Izquierda Unida ha presentado una moción en el Ayuntamiento en la que denuncia el mal estado del carril bici en Málaga. Que se hable del mal estado de algo que no existe me da paso a pensar en el de mi chalet a puntapié de playa al que mi imaginación tanto descuida. Porque el que tiene algunos tramos inconexos de algo que presuntamente podría servir para que por él circularan bicis, ni tiene un carril bici, ni tiene un mal estado, como mucho, las ganas y puede que un tío en América.
Por la noticia que he leído en el diario “La Opinión de Málaga” he descubierto que en nuestra ciudad se lloran menos de ocho kilómetros de vías para ciclistas, aunque se presume de los potenciales cuarenta que algún día alguien hará.
En julio del año pasado el concejal de Movilidad del Ayuntamiento, Juan Ramón Casero, profetizó que el casco urbano de Málaga estaría conectado con un carril bici de casi cuarenta kilómetros y explicó que en ese momento se encontraban en obras cuatro de los cinco carriles que se habían previsto para facilitar el uso de la bicicleta como un modo de transporte, «más allá de su uso para hacer deporte o dar un paseo de forma lúdica», pues el quinto, el que discurriría por el Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso estaba «detenido» a consecuencia de la elevada afluencia de ciudadanos que se producía en la zona durante los meses de verano. Y aquel verano no acabó nunca, a tenor de los datos que ofrece Izquierda Unida en su moción en relación al Carril-Bici Protegido en el Paseo Marítimo Antonio Machado, al que considera que “se ha realizado con idea de un uso lúdico, no como una vía de comunicación” pues serpentea en exceso, exactamente, lo contrario a lo anunciado por el concejal en su día.
En aquella comparecencia, el señor Casero alardeó de que desde el Ayuntamiento se estaban estudiando nuevas conexiones, como la que uniría la barriada de Churriana con la playa, en «respuesta a una demanda bastante fuerte de los vecinos de la zona». Los mismos vecinos que sólo pueden llegar al Centro por carretera, pues ni siquiera existen aceras que les permitan hacer esos siete kilómetros no digo ya en bici, ni paseando.
Casero reclamó en aquella ocasión un mayor esfuerzo a todas las instituciones para fomentar la «cultura del uso de la bicicleta como un medio de transporte» y llegar a niveles de países como Holanda o Dinamarca. Ni me río. Si bien es cierto que el ciudadano malagueño no posee esa concienciación cívica medioambiental que existe en aquellos países, no me cabe duda de que podría adquirirla con unos mínimos condicionantes. Pero ¿y nuestros políticos? No, ni daneses ni holandeses, que va. De Málaga. Regalando carriles bici.
Málaga está en la cola del pelotón de las grandes ciudades en este tema. Los datos del 2008 indicaban que en Madrid había 102 kilómetros de viales específicos para bicis en servicio, en Barcelona, 96, en Vitoria, 78, en Sevilla, 75, en Valencia, 62 kilómetros. Y en Málaga, 7. Pero es que en Albacete, 32, en Bilbao o San Sebastián, 30, en Logroño 24, en Zaragoza, 20. Y en Córdoba, 35.
En Málaga, la temperatura media es de 18 grados y sólo llueve cuarenta días al año. Uno por kilómetro corto prometido. Pero ay, nuestros gobiernos locales no lo forman ni daneses ni holandeses.
Afortunadamente.