El verano es poco proclive a que ocurran hechos trascendentales. Salud, dinero y amor se deterioran en la época estival y se retocan en otoño como en una cuaresma civil. Agosto es como el carnaval de la vida excesiva. Por ejemplo, todo lo que has adelgazado en primavera –poco-, lo recuperas con el bañador puesto, sin tiempo de bebidas modernas que te cuiden el colesterol, los amores de verano se llaman así por lo efímero y si soportan el otoño, dejan de serlo y, en cuanto al dinero, mejor corremos un tupido velo.
Si en la vida, el verano es poco trascendente, más aún en la noticia. Sin embargo, a uno, que le gusta criticar, esta época de incendios de veinte minutos en el telediario y de avances contra el cáncer o robóticos para los otros diez, nos sirve para analizar las tendencias. Una persona observadora y activa, en las de moda y otra más aburrida y perezosa de calor, como yo, en las de las matemáticas de la política económica con las que la prensa rellena sus páginas.
Es la mejor época para los estudios científicos, sin duda, porque en otro momento, sus resultados, no se leen, si se publican. Sin embargo, si tienes la costumbre de ojear el periódico en la sobremesa, antes del documental de la siesta, no te cabe más opción que seguir en tus trece y conformarte con leer los titulares que te quedan o, si no, comerte una sandía.
Pero este verano es distinto en un hecho fundamental, debido a la crisis que nadie sabe si viene o va, o si, -ay, qué miedo-, ha decidido quedarse. Y esta especialidad consiste en que hay tendencias para todos los gustos.
Si te gustan los gobernantes actuales, puedes calmar tu ideología con los estudios que señalan que la crisis beneficia al turismo en Andalucía porque viajar aquí es más barato y contrastar su veracidad con un resultado de visitantes muy parecido al del pasado año. Pero si no te gustan tanto, eres libre de rezar y echarte las manos a la cabeza leyendo ese otro estudio de tendencias económicas que señala que la hostelería malagueña ha perdido un tercio de sus ventas en dos años.
Otro ejemplo que avala el desconcierto de las tendencias es el que se refiere al de creación de empresas. Un estudio señala que Málaga es la provincia andaluza donde más sociedades mercantiles se constituyeron en junio, en concreto un 31,6% del total de Andalucía. Aunque, si se tiene en cuenta una visión global en el último año, desde mediados de 2008 a junio de 2009, casi 2.000 empresas se han disuelto, extinguido o han solicitado el concurso voluntario de acreedores en la provincia de Málaga.
¿Tiende a cero o a infinito? Supongo, que todo depende del cristal con que se mire. Lo que está claro es que este cristal no es transparente. ¿Blanco o negro? Siento no tener ni idea.
Mientras tanto, nuestro gobierno municipal ha puesto en marcha una guía social en internet y va a repartir 20.000 ceniceros en las playas de Málaga. De la guía social para desamparados a la playa a fumarme un cigarrillo. No digo nada pero pienso muchas cosas. Debo de ser hipocondríaco.