no desechase la genialidad en ese primer encuentro familiar, ya me resulta complicado de entender. Pero hay gente para todo. Pudo haber ocurrido.
Pero, el eslabón perdido, el paso que no logro imaginar es el que vino después. Una vez desarrollado el proyecto en papel, un pulpo Paul de tres metros para la feria de Málaga, debió de llegar el momento de la entrega a la autoridad competente como propuesta en firme. Me imagino risotadas, nunca un acuerdo, por más que me empeñe. Me cabe en Berlanga. Una peli de Berlanga podría girar en torno a la decisión municipal de un pueblo perdido y abandonado a su suerte, de homenajear a la selección campeona del mundial de fútbol a través de un pulpo vidente en sus fiestas mayores. Pero no es una peli de Berlanga, es verdad. Una ciudad perdida y abandonada a su suerte ha decidido poner al pulpo Paul abrazando, nada más y nada menos que la candidatura a capitalidad cultural europea de esa misma ciudad perdida y abandonada. Por si le da suerte. Que mucha falta debe de hacerle. Mucha, mucha.
El pulpo Paul abrazando a Valencia 2016, sería una falla condenada al fuego. El pulpo Paul abrazando a Cádiz 2016, sería un motivo de carnaval fácil para una chirigota gaditana mediocre. Pero el pulpo Paul abrazando a Málaga 2016 en la feria, ¿qué es? ¿Un chiste? ¿Es que somos muy graciosos y tenemos que demostrarlo? ¿Por cuántas cabezas pensantes pudo pasar una idea así para llevarse finalmente a cabo? Yo, dándole vueltas, creo que sólo por una. A alguien que muy poco tiene que ver con el arte, se le ocurrió el chiste en el Ayuntamiento y como le rieron la gracia y tenía el poder de decidir, se lo encargó directamente a algún artista con necesidad de comer tres veces al día. Y ahí está. Sí, ahí estará para mayor vergüenza del pobre malagueño. Para mayor vergüenza –ajena en este caso- del comité de selección de las candidaturas a la capitalidad. Esa es la nueva imagen de la mejor feria del Sur de Europa. Un pulpo sin freír, vidente y gracioso que puede darnos la suerte que no nos merecemos. ¿Dónde están los consejeros que tanto gustan a nuestro alcalde? Supongo que en huelga de consejos caídos por la rebaja en sus sueldos de multimillonarios a multimillonarios menos mil o dos mil euros al que se han visto sometidos por la crisis que ni les va ni les viene. Como pille al pulpo, me lo frío y me lo como.
Al principio creí que era una broma de mal gusto, de algún enemigo a que Malaga sea ciudad cultural europea para 2016. Ahora veo que es verdad. Que el «pulpo» preside este año la feria de Málaga. Desde el ayuntamiento,nadie quiere ahora asumir la responsabilidad de la decisión, pero ésta asiempre será del alcalde.
Mezclar la Ciudad Cultural2016 con esta broma de mal gusto, cutre y ortera, para lo único que puede servir es para que nos tomen por una ciudad chabacana.
Espero que los Patronos de la Fundación, su Presidente, El Consejo Asesor,etc. puedan todavía quitar ese espantajo de mal gusto, o al menos pronunciarse sobre ello. Lo esperamos.
«… para que nos tomen por una ciudad chabacana». Justo lo que somos, de momento. Un saludo